La incertidumbre que generó el cepo recargado puesto en marcha la semana pasada por el gobierno devoró los efectos positivos que esperaban en el mercado por la reestructuración exitosa de la deuda pública en moneda extranjera, según la visión de analistas.
Esa crisis de confianza local por las mayores restricciones cambiarias, sumada a un contexto internacional adverso por renovadas preocupaciones ante rebrotes de coronavirus que generan inquietud sobre la recupercación económica, motivó la fuerte caída registrada este lunes en bonos y acciones argentinos, y la escalada del riesgo país.
El grupo SBS indicó que en el planto internacional, "las principales bolsas americanas operaron en terreno negativo, afectadas por los crecientes temores respecto de una nueva ola de contagios de Coronavirus, sumado a la noticia que se conoció a primera hora, donde se daba cuenta de que varios de los principales bancos del mundo podrían estar involucrados en la operatoria de lavado de dinero".
En este clima adverso, la bolsa porteña cayó 1,78%, las acciones argentinas que cotizan en Wall Street se derrumbaron hasta 7%, los nuevos bonos del canje registraron descensos de hasta 3,3%, y el riesgo país cerró a 1.338 puntos.
“A los ruidos políticos y económicos domésticos se le suma un renovado ¨sell-off¨ desde el exterior, ante lo cual los activos locales se siguen viendo severamente castigados a raíz de las agresivas liquidaciones que imponen cotidianamente los fondos del exterior. El efecto canje se esfumó rápidamente, y en la medida que no lleguen señales más amigables, se puede extender la debilidad”, señaló el analista Gustavo Ber a PERFIL.
Ber remarcó que “los nuevos bonos enfrentan un severo castigo que dispara el riesgo país hasta los 1.350 puntos por una creciente desconfianza” y consideró que “será crucial que las autoridades puedan aportar rápidamente señales más constructivas respecto a la administración de los desequilibrios fiscales y monetarios, que actúan como epicentro de tensiones cambiarias y afectan perspectivas económicas”.
En sintonía, Nery Persichini, de GMA Capital explicó que en la reacción negativa de los bonos y acciones argentinos “confluyen dos factores: el sell-off internacional y los efectos derivados del endurecimiento del cepo”.
“El canje tuvo un efecto efímero porque no estuvo acompañado de la presentación de un plan económico tendiente a recuperar la confianza, mejorar la solvencia fiscal, reencauzar la economía hacia el crecimiento y generar condiciones para que aumente la oferta de dólares”, juzgó.
Sobre el impacto de las recientes restricciones cambiarias, Persichini remarcó que “la semana previa al supercepo, la Tasa Interna de Retorno (TIR) de los nuevos bonos Globales era del 12%, y hoy es de casi 15%, y los títulos tienen paridades más bajas que antes del canje”.
“En el mercado cambiario, el nuevo cepo puso un piso más elevado a las cotizaciones libres y sembró dudas en el espectro corporativo y de las expectativas”, acotó.
En igual línea, en Balanz preven que las medidas “ayudarán a reducir la presión sobre reservas, pero a costa de una mayor brecha, y potencialmente menor inversión en los próximos años y mayores rendimientos en los bonos soberanos, subsoberanos y corporativos” y estiman que “mientras la estrategia sea seguir incrementando la regulación, el tono negativo en los bonos y el CCL continuará".
Un análisis de Delphos evaluó que “para el mercado las medidas más disruptivas fueron las que afectaron el pago de la deuda privada con el exterior; el crecimiento de la incertidumbre arrastró las cotizaciones de acciones y títulos públicos”. Se refiere a la Comunicación A 7106 del Banco Central que determinó que aquellas empresas con vencimientos de deuda en divisas superiores a un millón de dólares antes del 31 de marzo de 2020, solamente podrán acceder al mercado cambiario oficial para comprar un “40% del monto del capital que vencía, mientras que el 60% restante deberá ser refinanciado, o bien cancelado con dólares propios o comprados en el Contado Con Liquidación.
“Si bien se busca que las empresas del sector privado lleven a cabo un proceso de desendeudamiento acorde con la necesidad de divisas de la economía, este tratamiento pone en jaque todo lo logrado en relación a la reestructuración de la deuda soberana”, planteó Delphos.
DAÑOS COLATERALES. Fernando Baer, de Quantum Finanzas, alertó que esa medida “puede tener impacto fuerte en la rentabilidad de las empresas, genera un ruido fuerte en créditos privados que son buenos, y hacia adelante se puede traducir en mayor costo de endeudamiento para la compañía”.
Baer atribuyó la baja de acciones y bonos, y la suba del riesgo país a “la incertidumbre por los controles cambiarios, es un cambio en las reglas de juego, hoy estamos en una Argentina completamente distinta a lo que uno imaginaba si se arreglaba la reestructuración de la deuda, el mercado imaginaba otra cosa, negociaciones con el FMI, tratar de ir normalizando, esto va en el sentido contrario, y por eso está reaccionando”.
En PPI, señalaron que “esta restricción impactó negativamente en las perspectivas de las empresas locales, que ya venían muy golpeadas por el difícil contexto, y claramente afecta cualquier expectativa de inversión y financiamiento”.
De igual visión, un informe de ACM sostuvo que se “agrega un nuevo factor de incertidumbre al mercado de Obligaciones Negociables (el cual venía teniendo un desempeño relativamente bueno) y que “las medidas sobre la deuda externa privada podrían dificultar que las empresas argentinas puedan financiarse a tasas razonables en el exterior en el futuro” lo que “conspira con la recuperación de la inversión”.
A su vez, la consultora FMyA, conducida por Fernando Marull, auguró que las restricciones cambiarias “pueden tirar por la borda el éxito” de la reestructuración de deuda soberana, y “pone en riesgo canje los canjes que están llevando a cabo en este momento las provincias argentinas (PBA, Mendoza o Córdoba)
“Será muy difícil para las empresas lograr canjes voluntarios en el contexto actual”, aseguró, y agregó que “este mayor pesimismo se vio en el mercado de bonos ”.
Con el mismo diagnóstico, Baer aseveró que este escenario “complica la renegociación de las deudas de las provincias porque automáticamente le van a pedir tasa más alta”.
También el economista jefe de LCG, Guido Lorenzo, acordó que este panorama dificulta la reestructuración de deudas provinciales: “no son buenas señales, hay medidas medidas más amigas del mercado y otras que no, que te pongan un cepo más duro no es amistoso”.
MF/MC