“Tenemos que ganar este partido sí o sí”, había dicho Emanuel Ginóbili antes del tercer partido contra los New Orleans Hornets, luego de que su equipo, San Antonio Spurs, hubieran perdido los dos primeros enfrentamientos de la segunda ronda.
Razón no le faltaba al bahiense: nunca un equipo dio vuelta una serie que perdía 3-0. Por eso los Spurs no podían darse el lujo de perder un tercero al hilo.
Cuatro partidos después, y con la victoria de los Spurs anoche 99-80 en San Antonio, todo ha vuelto a foja cero. Ambos equipos tienen tres partidos ganados.
Hay una diferencia sustancial entre el inicio de la serie y ahora y es que queda un solo partido, un partido que será al todo o nada, un partido de esos a los que los futboleros están acostumbrados pero de los que en la NBA hay pocos. Un partido sin revancha.
A San Antonio la historia le juega en contra . En las nueves ocasiones en las que llegó a estar perdiendo series por tres a dos, nunca pudo dar vuelta el resultado. ¿Revertirá esa desafortunada tendencia el lunes?
Posibilidades tienen. Cuenta con el talento necesario y tiene toda la experiencia de la que carecen los Hornets, algo que se notó en el tercer cuarto del partido de anoche, cuando tanto la gran figura de los Hornets, Chris Paul, como David West, llegaron a su cuarta falta con menos de un minuto de diferencia.
En ese mismo cuarto, y como para poner en evidencia la frialdad de los Spurs en comparación con sus jóvenes rivales, Manu Ginóbili se convirtió en el primer integrante del equipo texano en llegar a la tercera falta. Y fue recién cuando quedaban poco más de tres minutos para el final de periodo.
A esa altura, que Ginóbili sumara faltas importaba poco. Ya iba camino a ser la gran figura y máximo anotador del cotejo. Brilló por sus 25 puntos, pero más por su efectividad triplera, con seis triples sobre nueve intentos. Tan derecho anduvo que ni siquiera necesitó recurrir a tiros libres (tuvo dos intentos y anotó uno).
Una mención aparte merece Fabricio Oberto. Los números indican que tuvo una actuación deslucida, con solo cuatro puntos y otros tantos rebotes. La realidad es que fue importantísimo para su equipo, tanto por las triangulaciones que armó, sobre todo, con Ginóbili y Duncan, como por sus cortinas y pases. Hizo el trabajo sucio para que se lucieran los bases (Ginóbili y Tony Parker) y Duncan (marcó 20 puntos y agarró 15 rebotes).
El lunes juegan de nuevo la vieja dinastía y la joven guardia que sueña con ser dinastía algún día. Los Spurs la tienen complicada porque han jugado mal los tres partidos anteriores en Nueva Orleans. Además, las estadísticas marcan que los séptimos partidos han sido ganados por el local en pocos menos del 82 por ciento de las ocasiones.
Los Spurs saben que pueden pertenecer a ese 18 por ciento restante porque no se cansan de reescribir páginas en la historia de la NBA. Queda por verse si lo harán una vez más.
*Editor de Perfil.com.