Pasó casi inadvertido, pero esta semana, la economía de Independiente tembló. Otra vez. Como tantas veces en los últimos tiempos. El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) le dio la razón a Gastón Silva y condenó al club a pagarle 1.250.000 dólares más 5 mil francos suizos. Lo del ex jugador uruguayo es apenas un ítem más dentro de una lista larguísima de deudas y juicios que, en total, representan más de 13 millones de dólares.
Uno de los puntos más preocupantes en ese mapa moroso es la deuda de más de seis millones de dólares con equipos del exterior. Independiente le debe 375 mil de la moneda estadounidense a Defensor Sporting de Uruguay por Carlos Benavídez. Y al América de México 5.700.000 dólares por los pases de Silvio Romero y el paraguayo Cecilio Domínguez.
En el plano local, a Boca le debe 600 mil dólares y 13.500.000 pesos por el pase de Pablo Pérez, los derechos de formación de Juan Sánchez Miño (en el Torino de Italia) y por el mecanismo solidario por Sebastián Palacios –llegó desde Pachuca de México–. Vélez le exige la suma de 800 mil dólares por el 50% del pase de Lucas Romero, capitán del equipo de Eduardo Domínguez. Aldosivi viene cobrando en un plan de 27 cuotas los 2.160.000 dólares por Cristian Chávez (actualmente prestado a Almirante Brown en la Primera Nacional). Luego figuran Tigre (150 mil dólares por el juvenil Juan Román Zarza), Belgrano de Córdoba (250 mil euros por Emiliano Rigoni), Talleres de Córdoba (115 mil dólares por Jonathan Menéndez). Por su parte, San Telmo (37 millones de pesos) y Villa Francia (700 mil de la moneda nacional) deben recibir esos montos por los derechos de formación de Alan Franco y Gastón Togni respectivamente.
Los problemas del Rojo no son exclusivos del pasado. Hay futbolistas del actual plantel que reclaman deudas. Los casos de Lucas Rodríguez –56 mil dólares por el primer préstamo más 40 mil del préstamo actual–, el arquero Sebastián Sosa –80 mil dólares– y Renzo Bacchia son los más notorios.
También, por supuesto, aparecen ex futbolistas de la institución: Pablo Hernández exige la cancelación de 500 mil dólares; el arquero uruguayo Martín Campaña llegó a un acuerdo por un monto de 200 mil dólares a pagar en diez cuotas de 20 mil; el defensor Guillermo Burdisso espera el pago de 6.750.000 pesos; y lo de Silva, ya resuelto por el TAS.
En el listado figura el ex entrenador Miguel Ángel Brindisi, a quien le adeudan 15 millones de pesos, y hasta el padre del futbolista Patricio Rodríguez, que exige 10 millones de pesos por una comisión del pase cuando su hijo fue transferido al Santos de Brasil.
Como si todo esto fuese poco, Independiente se encuentra a la espera de las resoluciones de cuatro juicios, en los cuales incluye a tres ex jugadores y Jorge Griffa, quien fue coordinador de inferiores. El de más relevancia es el de Gonzalo Verón, quien reclama un valor de 6.200.000 dólares: la Justicia ya dictó un embargo preventivo por 4.800.000. Por su parte, Fernando Gaibor reclamó la suma de 3 millones de dólares por ruptura injustificada; Independiente contrademandó nuevamente por 20 millones. Nicolás Figal –ahora en Boca– reclama 375 mil dólares por el 15% de su venta y Rose Holding (empresa de Griffa) hace lo propio por 2.300.000 dólares por porcentaje de jugadores.
La única buena noticia para Independiente en este contexto fue la venta de Alan Velasco (8.500.000 dólares) y los dos pagos que le quedan por cobrar de 2 millones y 1.700.000. Además recibirá 543 mil dólares por los derechos de formación de Figal, 500 mil del bono por campeonato de Ezequiel Barco en la MLS y dos cuotas de 450 mil por Víctor Cuesta y Fabricio Bustos con el Inter de Brasil. Apenas curitas para una deuda que, solo en estos ítems, asciende a 13.136.000 dólares y que puede crecer por intereses.