El plan anunciado por el Gobierno de la mano del acuerdo con el Fondo Monetario incluye un nuevo recorte de las metas de déficit fiscal que en tres años representará una baja del 13% en términos reales, un 3,7% en porcentaje del PBI.
Esto estará apalancado en una baja del 0,6% en la obra pública en 2019: son $ 90 mil millones de pesos en un año de elecciones, que equivalen al 60% del gasto total que se recortará. En tres años, esa baja será del 81% en términos reales.
El Gobierno aspira a que los programas de participación público privada, o PPP, compense la caída de la inversión por parte del Estado.
Por su parte, la baja estimada en salarios y servicios es del 0,2% para el 2019.
Ese era uno de los puntos que el FMI había señalado en su revisión de las cuentas argentinas a fines de 2018.
Esto representa $ 30 mil millones menos. Y las transferencias a las provincias serán 0,3% menores en relación al PBI, lo que implica un recorte de $ 45 mil millones.
Según trascendió, el Gobierno prevé un recorte adicional de $ 10 mil millones a lo anunciado para este año. Este año el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne ya anunció que se recortarán $ 30 mil millones en obras “todavía no iniciadas”.
“Si bien la reducción del déficit fiscal tiene un efecto directo recesivo, los cambios anunciados deberían generar una recuperación de confianza necesaria para ganrantizar un aumento de actividad en 2019 superior al de este año”, señaló el titular del Iaraf, el Instituto argentino para el análisis fiscal, Nadín Argañaraz.
Un punto de PBI equivale a $ 150 mil millones. Esa es la baja estimada para el próximo año en el gasto primario, según el detalle publicado ayer por el Gobierno.
“El acuerdo con el Fondo Monetario resulta exigente en términos fiscales. Aunque en este año la meta de déficit primario se mantiene en 2,7% del PBI, en 2019 debe ser reducido a 1,3% y en 2020 se alcanzaría el equilibrio en el déficit primario. Este esfuerzo fiscal (de 1,1% y 1,4% y 1,3% del PBI en 2018, 2019 y 2020, respectivamente) se traduce en una reducción sustantiva del gasto primario acumulada de 3,7% del PBI entre 2018 y 2020 inclusive”, reconoce un análisis de la consultora ACM.
Opuestos. Las críticas al plan oficial llegaron tanto desde la izquierda como de la derecha. “Se confirma el ajuste del gasto en $200 mil millones en el Presupuesto 2019, pero antes de eso, ya mismo, se libera el 2018 de toda meta inflacionaria lo que constituye una política consciente y deliberada de confiscación salarial vía inflación”, señaló por su parte desde el Partido Obrero, Néstor Pitrola.
Desde Economía y Regiones señalaron que “la Argentina debe alcanzar el equilibrio fiscal primario en 2018 y lograr pequeños superávits fiscales primarios en 2019 y 2020”. Es el plan de shock total que prevén los economistas mediáticos de la consultora que dirigió Rogelio Frigerio. “En este escenario se podría bajar más impuestos en un marco de menor inflación y más bajas tasas”, dijeron.