La Administración Gubernamental de Ingresos Públicos (AGIP) de la ciudad de Buenos Aires implementará un nuevo sistema de declaraciones juradas de ingresos brutos para los comercios medianos y chicos que venden alimentos y bebidas, un segmento de unos tres mil locales en el que predominan los supermercados chinos. En diálogo con PERFIL, el titular de la AGIP, Andrés Ballota, aseguró que los objetivos de la medida son “eliminar trámites burocráticos, brindar un plazo mayor de pago a los contribuyentes y combatir la competencia ilegal en el sector”.
La disposición de la agencia de recaudación porteña empezará a regir a partir del 1º de abril y se llamará “Declaración Jurada Simplificada del Impuesto sobre los Ingresos Brutos”. Según explicaron desde AGIP, el Gobierno enviará a cada contribuyente una proyección de su declaración jurada en base a una fórmula que toma en cuenta los metros cuadrados del local y la ubicación para estimar su facturación. Si el comerciante acepta esa cifra, tendrá dos meses extra de plazo para pagar el impuesto. Si sus ingresos son menores a los estimados por la AGIP, podrá modificarlo, pero perderá el beneficio financiero.
“Tenemos un estudio muy pormenorizado del sector, por lo que puede haber una pequeña dispersión lógica de nuestras estimaciones, pero si se vuelve muy grande seguramente vayamos a visitar a ese comercio para ver qué está pasando”, sostuvo Ballotta. Y agregó: “Acá no se está creando ningún impuesto nuevo, sino un nuevo sistema de recaudación que beneficia a chicos y medianos”.
El 30% de empleados de supermercados chinos no está declarado
La disposición alcanza a aquellos minimercados y supermercados que tienen un salón de venta de entre 100 y 600 metros cuadrados y que a lo largo de 2018 facturaron menos de 38 millones de pesos. Quedan excluidas las grandes cadenas de supermercados y los comercios de barrio como almacenes, verdulerías, panaderías y fábricas de pasta. Esos locales pequeños serían los más perjudicados por la evasión impositiva de los supermercados chinos.
Según los datos de AGIP, estos tres mil comercios de entre 100 y 600 metros cuadrados venden el 50 % de los alimentos y bebidas que se consumen en la ciudad. Otro 40 % se divide entre las sucursales de las grandes cadenas. Del resto, un 5 % corresponde a los comercios chicos (verdulerías, panaderías, etc.) y un 4 % a los autoservicios mayoristas.