Una vida de aventuras es la de Daniel Grinbank. Viviendo detrás de las luces de los espectáculos el productor de grandes shows cuenta las anécdotas más importantes de su vida en “Te amo, te odio, dame más”. A los 18 años tuvo su primer programa de radio en Del Pueblo. Y con el tiempo, compró la emisora que se convirtió en Radio Buenos Aires y su FM se transformó en la Rock & Pop .Pero junto a eso se encuentran, el rock, Serú Girán, los Rolling Stones, los musicales de Disney, el fenómeno Violetta y los negocios en el fútbol en Argentina y España.
De su libro se destaca, entre muchas, una anécdota sobre la elección de México como sede del mundial 1986. La imagen de cómo es el funcionamiento político del fútbol en las altas esferas internacionales (que viene de primera mano). Aquí, el extracto del libro.
“Ya sin Colombia como posible sede del Mundial 86, las opciones en el horizonte eran Canadá, Estados Unidos y México. La noche anterior a la votación, Cañedo padre le dijo a Havelange “estamos muertos”, porque veía que Estados Unidos tenía prioridad por cuestiones políticas que excedían a los intereses del fútbol. Era una decisión y un desafío de Estado. “Quedate tranquilo, vos déjamelo a mí”, le dijo Havelange. Estados Unidos había nombrado a Henry Kissinger para negociar la designación como sede para su país.
A la mañana del día siguiente, una vez reunido el comité internacional, Havelange explicaba: “Hoy tenemos que trabajar tres ítems. El primero, es un informe con dictamen de cada uno de los tres países candidatos a sede realizado por una comisión fiscalizadora. El segundo, es la elección de la sede. El tercer punto a tratar es definir dónde se llevará a cabo el mundial juvenil”. Entonces, Havelange le habló al auditorio, que tenía representantes de alrededor de cien países –aclaremos que la FIFA tiene más países representados que las Naciones Unidas–.
Preguntó primero si todos habían leído el informe preparado por la comisión especial. Ese informe decía que Canadá y Estados Unidos tenían muy buenos estadios, hotelería y freeway pero no mucho “calor popular”. Y que en cambio México tenía como fuerte en su informe las condiciones que posibilitaron que el Mundial de 1970 se haya hecho en ese país catorce años antes. Luego de que todos respondieron que habían leído el informe, preguntó si alguno tenía reparos u observaciones sobre lo que había leído. Al ver que nadie objetaba, volvió a preguntar lo mismo. Como nadie dijo nada, Havelange consideró que el informe estaba aprobado. Y que al estar aprobado, se determinaba que México reunía las mejores condiciones para llevar a cabo el Mundial 86, sin llevarlo a votación.
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Los representantes comenzaron a mirarse, sorprendidos, hasta que un africano reclamó que estaban ahí para votar por algunas de las tres opciones.
Havelange, enojado, golpeó la mesa aseverando que cuando antes había preguntado si alguno tenía objeciones sobre el informe, nadie había dicho nada, así que como el relevamiento dejaba claro que México tenía una mejor evaluación, el Mundial se iba a realizar en ese país. “Hubiera hablado en su momento, señor, ahora pasamos al punto siguiente”, dijo, refiriéndose a la sede del mundial juvenil, y continuó con cara de póker. En la sala hubo un silencio sepulcral. Después de la reunión, Cañedo festejó la manipulación hecha por Havelange para que México volviera a ser sede. Esa misma noche, mientras cenaban, Kissinger le dijo a Havelange: “yo manejé la política internacional de Estados Unidos durante muchos años, incluida la Guerra de los Seis Días entre los israelíes y los árabes. Hoy cometí errores muy graves que un diplomático de mi nivel no puede permitirse. Pero aprendí una lección: debería haber consultado con usted previamente para que tuviera en consideración que los Estados Unidos fueran sede. Entonces, quiero comunicarle en este momento la intención de que el próximo Mundial que se realice en el continente pueda ser en mi país, y también manifestarle la posibilidad de nombrar al señor Cañedo como asesor personal de la Federación de Fútbol norteamericana para organizar dicho mundial”.
Obvio, más que agrandado, Havelange le dijo que no iba a haber problema, que se quedara tranquilo, que así sería. Y así fue: ocho años después, en el 94, se realizó el Mundial en los Estados Unidos. Cuando el hijo de Cañedo me contó esta historia, yo también aprendí algo muy importante. Me di cuenta de que el fútbol tiene una política y códigos –y mafias, claro– totalmente particulares. De más está decir que toda esa información me valió oro años más tarde, cuando incursioné en el mundo del fútbol y conocí en persona a Don Julio Grondona”.
NC CP