En el proyecto de Presupuesto 2021 el gobierno se fijó como objetivo duplicar la obra pública, pasando de 1% proyectado para este año a 2,2% del PIB, pero “las restricciones reales que dejará la pandemia pueden dificultar el resultado”, advirtió la consultora Analytica.
Cuando el ministro de Economia Martín Guzmán presentó los lineamientos del Presupuesto, remarcó que en materia de erogaciones, “el gasto de capital tendrá un rol central para la recuperación, será parte del motor tanto en la actividad como en la generación de empleo”.
“El objetivo del presupuesto 2021 de recuperar la infraestructura como dinamizador de la actividad y el empleo es una señal importante. Las restricciones reales que dejará la pandemia pueden dificultar el resultado. Por eso, recrear condiciones para que los privados asuman un rol relevante es prioritario”, planteó Analytica.
De acuerdo al análisis, el elevado desempleo y el aumento de la pobreza “obligarán a mantener el foco en la asistencia social, relegando la posibilidad de eliminar en su totalidad el IFE y el ATP, como quería el equipo económico”, y alegó que el gasto de capital constituye” siempre la variable de ajuste para cumplir con el objetivo de déficit primario” que para 2021 está pautado en 4,5% del PBI.
Perspectiva de género en el Presupuesto 2021
“Se abren interrogantes respecto de la posibilidad de que el estado nacional logre ejecutar los $843.000 millones de gasto de capital proyectados en el presupuesto del próximo año. En primer lugar, porque suelen ser las partidas que se redireccionan ante la necesidad de aumentar el gasto social", argumentó.
Además, indicó que las transferencias corrientes al sector privado aumentaron por el COVID-19 en $690.000 millones este año.
“En nuestro escenario base no hay margen para que se ubiquen por debajo de $450.000 millones en 2021. Así las cosas, el gasto de capital se ajustaría en unos $400.000 millones respecto del indicado en el presupuesto”, calculó.
Frente a este panorama, Analytica sostuvo que la clave de la infraestructura para 2021 “es dinamizar la inversión privada con un contexto internacional propicio dada la elevada liquidez”.
Según sus estimaciones, la Argentina debería haber destinado como mínimo 6% de su PBI al año en inversiones en infraestructura en la última década “para poder cerrar las múltiples brechas sociales y económicas pendientes” pero contrastó que “la suma de las inversiones públicas y privadas apenas promedió 4% anual".
En este contexto, la consultora dirigida por los economistas Ricardo Delgado y Rodrigo Álvarez aseguró que “revertir esta tendencia es clave también para reducir los costos de logística y aumentar la productividad de las exportaciones”.
El Presupuesto 2021 trae rebote, ajuste con cepo, gasto social e inflación en baja
En ese sentido, precisaron que en un ranking que realiza el BancoMundial, el nivel de infraestructura de Argentina la ubica en el puesto 62 entre 160 países, detrás de Brasil (50), México (57) y Chile (34), entre otros.
OPORTUNIDAD Para Analytica, la actual coyuntura internacional representa una oportunidad para incentivar la inversión privada en infraestructura.
Por un lado, por la confirmación de la Reserva Federal de mantener en mínimos históricos la tasa de interés, con los bonos a 10 años del Tesoro de EEUU rindiendo por debajo del 1%.
Asimismo, afirmó que para obras de menor escala, “la elevada liquidez en pesos del mercado local genera incentivos para crear instrumentos que permitan su direccionamiento hacia proyectos como la construcción de viviendas”