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Huerta en casa: podés hacerla en sólo 4 pasos

Es una forma simple, económica, saludable y sostenible de generar nuestros propios alimentos. Tips para iniciarla.

Huerta en casa
Generá tus propios alimentos en 4 simples pasos | CEDOC

No hace falta contar con un extenso patio o un jardín; con un balcón o simplemente una ventana es más que suficiente. Las huertas urbanas son una manera de proveer productos orgánicos y locales, cuidar el ambiente y comer de forma sana. Lo que si o si se necesita es agua, luz y tierra.

¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de empezar la propia?

1. Planificación

Para comenzar nuestra huerta, debemos saber en qué estación del año nos encontramos y luego identificar qué hortalizas corresponden a esa estación. Para eso podemos ayudarnos con un calendario de siembra.

También es importante saber con cuántas horas de sol directo contamos. En este sentido, gran parte de los cultivos de toda huerta deben recibir al menos entre 4 y 6 horas de sol diarias. Si disponés de menos luz solar directa, al planificar tu propia huerta deberás elegir hortalizas como lechugas, acelgas de temporada, rabanitos y apios, o algunas aromáticas como perejil, cilantro, tomillo y orégano.

Finalmente, es fundamental contar con una fuente de agua cercana. En casa, con una manguera o canilla para proveer riego alcanza. También podés ayudarte con alguna regadera o balde y, a futuro, ¡hasta podés planificar un riego por goteo!

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2. Preparación del espacio

Elegir el lugar donde empezar nuestra huerta dependerá del espacio disponible con el que contemos. En tal caso, si tenemos un terreno de grandes dimensiones podemos comenzar sembrando directamente en la tierra; si por el contrario nuestro patio o jardín es más pequeño o solo contamos con un balcón, podemos sembrar nuestros cultivos en cajones de madera a la altura del piso o elevados si nos resulta más cómodo para trabajar.

Reutilizar materiales como cubiertas, baldes, macetas viejas o cajones de verdura también es una gran opción para empezar. En todos los casos recordar que al menos deben tener entre 20 y 30 cm de profundidad y contar con orificios en la parte inferior para que el agua del riego o la lluvia drene con facilidad.

Luego debemos preparar el suelo donde van a crecer nuestras plantas. Este debe contener compost para asegurar que nuestras hortalizas cuenten con una buena cantidad de nutrientes. Además, si disponemos de otros elementos minerales como perlita o arena, ¡usémolos! Estos nos ayudarán a obtener un suelo más poroso y con mayor capacidad de almacenar agua.

3. Siembra

Si consultamos previamente el calendario de siembra, ya sabemos qué podemos sembrar según la época en la que estemos. A continuación, deberemos conseguir brotes o semillas de estación. En el caso de los brotes o esquejes, podemos obtenerlos a partir de vegetales disponibles en casa como la cebolla, el ajo o el verdeo. Solo necesitamos ponerlos en agua hasta que broten sus raíces y eso nos permitirá a futuro poder trasplantarlos en tierra.  El paso siguiente es la siembra o trasplante.

Veamos el caso de las semillas: es muy importante que la profundidad para enterrarlas sea de dos veces su tamaño. De esa manera aseguramos su correcto crecimiento.  En el caso de los brotes, podemos hacer un huequito para enterrar sus raíces en la tierra, teniendo mucho cuidado de no romperlas ni dañarlas. Dependiendo de la semilla, también podemos sembrar primero en almácigos o semilleros y conservarlos en lugares de humedad y temperatura óptimas hasta que sea el momento de llevarlos a la huerta. Otra opción es comprar plantines directamente.

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4. Cuidados básicos

Ahora que ya tenemos nuestra huerta urbana armada, cuidarla es muy sencillo. Lo más importante es conocer las plantas que estamos cultivando, porque no todas las especies tienen las mismas necesidades. Por ejemplo, las plantas de hoja como la lechuga o la espinaca, necesitan algo de luz. Si están expuestas al sol más de 3 o 4 horas por día, es probable que florezcan más rápido y sus hojas ya no sean comestibles. Por el contrario, las plantas de fruto como el tomate o el morrón necesitan al menos 5 horas de luz diaria. Respecto al riego, en primera y verano se requiere que estos sean más intensos. Para tal fin, recurrir al uso de platitos debajo de las macetas que sirvan como reservorio de agua es una excelente recomendación. Por el contrario, en otoño e invierno los riegos deberán disminuir. En todos los casos y para evitar la evaporación, el mejor horario para regar es a la mañana o a la tardecita.

#TipExtra para principantes: ¡Comenzá con aromáticas!

Las plantas aromáticas son aquellas que usamos para condimentar nuestros alimentos o preparar infusiones. Requieren de pocos cuidados y se pueden cosechar en cualquier momento del año. 

Ahora sí, ¡manos a la tierra!

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