DEPORTES
las figuras del campeon

Versiones mejoradas

Como hizo Russo para rescatar a Tevez, Villa y Soldano, tres jugadores que fueron clave en el título de Boca.

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Superados. Carlos Tevez, quien venía de tener un año flojo, se reencontró con la pasión por la pelota. Sebastián Villa y Franco Soldano ganaron en confianza. | Fotobaires / AFP / AFP

¿Vos querés volver a jugar a la pelota?

La frase de Riquelme es intencionada. Sabe que su jugador preferido perdió magia, que desvió el camino del hambre, que ya no se divierte con la 10 de Boca. El vicepresidente lo había dicho unos días después de que ganó la elección: “En mi barrio se juega a la pelota. Y en el de él también. Hace dos años que Carlitos perdió esas ganas. Queremos ver si somos capaces de recuperarlo. Que disfrute y que nos haga disfrutar a nosotros”. Pero ahora lo tiene enfrente, sin micrófonos ni curiosos, mano a mano. Es el primer paso del plan de recuperación, entonces entre mate y mate Román insiste.

—¿Vos querés volver a jugar a la pelota?

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La pregunta se clava en la sensibilidad de Carlos Tevez. Por su cabeza desfilan diapositivas: el año en China, el regreso sin gloria, la final en Madrid que padeció desde el banco, el desánimo. Las imágenes se empeñan, como se empeña la banda de sonido que se repite en loop: “Es un ex jugador”, “no tiene más ganas”, “cumplió su ciclo”. Tevez necesitaba eso: una frase que le hiciera ver la esencia. Necesitaba a alguien que le dijera que está a tiempo, que todavía puede volver a jugar a la pelota.

Después de esa charla reveladora con Riquelme, es el turno de Miguel Angel Russo, el otro responsable del operativo retorno. El flamante entrenador recibe a un Tevez distinto. Por lo menos, distinto al Tevez que deambulaba por la cancha hasta hacía poco. Ahora tiene otro ánimo, se lo ve con entusiasmo. Russo le confirma la cinta de capitán y le promete que va a ser titular y que la va a romper. Hablan del lugar en la cancha que debería ocupar y coinciden: más adelantado, sin la obligación de tener que retroceder al mediocampo para organizar el juego. En definitiva, la zona desde donde le hizo el gol a Gimnasia que derivó en el campeonato.

Riquelme le devolvió la pasión; Russo, el lugar en el equipo. Así renació Tevez. Hay una postal que lo describe. Cuando le convierte el gol a Gimnasia sale disparado al alambrado y se trepa. No busca abrazos ni cómplices, busca desahogarse. Se cuelga y grita como un niño. Es un gol cuando faltan veinte minutos, es un gol que le arrebata un título a River, pero sobre todo es un gol de aquel Tevez que disfrutaba cuando jugaba a la pelota.

Cuando se habla de este Boca campeón, el Apache es el gran referente. Sin embargo, no es el único jugador que rescató Ru-sso. Si hay un mérito que tuvo el entrenador fue el de saber recuperar a jugadores que durante el ciclo Alfaro habían tenido rendimientos regulares y terminaron siendo determinantes en las últimas siete fechas. Además de Tevez, el podio de renacidos lo completan Sebastián Villa y Franco Soldano.

Confianza. El caso de Villa pasa, de manera definitiva, por la confianza que le demostró el entrenador. El colombiano pasó de la intermitencia a la titularidad. Nunca se sintió uno de los elegidos de Alfaro. En cambio, es uno de los indiscutidos de Russo. Esa es la clave. Y la continuidad le ofreció la posibilidad de mostrarse. Solo convirtió dos goles, pero se ocupó de perforar defensas a pura velocidad. Si consideramos que el Boca modelo Russo tiene un promedio de gol que duplica al de Alfaro, en Villa vamos a encontrar a uno de los responsables de esa tendencia goleadora.

El otro delantero, Soldano, también convirtió dos goles. ¿Pocos? Puede ser si se tiene en cuenta que asomó por La Boca con prontuario de goleador. Llegó para reemplazar nada menos que a Darío Benedetto, pero Alfaro falló en el diagnostico: en dos superclásicos lo hizo jugar de ocho. “Puede ser que me haya perjudicado”, reconoció el propio jugador. Hasta que Russo lo devolvió al área, su lugar en el mundo, y le encontró la vuelta para que rinda aun sin convertir. Y hasta lo convenció de hacer el trabajo sucio. El Soldano modelo 2020 presiona, molesta y distrae, pone la pierna y pelea las divididas. Así acompaña a Tevez. “Necesitamos que Carlos esté lúcido en los últimos metros”, explica.

Cuando se haga una revisión histórica del Boca que le arrebató el campeonato a River no debería quedar en segundo plano este trío de jugadores que Russo rescató de las sombras boquenses. Ahí está el gran mérito del técnico. Y de Román.