DEPORTES
vallas y piedrazos

La violencia en Central expone que la década sin visitantes no cambió nada

El presidente de Peñarol denunció que días antes había anticipado lo que finalmente ocurrió: “Era una locura el espacio que le dieron a Peñarol para 2.800 entradas”, se quejó. Desde la tribuna de arriba, hinchas de Central lanzaron vallas y, al finalizar el partido, desde la platea le tiraron un piedrazo a un jugador uruguayo. La Conmebol analiza sanciones, pero Central tiene una ventaja: su presidente, Gonzalo Belloso, fue el dos del organismo hasta hace poco.

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Caos. Los 2.800 uruguayos estuvieron en un corralito armado por el operativo de seguridad y sufrieron la hostilidad del público rosarino. | cedoc

Tantos años sin público visitante, tantos años sin convivencia con hinchas del equipo rival en un mismo estadio, tantos años de perder la costumbre, también pueden generar esto: que lejos de mejorar, todo siga igual o peor.

Basta con ver lo que sucedió el jueves en el Gigante de Arroyito: que hinchas de Rosario Central que estaban en la bandeja superior le tiraran con vallas metálicas a hinchas de Peñarol que estaban en la bandeja inferior. Que cualquier acción de la seguridad privada quede reducida a un mínimo control de daños. Que la escena no haya tenido heridos de gravedad se dio por una combinación de suerte y de reflejos de quienes estaban abajo, que sabían –o intuían– que arriba estaba sucediendo algo grave. Para empeorarlo todo, el partido terminó con un jugador cortado por un piedrazo que salió de la platea.

“¡Estoy bien! ¡Gracias por los mensajes! Más allá del dolor y unos puntos de sutura, ¡todo bien! Pero con mucha bronca por el pésimo trato que recibió nuestra hinchada, nuestra gente”, escribió en Instagram el defensor Maximiliano Olivera, luego de ser atendido por el piedrazo que recibió. 

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¿Y ahora? La Conmebol se dispone a aplicar una sanción que puede ser dura. Según figura en los artículos 13 y 18 del Tribunal de Disciplina, las posibles sanciones por lanzamiento de objetos van desde una simple advertencia o una multa económica hasta el cierre parcial o total del estadio y la descalificación del torneo (o exclusión de futuras competiciones). Incidirá, obviamente, la negociación política. Y ahí Central tiene una ventaja: su actual presidente, Gonzalo Belloso, fue hasta hace poco el número dos de la casa que regula y organiza el fútbol sudamericano. Su vínculo con Alejandro Domínguez puede dosificar la gravedad de lo que sucedió. 

Sin embargo, la dirigencia de Peñarol hará un reclamo oficial, por lo que la Confederación deberá emitir una resolución en los próximos días. El ítem de la multa económica (desde los 100 a 400 mil dólares) y la clausura de una parte del Gigante de Arroyito asoman, por los últimos antecedentes, como las opciones más plausibles. 

“Esto ya había empezado hace varios días. Lo habíamos dicho y dejado por escrito, era una locura el espacio que le dieron a Peñarol para 2.800 entradas”, se quejó luego del partido el presidente de Peñarol, Ignacio Ruglio, que también criticó la actuación de la Policía de Santa Fe durante todo el día jueves, tanto en los alrededores como en la ruta. “Son más cosas de las copas de los 80 o 90, o de los 70, que Peñarol las supo jugar de esa manera”, agregó.

 

Expediente abierto

La Conmebol abrió un expediente disciplinario a Rosario Central luego de los incidentes ocurridos en las tribunas con hinchas y tras la agresión al futbolista de Peñarol Maxi Olivera, después del partido de la fase de grupos de la Copa Libertadores el jueves por la noche.

“Se abre un expediente para investigar lo ocurrido, informar a la parte afectada dándole un plazo para que haga su descargo y luego iniciar las deliberaciones del tribunal que emitirá el fallo”, dijo a la agencia Reuters una fuente de la Conmebol.