Cero para San Lorenzo, cero para Independiente. El resultado, esta vez, también califica. El clásico de este fin de semana no ofreció nada parecido al entusiasmo. Algo de San Lorenzo que chocó con el buen desempeño del arquero Rey y un intento de Independiente en el arranque del segundo tiempo que se diluyó en minutos. El resto fue intrascendente.
A los 25 minutos del primer tiempo Juanito Casares metió un contragolpe. Corrió desde su campo con confianza y decisión, llegó al fondo y lanzó un centro atrás envenenado. La jugada no prosperó, pero marcó la primera llegada de Independiente. Sí, tuvieron que pasar 25 minutos.
El equipo de Pedro Monzón es una réplica del equipo de Leandro Stillitano: no genera nada. Sale con la premisa de sostener el cero y se defiende bajo esa consigna, no pesa en la ofensiva y los pocos intentos que propone son tibios. Es un equipo pobre, indigente, víctima de una economía en crisis. Y se nota demasiado.
San Lorenzo tiene algo más claro: consciente de sus limitaciones sabe que no se va a lucir pero va a buscar lo suyo con paciencia y voluntad. Anoche lo intentó, pero chocó con el arquero de Independiente. Cabezazo de Gattoni, desvío en Blandi y salvada de Rey. Centro, Barrios le da de aire y atajada de Rey. Intento de Blandi, intervención de Rey. También Barreto salvó una situación clara que tuvo Vombergar cuando Rey, esta vez, había quedado fuera de combate.
Nada de lo que ocurrió anoche en el estadio de San Lorenzo será recordado con satisfacción. Fue el clásico de las limitaciones, de la falta de emociones, del tedio que se extiende durante noventa minutos.
Ni siquiera aprovecharon las pelotas paradas, que suelen ser efectivas cuando los partidos son trabados y los caminos se cierran. No fue el caso. Todo se limitó a buscar desde la voluntad y la carencia de ideas.
El Ciclón dejó escapar dos puntos que lo hubieran dejado más cerca del líder River. Se resignó con un empate que va a lamentar. Independiente, en cambio, rescató un empate en el comienzo de una seguidilla de partidos complicados que deberá encarar con un entrenador interino. El cero a cero, por supuesto, le cerró más al equipo de Avellaneda. En la mala, un punto vale.