El Gobierno nacional redoblará el poder de fuego de sus cañones desreguladores contra el sector siderúrgico. El ministro Federico Sturzenegger adelantó que piensa dejar sin efecto la restricción para exportar chatarra ferrosa y, de ese modo, intentar bajar los precios del acero. El argumento son los reclamos que llegaron a distintas oficinas gubernamentales de parte de integrantes de la cadena de valor metalúrgica por los costos de los insumos difundidos, pero detrás esconde un negocio que podría tener un efecto contrario en la inflación, dejaría a las pymes dedicadas a la fundición al borde del cierre y beneficiaría a empresas vinculadas con un funcionario libertario.
“Techint me dice que la exportación de chatarra es un bien estratégico para la Argentina ¿Vos me estás diciendo en serio?”, reveló Sturzenegger de un presunto contrapunto que mantuvo con representantes de la multinacional argentina, que pertenece al magnate Paolo Rocca. El empresario es uno de los principales defensores del Gobierno de Javier Milei, al punto de que varios de sus exempleados ocupan cargos clave en la estructura gubernamental, como el caso del secretario de Trabajo, Julio Cordero; o el presidente de YPF, Horacio Marin. Llamó la atención que el funcionario desregulador haya cargado con tanta vehemencia contra la T.
El debate surgió por la prohibición de la exportación de desperdicios y desechos de hierro y acero, a través de un decreto que se renueva anualmente desde su imposición en 2009. Según adelantó Sturzenegger -en un contacto con PERFIL y otros medios de prensa, a la salida de una charla que brindó en el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires-, no esperará a los menos de tres meses que restan para que caduque su vigencia, sino que barrerá con esa restricción en las próximas semanas. La celeridad en la decisión también despertó “sospechas” en el sector privado.
Un funcionario del Gobierno con las manos en la chatarra
La pelea que desató Sturzenegger con Techint, pero que afectará a otro tanque siderúrgico, como Acindar, también golpeará en el corazón de las pymes. Sucede que, contrariamente al plan de desinflación, la liberación de la exportación de chatarra ferrosa provocará un aumento de los precios del insumo, debido a que esos desperdicios ya en la actualidad son escasos para la demanda interna. “Si se exporta, habrá menos oferta y se deberá, incluso, importar desde otros países”, alertaron fuentes del sector, consultadas por PERFIL.
Las grandes empresas tendrían la posibilidad de duplicar sus importaciones de mineral de hierro para poder compensar el desabastecimiento local, con márgenes de incremento en los precios “relativamente bajos”. Quienes sentirían el impacto serían las pymes, que no cuentan con esa capacidad importadora y verían exacerbados sus costos debido a que utilizan el segmento más elevado en calidad de la chatarra. Otro efecto contrario sería la demanda de más dólares del Banco Central para pagar las compras en el mercado internacional.
Semejante movida del Gobierno por un negocio que no impacta de manera directa en la población, como sí sucede en los casos de importación de alimentos o de medicamentos (otras batallas abiertas por Sturzenegger), levantó sospechas, que se proyectaron sobre el director nacional de Residuos, Gustavo Fernández Protomastro, quien es socio-gerente (en uso de licencia) de una empresa que realiza consultoría y gestión ambiental, que maneja el negocio de la chatarra tecnológica. En la Argentina existe un puñado de empresas con capacidad de reciclar y exportar chatarra y mantiene vínculos con E-Scrap, según pudo saber PERFIL de fuentes del sector. Ese grupo sería el principal beneficiario de la desregulación, porque aumentaría el valor del insumo y podría valorarlo en dólares.
La casta empresaria y la tarea de primarizar la economía
“Mauricio Macri, en su lucha contra la casta, la intentó comprarla para ganar tiempo hasta que su programa económico funcionara. Pero, nunca logró tener a la casta de su lado… La estrategia de financiar a las castas resultó perdidosa, porque se quedaron con sus recursos y luego atacaron al gobierno reformista. Ahora la estrategia es que a la casta empresaria se la combate generando más competencia, lo que hace bajar sus rentas”, reconoció Sturzenegger, ante los abogados porteños.
En el sector metalmecánico, que depende de las fundiciones de las pymes que se abastecen con la chatarra, alertaron que el plan de Milei es “primarizar la economía”. “La chatarra en el mundo es muy demandada, lo que generará que, en lugar de vender una olla de acero, se venda la chatarra para que esa olla se produzca en otro país. Luego, nosotros vamos a importar la olla, provocando menos mano de obra local y una competencia desleal, además de perder la posibilidad de liquidar dólares a las reservas del Banco Central y, por el contrario, usar más divisas para pagar las importaciones”, acusó un empresario, en estricto off the record, consultado por PERFIL.
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“La chatarra ferrosa es un bien escaso, que se usa como carga metálica, junto al mineral de hierro, que la Argentina importa para producir acero”, explicaron en la industria siderúrgica. Los principales proveedores son Brasil y Australia. El único insumo que se genera en el país son los desechos de hierro y acero que datan de productos comprados hace unos 20 años, por la vida útil extendida que se les da en la Argentina. Por eso, en el sector lo consideran “estratégico”.
La conexión entre la crisis económica, el robo y el contrabando
La recesión que el equipo económico libertario utilizó para acelerar el plan antiinflacionario puso en tensión a la situación social, a partir de la caída del poder adquisitivo de los trabajadores y el constante desempleo, que provocó el aumento al 52% de la pobreza en el país. Según confiaron fuentes empresarias de empresas de servicios energéticos y viales, el robo de cables de cobre aumentó en línea con la crisis económica.
Algunos analistas afirmaron que la liberación de las exportaciones de chatarra provocará el aumento del precio, lo que generará una multiplicación de delitos, como el robo de tapas de alcantarillas, picaportes de puertas y hasta timbres. “Cuando hay cortes de luz, aprovechan para robar el cobre. Entonces, cuando las subestaciones están en condiciones de retornar el servicio, se encuentran con faltante de cables. Este verano se esperan altas temperaturas, más cortes y, encima, la crisis disparará el nivel de delitos”, alertó una fuente consultada.
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El decreto que prohibió la exportación de chatarra se implementó en 2009 a partir de un pedido de la Aduana, debido a que los controles de containers con desechos son muy difíciles de implementar. “Suele haber contrabando en medio de las cargas. Por eso, países como Colombia tiene prohibido sacar por barco la chatarra”, señaló una fuente conocedora del comercio exterior.
El Gobierno busca destrabar un punto clave del comercio exterior, que impactará con fuerza en el sector metalmecánico.