Parte 1, Un "Muñeco" absurdamente caro
El exitismo es el cáliz envenenado del fútbol. Por la Supercopa Argentina, River Plate golea 5 a 0 a Racing Club y casi inmediatamente, como un desprendimiento del Acto I Escena VII de Macbeth, escrita por William Shakespeare, me llega veinte veces una misma e irónica pregunta, no de Shakespeare, claro, sino de amigos y enemigos, todos riverplatenses. Cuestionan si sigo pensando que Marcelo Gallardo es caro, tal como escribí en la sexta entrega de esta serie.
Dije entonces que pagarle cuatro millones de dólares anuales al entrenador de River, en esta devastada Argentina y en un club que debe más que todos los restantes sumados, es una acentuada contribución al fin del fútbol profesional... Y por eso estamos como estamos. Por los millones que no se tienen y se obsequian, y porque un resultado puede cambiarlo todo, para bien o para mal.
No responderé diciendo que es caro porque no consigue siquiera ganarle a Argentinos Juniors en su renovado ‘Monumental’, sería tan exitista como ellos. Diré otras cosas. Por ejemplo, que cuando el presidente de River, Rodolfo D'Onofrio, le firma ese inconveniente contrato a Gallardo y dice que el entrenador es como el CEO de una empresa, no lo hace para premiarlo al DT sino para salvarse él y guarecer a su endeudada comisión directiva.
Manteniéndolo, nos induce a todos a mirar hacia otro lado, el de su interés. Deja feliz a la prensa que quiere a los ‘Grandes’ ganando hasta empalagar, aunque eso perjudique la salud financiera de las instituciones, y le dibuja una carcajada a los hinchas que no le importa de verdad su club, sino el resultado del domingo, único día en el que su maltratada vida puede tener una alegría, momento en el que mezclan cerveza y afonía con triunfalismo y marketing, en el cáliz envenenado que beben, gol a gol, hasta emborracharse de tóxicos 5 a 0.
Cuando D'Onofrio le firma ese inconveniente contrato a Gallardo y dice que el entrenador es como el CEO de una empresa, no lo hace para premiarlo al DT sino para salvarse él y guarecer a su endeudada comisión directiva.
Marcelo Gallardo, probablemente, es el mejor técnico de este horrible momento del fútbol argentino, si es que hay mejores técnicos que otros, algo difícil de medir porque algunos –como él– disponen de muchos recursos y otros no tienen ninguno. El sistema es groseramente perverso: a los entrenadores que más se les paga, más cracks y súper-astros se les da para que cada vez ganen más. No solo aquí, sucede con Guardiola, Mouriño, Zidane, todos. Debiese ser al revés. Si en el plantel tienen a Lionel Messi, debería rebajársele un 20% su sueldo y sus premios, si le agregan Iniesta y Xavi, otro 20% y así sucesivamente. Hay que pagarle mucho a quienes solo disponen de jugadores mediocres, porque esos sí deberán hacer de tripas corazón...
Más allá de que a veces el mismo Gallardo pone en duda sus virtudes cuando, por ejemplo, quien instruye al jugador que ingresa en un cambio es su asistente, Matías Biscay, evaluémoslo por sus conquistas y no conquistas. Analicemos, primeramente, uno a uno sus blasones y a quién venció y cómo, sin los fuegos artificiales del show... Por lo pronto, a sus títulos internacionales, en tiempos de fútbol más serio y con menos marketing, nunca los hubiese conseguido porque, para participar de la Copa Libertadores, necesitaba ser campeón en su país, cosa que nunca fue. Gallardo, entrando por la ventana, sin jamás ganar campeonatos en la Argentina sumó dos Libertadores; pero eso no es pecado del pequeño ‘Napoléon’ sino de los frankestenianos formatos que instrumentan las gananciosas y destructivas Confederaciones.
Se puede comenzar por las Copas que ofrecen mucha gloria y piden poco esfuerzo, las de un solo partido o un solo rival a vencer, competencias que son su marca registrada y parte del alardeado motivo que lo llevó a recibir cuatro (4) millones de dólares anuales. A saber:
- Copa Suruga Bank 2015: un solo partido, ante un único y frágil rival (Gamba Osaka, de Japón).
- Recopa Sudamericana 2015: un rival, dos partidos (San Lorenzo de Almagro).
- Recopa Sudamericana 2016: un rival, dos partidos (Independiente Santa Fe, de Colombia).
- Supercopa Argentina 2017: un solo partido, un único rival (Boca Juniors).
- Recopa Sudamericana 2019: un rival, para el que necesitó de tres partidos (Atlético Paranaense de Brasil).
- Supercopa Argentina 2019: un solo partido, un único rival (Racing Club).
Sumando esos seis títulos apenas jugó lo mismo que se juega en una sola Copa Sudamericana. Es decir que la mitad de la estruendosa cosecha de 12 copas fue fácil y sin sudar, y aunque en por lo menos tres ocasiones tuvo adversarios más bravos, en la mayoría de ellas no necesitó siquiera encarar una revancha. Más, antes de juzgar parcialmente al director técnico, revisemos sus otros seis logros. Véase muy particularmente el nivel de los adversarios que enfrentó en la mitad de esos restantes títulos, los obtenidos en lides criollas:
- Copa Argentina 2015/16: seis rivales, sin partido revancha, en campo neutral, todos ellos de menor rango y ningún ‘Grande’ (Sportivo Rivadavia de Venado Tuerto, Estudiantes de San Luis, Arsenal de Sarandi, Unión de Santa Fe, Gimnasia y Esgrima La Plata y Rosario Central).
- Copa Argentina 2016/17: seis rivales, también sin revanchas, en estadios neutrales, todos ellos de menor rango y ningún ‘Grande’ (Atlas de Gral. Rodríguez, Instituto de Córdoba, Defensa y Justicia, Atlanta, Deportivo Morón y Atlético Tucumán).
- Copa Argentina 2017/18: seis rivales, igualmente sin partido revancha, en cancha neutral, todos de rango inferior y ningún ‘Grande’ (Argentino de Merlo, Gimnasia y Esgrima de Mendoza, Godoy Cruz de Mendoza, Almagro, Estudiantes de Caseros y Central Córdoba de Santiago del Estero)
En estas tres conquistas nunca jugó de visitante y jamás enfrentó a Boca Juniors, ni a San Lorenzo, Racing o Independiente y ni siquiera a Vélez Sarsfield o a los equipos rosarinos Rosario Central y Newell's Old Boys. No parecen triunfos equivalentes a los largos campeonatos que se jugaban otrora, todos contra todos, a dos ruedas, yendo a canchas difíciles, sufriendo a lo largo de la campaña lesiones, expulsiones y todos los avatares de estas competiciones ‘dignas de gente grande’. A esta altura, sin menospreciar adversarios, ni anclarnos en formatos o facilidades que los demás clubes también tuvieron y no aprovecharon, ya se suman nueve (9) de las doce (12) famosas conquistas del abarcador ‘Mar-y-cielo’ Gallardo. Quedan otras tres Copas, que son las que de mayor valor y las únicas difíciles:
- Copa Sudamericana 2014, eliminó a seis rivales, uno solo ‘Grande’ pero ningún uruguayo y ningún brasileño (Godoy Cruz, Emelec de Ecuador, Libertad de Paraguay, Estudiantes de La Plata, Boca Juniors y Atlético Nacional de Colombia).
- Copa Libertadores 2015: siete rivales, con tropiezos, pero meritorio al fin (Juan Aurich de Chiclayo, Perú, San José de Oruro, Bolivia y Tigres de México, en el Grupo, donde clasificó segundo, con la mitad de los puntos del equipo azteca... Luego derrotó a Boca Juniors, Cruzeiro de Brasil, Libertad de Paraguay y otra vez a Tigres de México, que, entre comillas, ‘jugaba por los porotos’ porque era invitado y no podía participar de la final mundial).
- Copa Libertadores 2018: siete rivales, tal vez el título más valioso (Independiente Santa Fe de Colombia, Flamengo de Brasil y Emelec de Ecuador, en la fase de Grupos donde quedó líder... Luego Racing e Independiente de Avellaneda, Gremio de Porto Alegre, Brasil, al que solo eliminó por diferencia de goles, y Boca, en aquel tiempo suplementario de Madrid).
No está mal pero tampoco es un manantial de conquistas duras y complejas; excepto las dos Copas Libertadores y un poco la Sudamericana, el resto no es para rasgarse las vestiduras ni por ello considerarlo el ‘vencedor del milenio’. Porque, además, los técnicos no pueden medirse solo por lo que logran, también por aquello que pierden. Y junto a estos títulos fast win, con los mismos y mejores jugadores del subcontinente, solo en Copas, acumuló 14 fracasos, caídas que le valieron otras tantas eliminaciones. No fue una vez o dos que le bajaron el copete, fueron 14 veces. Catorce de 26 son las Copas en donde la frustración desbordó en River de la mano del ‘Muñeco’. Son 14 las mancadas que los tendenciosos biógrafos de la realidad omiten contabilizar. Estas que el archivo rescata:
Copa Argentina 2013/14, lo eliminó Rosario Central, en Octavos de Final, luego de jugar tres partidos con tres rivales muy inferiores y no ganar ningún partido.
- Supercopa Argentina 2014, lo eliminó Huracán, en cotejo único.
- Copa Argentina 2014/15, lo eliminó Rosario Central, por segunda vez, en match único y muy temprano, en Dieciseisavos de Final.
- Copa Sudamericana 2015, lo eliminó Huracán, por segunda vez, en partido único de Semifinales.
- Mundial de Clubes 2015, lo eliminó Barcelona de España, en la Final.
- Supercopa Argentina 2016, lo eliminó Lanús, en partido único, con contundente 3 a 0.
- Libertadores 2016, lo eliminó Independiente del Valle, de Sangolqui, Ecuador, en Octavos de Final.
- Libertadores 2017, lo eliminó Lanús, otra vez, ahora en Semifinales.
- Mundial de Clubes 2018, lo eliminó Al-Ain de Emiratos Árabes, en humillante Semifinal.
- Copa Argentina 2018/19, lo eliminó Gimnasia y Esgrima La Plata, en partido único de Semifinales.
- Libertadores 2019, lo eliminó Flamengo de Rio de Janeiro, en Lima, en la primera Final Única de esta copa.
- Copa de la Superliga 2019, lo eliminó Atlético de Tucumán, con contundente 3 a 0 en Cuartos de Final.
- Copa Diego Maradona 2020, lo eliminó Boca, por un punto de diferencia en la Zona ‘A’.
- Libertadores 2020, lo eliminó Palmeiras, de San Pablo, Brasil, incluyendo un 3 a 0 en el ‘Monumental’, en Semifinales.
Eso en cuanto a las veneradas Copas, disputas donde perdió más de las que obtuvo: 12 buenas y 14 malas. No es invencible ni ‘gana todas’, como intentan justificarlo aquellos que no quieren ni oír que es incapaz de vencer un campeonato argentino. Asimismo, cabe resaltar que en las dos Copas más difíciles que disputó, las del Mundo interclubes, volvió con las manos vacías. Y debe insistirse que en varias de las otras perdidas, sus verdugos no fueron el Real Madrid, ni alguno de los dos Manchester o el Bayern Múnich, se fue antes de tiempo frente a equipos que no podían hacerle sombra, cuyos planteles quizá no cobren lo que a él solito le deposita River en la cuenta bancaria.
Pero no está allí el principal desmérito que le impide, de verdad, ser el mayor ganador de la historia de River, como se verá en la PARTE II de esta entrega. Ese déficit, notorio y flagelante, lo constituyen los siete (7) campeonatos de Primera División que jugó y perdió, sin ganar ninguno, ni uno solo, alcanzando posiciones muy retrasadas en varios de ellos, indignas de su pompa, de su contrato y del fútbol que practica su equipo, el que más nos entretiene a todos. Pues, si las victorias coperas lo amparan, los torneos locales lo dejan a la intemperie. En tres fue vice, en otros tres fue un desastre y en uno quedó en el cuarto puesto. No parecen campañas propias de River, casi todas alineadas atrás de Boca, algo imperdonable para otros entrenadores que pasaron por Núñez; campañas con más cara de cuadro chico que de ‘Millonarios’. Esto es Gallardo, a la ‘hora de los bifes’ en 1ª ‘A’:
- 1ª División 2014, SEGUNDO, 2 pts. atrás de Racing.
- 1ª División 2015, NOVENO, 15 pts. atrás de Boca.
- 1ª División 2016, NOVENO en la Zona ‘A’, 16 puntos atrás de San Lorenzo, club que perdió la Final con Lanús. Fue la peor performance del River de ‘Napoleón’.
- 1ª División 2016/17, SEGUNDO, 7 pts. atrás de Boca.
- 1ª División 2017/18, OCTAVO, 13 pts. atrás de Boca.
- 1ª División 2018/19, CUARTO, 12 pts. atrás de Racing.
- 1ª División 2019/20, SEGUNDO, 1 pt. atrás de Boca.
Quien registra este historial 100% negativo en la competición más importante de todas las que se juegan en el país, no puede solo vanagloriarse de sus victorias. Así, más que por sus pergaminos, si se lo quiere exaltar, merece resaltarse que en las derrotas nunca traicionó su estilo de juego y que prioriza a los jugadores con buen pie por sobre los corredores. Por eso vale, pero vale como cualquier otro que busque la victoria sin adormecer de tedio al espectador y acepte un contrato equivalente a 50 mil dólares mensuales, 650 mil al año con aguinaldo incluido.
Quien registra este historial 100% negativo en la competición más importante de todas las que se juegan en el país, no puede solo vanagloriarse de sus victorias.
Más, no es su culpa que a él le paguen lo que pide y que hinchas de su club y periodistas amigos lo elogien desmedidamente como ocurre. Él solo agradece y hace lo suyo, aunque nada de eso responde la pregunta inicial. ¿Gallardo es caro para River después de haberle ganado a Racing 5 a 0? ¿Cuatro millones anuales son demasiados e inmerecidos para quien conquistó su decimosegunda copa? Respuesta para aquellos que beben del cáliz envenenado de exitismo momentáneo: Sí, Gallardo es caro, muy caro, carísimo, está sobrevaluado y su contrato con River es desproporcional a la realidad del país, del club y del poco motivante fútbol actual.
Su desmesura la demuestra el premio recibido por River tras la conquista de la Supercopa Argentina: nueve (9) millones de pesos, que de acuerdo al conversor Valutafx, equivalen a 105 mil dólares. Considerando que Gallardo gana, libres de impuestos, cuatro (4) millones de dólares anuales, significa que ese premio solamente pagó una semana del ‘Muñeco’, porque él no abonará los tributos que el Estado exige, pero el club tiene que pagárselos a AFIP.
Entre River y Gallardo, no se reflexiona sobre el demencial vínculo que han establecido club y técnico, con el fin de esconder una deuda impropia de la realidad.
Palmeiras, el mismo equipo que vapuleó a River en el Monumental, en la última Libertadores, acaba de ganar la Copa de Brasil y su entrenador portugués, Abel Ferreira, como se dijo en la sexta entrega, es el segundo mejor pago en Sudamérica, gana 500 mil dólares menos que Gallardo (tres millones y medio de ‘verdes’ americanos por año, incluyendo premios; no lo sé en el caso del DT de River: creo que no, que se pagan aparte). Pero el premio que Palmeiras recibió por conquistar la Copa de Brasil fue de 1.100.000 dólares –diez veces más que el cooptado por los ‘Millonarios’ en la Supercopa–, con lo que paga un tercio de aquello que embolsa su DT, no solo diez días...
Si aun conociéndose los números de la relación premio-salario, entre River y Gallardo, no se reflexiona sobre el demencial vínculo que han establecido club y técnico, con el fin de esconder una deuda impropia de la realidad y satisfacer a una hinchada que no consigue ver dos dedos más allá de sus narices, engañada por resultados que parecen plantados por las brujas que iludieron a Macbeth, entonces el fútbol –de verdad– no tiene salvación y la cosa está peor de lo que parece. Y supongo que lo está... Los pedagogos del mal triunfaron; también aquí.
Parte 2, Gallardo no es el técnico N° 1
Ante todo, recuerdo a los obnubilados e incondicionales amantes del entrenador, que en 1962, sin Gallardo, con Néstor ‘Pipo’ Rossi de entrenador, River le hizo 6 a 2 a un Racing infinitamente mejor que el actual, que por coincidencia también venía de ser campeón y tenía a Federico Sacchi, el ‘Marqués’ Sosa, el ‘Loco’ Omar Corbatta y la ‘Bruja’ Belén en cancha. Así como le metió 5 a 0 con la dirección técnica de don Renato Cesarini, en 1943, cuando, tal vez, ni el papá de Gallardo había nacido. Y lo humilló con siete tantos en un partido de ascenso cuando el fútbol recién comenzaba. River goleó muchas, pero muchas otras veces a la ‘Academia’, no solo las mencionadas, del mismo modo que Racing goleó algunas veces a los ‘Millonarios’.
No es un técnico, ni un jugador, ni siquiera un equipo lo que importa. Mucho menos el resultado de una noche de verano. Es el club. Es la institución que los potencia a todos y los trasciende. El gallardete de River y su salud institucional son infinitamente más valiosos que los ocasionales resultados de cualquier ‘Muñeco’ de torta o cancha. Los Gallardo son tan pasajeros como el gorrión que... uy, ya voló, se fue... River es mil veces más grande, vencedor e importante que nombres iguales o superiores al del actual técnico, como lo fueron Minella, Labruna y el propio Ramón Díaz. Todos ellos mayores que el inflado ‘Muñeco’, como se demuestra aquí y tal como lo calificó un par de semanas atrás el ex lateral izquierdo de Boca, Enrique Hrabina.
River es mil veces más grande, vencedor e importante que nombres iguales o superiores al del actual técnico
¿Pueden sus conquistas de ‘toco y me voy’ o fast win, que se vieron antes, como la Copa Suruga Bank, compararse a los campeonatos de treinta y pico fechas que ganaban Minella y Labruna, Hirschl o Cesarini? ¡No!... Claro que no. Además, como se revisó en la PARTE I, Gallardo perdió más Copas de aquellas que ganó y algunas de esas derrotas fueron vergonzosas, pero la prensa cómplice del éxito vendedor, no las recuerda, las ignora, agrediendo así a la memoria de entrenadores que de verdad hicieron grande al River que hoy disfruta Gallardo (no solo Minella, Labruna, y Ramón Díaz, también Hirschl y Cesarini...).
Los jóvenes comunicadores, que no los vieron jugar ni dirigir a los citados ídolos y no leen historia o padecen amnesia retrógrada (falta de memoria antigua), también parecen sufrir de una parcial y acomodaticia amnesia anterógrada (de corto plazo), porque evitan recordar que al River de Gallardo, en estas Copas recientes, Lanús lo despachó con paseó en dos ocasiones. La misma cantidad de derrotas que le infligieron Rosario Central y Huracán, para también eliminarlo dos veces cada uno. Así como olvidan decir que lo sacó de una Libertadores el entonces ignoto y limitado Independiente del Valle o que fue humillado por un club de Arabia Saudita en el mayor torneo internacional existente.
Gallardo perdió más Copas de aquellas que ganó y algunas de esas derrotas fueron vergonzosas.
Parece mejor y más rentable gritar que Gallardo es el mejor de todos y vender posters a quienes consumen el cáliz envenenado. Pero quien fue eliminado el 65% de las veces que disputó (Copas más campeonatos), no puede ser consagrado en la cima de la historia riverplatense, como se intenta colocarlo en estos confusos tiempos modernos. ¿Cómo puede ser el mayor ganador quien nunca ganó un único campeonato de Primera? Parece un chiste. Alguien con un récord de efectividad menor al 63% en los 322 partidos que jugó con su Súper River, en estos siete años, no es tan magistral como dicen. Ser bueno y vencedor es una cosa. Ser el Nº 1 de la historia, otra muy distinta.
Gallardo no deja de merecer el aplauso, entiéndase bien, pero no puede ser comparado a Ramón Díaz, que ganó cinco (5) campeonatos de Primera División (dos Apertura, dos Clausura y un Torneo Final), títulos que no se conseguían en un solo cotejo y ante un único rival, como fueron la mitad de los trofeos conquistados por el ‘Muñeco’. Ramón Díaz también obtuvo una (1) Copa Campeonato, además de dos coronaciones internacionales, una (1) Libertadores de América y una (1) Supercopa Sudamericana. Eso dirigiendo a River, más un título de Primera ‘A’ con San Lorenzo de Almagro y, fronteras afuera, dos Ligas y una Copa del Rey, en Arabia Saudita, con el club Al-Hilal de ese país.
Las conquistas de Gallardo tampoco empardan a las de Ángel Amadeo Labruna, quién conquistó siete (7) torneos largos con River (cuatro Metropolitanos y dos Nacionales) y otro Nacional más con Rosario Central. ‘El Feo’ también suma un título cordobés con Talleres de esa provincia, que podría equivalerse al que Gallardo logró en Uruguay con Nacional de Montevideo, aunque dirigir a Peñarol o Nacional es tener medio título oriental ganado de antemano (club con el que perdió rápido las Copas Sudamericana y Libertadores que disputó en 2011 y 2012, respectivamente...). Labruna no venció ninguna Libertadores, es cierto, pero fue finalista y en su tiempo eran competencias más bravas y donde solamente participaban campeones y subcampeones, es decir los dos equipos más poderosos de cada país, nada de cuarto o quinto clasificado.
Y, por fin, se debe coincidir en que los ocho títulos que le dio a River Plate el marplatense José María Minella, de los cuales seis (6) fueron extensos campeonatos de Primera División –cinco de seis y tres de ellos consecutivos–, más una (1) Copa Ibarguren, son más relevantes que las victorias de Gallardo. Porque fueron todos certámenes de larga duración, con partido y revancha, jugando en todos los estadios y contra todos los adversarios. Además, de ganar una (1) Copa internacional, también dirigiendo a River, como todo lo anterior, y más tarde conquistar una fantástica Copa de las Naciones, con la Selección Argentina, en Brasil...
Gallardo no deja de merecer el aplauso, entiéndase bien, pero no puede ser comparado a Ramón Díaz, Labruna o Minella.
Algo importante de destacar, común a estos entrenadores, es que en River, los tres, Díaz, Labruna y Minella, proporcionalmente perdieron menos títulos que Gallardo. Y si no dieron vueltas olímpicas en Copas Sudamericanas, Recopas, Surugas y Supercopas o en la Copa Argentina, fue simplemente porque ellas no se disputaban en sus tiempos, especialmente en los de Minella y Labruna. Por ahora, no hay como comparar el actual DT de los de Núñez a estos tres gigantes que, también como jugadores, todos ellos, construyeron una historia ‘Millonaria’ superior a la de Gallardo. La construyeron sin enfrentar a equipos amateurs de pueblos del interior, cuadros del empobrecido ascenso o rivales foráneos de los que nunca antes se había oído hablar.
Por último, ellos tres no son los únicos en entrar en la porfía, porque si bien se colgaron alguna medalla menos en el cuello, a la hora de títulos cosechados, hay otros dos técnicos que superan a todos los demás en partidos ganados y records en 1ª ‘A’, entre vencedores con alrededor de 150 partidos dirigidos: Renato Cesarini y Emérico Hirschl, dos colosos de la historia ‘Millonaria’. ‘El Tano’, conquistó seis (6) títulos entrenando a los ‘Millonarios’; dos (2) campeonatos largos de Primera División, dos (2) Copas Ibarguren, una (1) Copa Escobar y una (1) Copa Aldao, esta última internacional, con River. Eso era todo lo que se jugaba entonces, pero si se tiene en cuenta que como técnico logró dos campeonatos en el entonces calificado Calcio y una Copa Italia, todos con la Juventus de Turín, no hay dudas de que el ‘Tano’ por lo menos fue igual de vencedor que el actual Gallardo...
En River, Díaz, Labruna y Minella, proporcionalmente perdieron menos títulos que Gallardo
Tanto como lo fue el húngaro Emérico Hirschl, si es que no lo fue más, porque si bien le faltaron dos cotejos para llegar a los 150 en la dirección técnica riverplatense, dejó su marca a fuego y para muchos sigue siendo el mejor de todos. Hirschl, que antes de entrenar a los ‘Millonarios’ no le dio un título al ‘Expreso’ de Gimnasia y Esgrima, en 1933, solo porque lo ‘robaron’, quedó en la historia por dirigir el primer encuentro de River en el Monumental. Ganó seis (6) títulos con los cracks de la ‘Banda Roja’: cuatro (4) campeonatos largos de Primera División y dos (2) Copas Aldao –internacionales ambas–, lo que deja al famoso ‘Mago’ por lo menos a la par del ‘Muñeco’.
Los números no mienten. Considerando solo partidos de Primera División, que es lo más justo y equivalente, puesto que antiguamente no existían copas como la Libertadores, Gallardo es el peor de los seis mayores técnicos riverplatenses, porque porcentualmente ganó menos que todos los otros. También es el que más empató y el que más perdió. El húngaro Hirschl que dirigió casi los mismos encuentros que el ‘Muñeco’ y un tercio que Labruna y Minella, es proporcionalmente el más vencedor de partidos de campeonato.
NOMBRE % GANAD. % EMPAT. % PERDID.
1º Hirchl.....................66,22 16,89 16,89
2º Cesarini.................61,15 21,92 16,92
3º Labruna.................54,66 26,90 18,44
4º Minella...................54,18 25,54 20,29
5º Ramón Díaz..........53,56 25,78 20,97
6º Gallardo ..............48,54 28,07 23,39
Si se agregan los partidos de sus triunfales Copas, su record mejora, pero solo para casi alcanzar a Ramón Díaz.
Gallardo c/copas....53,42 26,71 19,88
Gallardo tiene el peor porcentaje de eficiencia en partidos de campeonato, que es lo único que todos jugaron. Siendo el quinto que más partidos dirigió a River, está muy lejos de la efectividad de Emérico Hirschl y Renato Cesarini, también de Ángel Labruna y un poco más cerca de José María Minella y Ramón Díaz, aunque difícilmente los alcance (Nota: se adjudicó 3 puntos a las victorias y uno a los empates, a todos por igual).
NOMBRE PJ PG PE PP PTS % Efic.
1º Hirchl.................148 98 25 25 319 71,85
2º Cesarini.............260 159 57 44 534 68,46
3º Labruna.............461 252 124 85 880 63,62
4º Minella...............419 227 107 85 788 62,69
5º Ramón Díaz......267 143 68 56 497 62,04
6º Gallardo...........171 83 48 40 297 58,24
Nuevamente, si se incluyen los partidos de Copa, los que benefician a Gallardo, su récord mejora, pero solo llega al nivel de Ramón Díaz y Minella.
Gallardo c/copas...322 172 86 64 602 62,32
Finalmente, su tan loado juego ofensivo. Las estadísticas demuestran que es el menos ofensivo de todos los grandes entrenadores del club de Núñez. Y, a su favor, si eso es mérito en River, es el más ‘defensivista’ de todos.
NOMBRE PJ GF GC DIF Prom. Prom.
GF p/p GC p/p
Hirchl...............148 368 194 194 2,62 1,31
Cesarini...........260 609 300 309 2,34 1,15
Minella.............419 879 547 332 2,10 1,31
Labruna...........461 861 487 374 1,87 1,06
Ramón Díaz....267 486 283 203 1,82 1,06
Gallardo...........171 274 161 113 1,60 0,94
Como en los demás números, si a él se le agregan las Copas, las Suruga Banks, etc. enfrentando a clubes del interior, ascenso o poco conocidos de Sudamérica o de Japón, su récord mejora, aun cuando continua siendo el menos ofensivo de todos.
Gallardo c/copas...322 558 283 275 1,73 0,88
Todas estas informaciones no muestran un ídolo de barro, pero tampoco de oro. Los números, como las fotos, valen más que mil palabras y a veces que cuatro millones de dólares. Gallardo no puede ser medido por ganar una Copa, de un partido solo, por más 5 a 0 que sea, como tampoco puede ser juzgado por, enseguida, perder 1 a 0 con Argentinos Juniors en su remozado ‘Monumental’ y confirmar que los campeonatos largos y difíciles no son su especialidad. Las campañas, el largo plazo, la construcción de una carrera, contando buenas y malas, es lo que determina si un entrenador se ganó el aplauso o no, difícilmente la estatua si esta no es un arrebato absurdo como la de Carlos ‘Mostaza’ Merlo en Racing.
Borrar la memoria u olvidar la historia, por el motivo que sea, ignorancia, omisión voluntaria, negligencia, desconocimiento, exitismo contemporáneo, amiguismo, descuido persistente, torpeza, comodidad documental, ineptitud, inconsciencia o mero analfabetismo deportivo, también es un modo de matar al fútbol. El pasado es la columna que sostiene el presente, sobre él se construyó aquello que hoy puede proyectar futuro. Rescatar a Minella, Labruna y Ramón Díaz, Hirschl o Cesarini no es conspirar contra Gallardo, apenas se trata de colocar a cada prócer en su estante correcto, darle el brillo que tiene y medirlo en la dimensión pertinente.
Decir quién es quién sin otro interés que la verdad, es un modo de hacer justicia y soñar con un fútbol que intente recrear el charme que un día tuvo. Es ayudarlo a vivir su tercera edad con más orgullo, antes de entregarse resignadamente a los reglamentos que cambian el juego, a los sistemas que eliminan la calidad y a la tecnología y los formatos que le vacían el salero. Y a los hombres que envenenan el cáliz con resultados pasajeros y marketing triunfalista...
Continuará...
* Ex director asociado de ‘Diario Perfil’ y creador de la icónica revista ‘Solo Fútbol’