Racing vive un fin de año a dos puntas: mientras espera con ansiedad el partido de vuelta contra Boca por los cuartos de final de la Copa Libertadores, el presidente Víctor Blanco afina cómo serán sus próximos cuatro años de gestión, luego de que el domingo fue reelegido por el 71,4% de los votos. Como sucede con todos los clubes grandes, el de Avellaneda también es una arena que interesa a la política a gran escala. ¿Una prueba? En las últimas horas, Máximo Kirchner y Horacio Rodríguez Larreta felicitaron a Blanco y le pidieron participación en la nueva Comisión Directiva.
Al jefe del bloque de Diputados del Frente de Todos y al jefe de Gobierno porteño los diferencia una visión de país pero los une la pasión por la Academia. Esa pasión confluye con su interés para aumentar su presencia en la vida política del club. Aunque no se sabe quiénes serán, Máximo pidió dos lugares para gente de su confianza, mientras que Rodríguez Larreta busca afianzar el armado que ya tiene dentro del club: su cuñado, Roby Martínez (esposo de Ximena Vallarino Alfaro Díaz Alberdi, una de las hermanas del jefe de Gobierno porteño), es vocal de Comisión Directiva desde 2017 y el encargado de las áreas de Marketing y Comunicación.
Larreta ya tiene su armado dentro del club: de hecho, su cuñado, Roby Martínez, es el encargado de Comunicación
Martínez aumentó su incidencia comunicacional en los últimos años, al punto de que ordenó no nombrar a Diego Milito en las redes sociales del club, luego de que el ídolo anunciara su renuncia a la secretaría técnica.
Pero Roby Martínez no es la única persona cercana a Rodríguez Larreta en Racing. En la actual CD, el director de Infraestructura Patricio Rotman es amigo del titular porteño y Gabriel Astarloa, procurador general de la Ciudad, también tiene un vínculo que excede pero contiene a Racing. Todos esos nombres surgieron en 2017, luego de que el jefe de Gobierno porteño se puso al hombro la campaña por Blanco: envió a todos los socios un mail con un asunto sin eufemismos: “Este domingo vamos todos con Víctor”.
Blanco: un equilibrista en arenas movedizas
Como sucedía cuando Néstor Kirchner vivía, Máximo quiere que el kirchnerismo vuelva a tener una presencia más activa en un club históricamente relacionado con el peronismo. Quizás habría que situar al 17 de octubre de 2017 como el día de esa reconstrucción: Blanco había limado asperezas con el entonces intendente Jorge Ferraresi (flamante ministro de Vivienda) y le cedió el Cilindro de Avellaneda para que Cristina Fernández hiciera el acto por el Día de la Lealtad. Desde aquel momento, la relación de Blanco con el peronismo mejoró día a día.
Blanco suele hacer un equilibrio difícil en ese sentido: nunca se alineó de manera explícita ni con el kirchnerismo ni con el macrismo, más allá de que en la intimidad no esconde sus preferencias. “Hay mucho de fantasía con todo eso, ni el kirchnerismo ni el macrismo nunca nos dio nada”, relativiza el empresario de 74 años, dueño del Hotel Savoy y de restaurantes en Argentina y España.
En 2017, Blanco le cedió el Cilindro a Ferraresi para el acto por el Día de la Lealtad en el que participó CFK. Ahí empezó una reconstrucción
Sus laderos y rivales le asignan una virtud: siempre cae bien parado. Sabe acomodarse a los diferentes climas de época. Es lo que hizo desde que asumió en el club, en 2013, en medio de una fuerte crisis institucional. “Fue el primer kirchnerista, después el primer macrista, y más tarde el primer albertista”, lo definió hace poco el presidente de un club importante.
Esa caracterización también se replica en la política de AFA: Blanco siempre se despega de las internas y de a poco fue ganando poder en Viamonte 1366. Se aleja y se acerca a Tapia según la circunstancia.
Quienes lo conocen saben que puede hacer lo mismo ahora, para que dentro de su espacio puedan convivir camporistas y macristas. Porque en definitiva, como dice el lugar común de los dirigentes de fútbol, Racing -o el club que fuera- siempre está por encima de cualquier nombre.