La escalada del dólar que comenzó en abril golpeó fuerte a la economía argentina. El peso perdió más del 50% de su valor en los últimos meses y los precios, muchos de ellos atados a la moneda estadounidense, se dispararon: la inflación acumulada en los primeros ocho meses del año trepó al 24,3 por ciento. En ese marco, comenzó a circular la idea de dolarizar la economía, como hizo Ecuador hace 18 años. El experimento no es nuevo en argentina: la convertibilidad, que se instaló en 1991, en principio logró reducir la inflación a un dígito (y, en algunos años, a valores negativos), aunque en el largo plazo causó estragos en la balanza comercial, en la industria local, y en las economías regionales, por lo que se abandonó en 2002.
La idea de volver a atar el peso al dólar resurgió este lunes en una columna del Wall Street Journal, que propuso "terminar con la miseria" de la moneda vernácula", pero cobró más fuerza en boca del director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, Larry Kudlow. El asesor de Donald Trump aseguró el miércoles que el Tesoro de los Estados Unidos, que la semana pasada recibió al ministro de Economía Nicolás Dujovne, está "profundamente involucrado en esa discusión". Y afirmó "atar el peso al dólar" es la única forma para que la economía argentina salga adelante. La declaración obligó al Gobierno nacional a salir a desmentir que analice adoptar la medida.
En diálogo con PERFIL, políticos y economistas rechazaron la idea de dolarizar y cuestionaron su eventual efectividad para resolver problemas de fondo. "Locura", "absurdo" y "mala idea" fueron algunos de los términos usados para argumentar en contra de la medida.
Larry Kudlow: "La única salida de Argentina es la convertibilidad".
"Si bien este Gobierno perdió bastante credibilidad, no me parece que necesite la dolarización como único camino", aseguró Diego Ferro, argentino que trabaja en el fondo de Wall Street Greylock Capital. Y agregó: "Ese mecanismo solo es necesario cuando es la última vía, porque ya no se puede establecer ninguna otra forma de credibilidad de política monetaria, y hoy la situación no es esa".
Federico Furiase, director de EcoGo, señaló a PERFIL que "sin disciplina fiscal, con bajo nivel de reservas, problemas estructurales de competitividad e inercia inflacionaria, la dolarización sólo pone los problemas debajo de la alfombra". "Después el ajuste es más agresivo", argumentó.
En una tónica similar, el CEO de la gerenciadora de patrimonios FDI, Mariano Sardans, respondió: "Me parece una locura, porque perdés polítca monetaria y cierta flexibilidad que te da la soberanía de moneda, además ya lo probamos". Además, Sardans alertó que un sistema de paridad con el dolar o incluso de dolarización implicaría el cierre de empresas, "que no podrían bajarle el sueldo a sus empleados".
Por qué nos cuesta tanto generar dólares genuinos
Martín Alfie, de la consultora Radar, utilizó su cuenta de Twitter para referirse al tema: "Qué locura sería dolarizar. No tiene sentido. Casi todos los países de la región (y del mundo) tienen monedas propias, regímenes que funcionan bien. No hay que inventar la rueda, hay que hacer bien las cosas", escribió.
Asimismo, el economista Christian Buteler recordó que es un tema que sale "cada vez que tenemos problemas con el tipo de cambio", afirmó: "No lo veo posible, la sociedad argentina no está preparada para eso ni mucho menos. Ya tuvimos la convertibilidad, que es un paso previo, y terminó muy mal".
Dentro del arco político, Débora Giorgi (exministra de Producción del kirchnerismo), fue contundente: "La dolarización de la economía elimina grados de libertad imprescindibles para que la política monetaria y cambiaria determinen dos precios claves: tasa de interés y tipo de cambio".
Desde el radicalismo, Ricardo Alfonsín le aseguró a este medio: "Ya sabemos cómo terminó la convertibilidad y la posibilidad de adoptar el dólar como moneda propia es aún peor, porque implica pérdida de margen para gobernar y las consecuencias serían gravísimas".
Incluso el ex funcionario Juan Llach, quien participó del Gobierno de Carlos Menem durante la convertibilidad, aseguró en una entrevista con la revista 3 Días: "Es una mala idea, sería agregar una ridigez a la economía".
José Luis Espert, economista ultraliberal con posiciones que suelen ser disruptivas, apoyó la decisión del Gobierno de salir a desmentir los rumores: "Bien por el gobierno. Es absurdo. Hay un montón de reformas que hacer antes. No tener moneda, como hoy, es consecuencia de cosas que hay que dar vuelta antes. Y si las hacés, tal vez puedas tener monedas".
Por su parte, Felipe Solá aprovechó el tema para apuntar directamente contra el Gobierno: "Ni convertibilidad, ni dolarización. Ustedes dijeron que era sencillo bajar la inflación. Pues, háganlo o cambien el plan económico. Nosotros le presentamos un programa para enfrentar la crisis".