ECONOMIA
RECORTES Y DETERIORO

El ajuste que paga la salud: profesionales advierten que revertir el daño llevará 15 años

El equilibrio fiscal demandó recortes en salud que se aplicaron tanto en la prevención como en el tratamiento de enfermedades. La falta de campañas, la compra de insumos de baja calidad y los salarios atrasados de profesionales empeoraron el panorama.

Paro en el hospital Garrahan
PARO. Profesionales del Hospital Garrahan hicieron un paro y marcharon al Ministerio de Salud para pedir mejoras salariales. | Apyt

La inflación interanual fue del 236,7% en agosto, pero el presupuesto del Ministerio de Salud tuvo una actualización del 146% respecto al vigente en 2023. El ajuste tuvo un impacto directo tanto en la prevención como en el tratamiento de enfermedades. Algunas como la tuberculosis, la sífilis, la viruela y el dengue crecieron exponencialmente en el último año, pero faltan campañas, los insumos para tratarlas son cada vez de peor calidad y, ante la imposibilidad de los pacientes de pagar una prepaga, los hospitales públicos están desbordados. El tratamiento de otras, como las oncológicas, está en peligro por el incumplimiento en la entrega de medicamentos por parte de la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (Dadse). La falta de actualización de los salarios de los profesionales también complica el panorama.

Georgina Duarte es enfermera, trabaja 14 horas diarias en el hospital Garrahan y cobra $ 750 mil mensuales. “Con estos sueldos no podemos llegar a fin de mes. Pago un alquiler de $ 300 mil y los servicios salen otros $ 250 mil. El resto del mes tengo que sobrevivir o pedir un adelanto de sueldo”, explicó a PERFIL. Las últimas actualizaciones que tuvieron los profesionales que trabajan en el hospital fueron del 3%, 2% y 1%, señaló. “El Presidente dijo que sacaba a la casta, no a los pobres. Nosotros somos pobres”, agregó.

En la presentación del presupuesto para 2025 Javier Milei afirmó que “cuando un Estado se arroga tareas que no le competen termina por incumplir las responsabilidades fundamentales que sí le corresponden. Así es como terminamos con el 50% de pobreza, el retorno del analfabetismo (…) y hospitales públicos sin insumos que no pueden curar a nadie”.

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Los sueldos no son el único problema de los hospitales públicos. “Los insumos que compran son cada vez de peor calidad. Si a un paciente le pones algo que no sirve tenes que volver a hacer el procedimiento porque se rompe, el paciente sufre y nosotros trabajamos el doble”, detalló Duarte, que además es presidenta de la Asociación Civil de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan. Todo esto en un contexto en el que “la consulta es cada vez mayor y nuestros pacientes llegan cada vez más graves”. Incluso, muchos especialistas decidieron dejar el hospital para trabajar en centros privados.

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Sin embargo, la medicina privada también está en crisis. “Como aumentaron el copago, las clínicas y sanatorios están recibiendo menos consultas que antes. Aun cuando cobren un poco más la realidad es que hay alrededor de 5.000 clínicas y sanatorios que ya cerraron este año y 15.000 más que estarían por cerrar”, afirmó a este medio Oscar Atienza, médico y miembro de la Mesa Permanente en Defensa de la Salud.

El desborde de los hospitales promete ser cada vez peor. “Aumentaron los casos de chikungunya, zika, encefalitis equina, aparecieron enfermedades como la fiebre de Oropuche y, según el último informe epidemiológico, teníamos 250 casos de viruela”. Sin embargo, el último informe es de hace dos semanas. “La semana pasada no hubo informe, por primera vez en décadas”.

Por otro lado, los casos de dengue crecieron casi un 300% en septiembre si se compara el dato con el de 2023. “Por primera vez en la historia de Argentina hemos tenido dengue en el invierno. Un promedio de entre 5 y 15 mil casos semanales”, afirmó Atienza. “Cuando uno analiza esto piensa: ‘hay un fenómeno mundial en el que por ahí alguna enfermedad está en aumento, la sífilis, por ejemplo’. Pero en Argentina aumentó mucho más que en otros países. Lo mismo pasa con la tuberculosis”. En este último caso, la enfermedad “tiene una relación directa con la desnutrición y con el hacinamiento, por ejemplo, en personas en situación de calle”, explicó.

El deterioro de la salud no tiene una sola causa. “Acá está faltando prevención, promoción y protección. Falta mucha campaña en los medios. Eso siempre estuvo. Este año no”. Por eso, estima, al menos el 50% de los niños no tiene el calendario de vacunación completo. “Esto ya era un fenómeno que se venía viendo desde 2020, pero este año se intensificó en un 10% más”.

paro Garrahan
Paro en el Hospital Garrahan

El problema será mayor a largo plazo. Atienza opinó que, de no tomarse medidas urgentes frente a este panorama, revertir la situación puede demorar “entre 10 y 15 años”.

También hay situaciones que no pueden esperar. Pacientes con enfermedades oncológicas o poco frecuentes presentaron un amparo por la suspensión en la entrega de medicamentos por parte de la Dadse. Pero, según informaron las asociaciones que presentaron el reclamo conjunto, el Ministerio de Salud no asistió y frustró la audiencia convocada por la justicia para esta semana.

“No solamente no se presentaron, sino que tampoco enviaron los documentos que el juez les había solicitado. Dentro de ellos, el listado de pacientes que están tanto con amparo como con falta de medicación. Queremos saber claramente cuántos son los pacientes que han fallecido en el transcurso de estos meses por no recibir el tratamiento en tiempo y forma”, explicó a PERFIL Verónica Alonso, presidenta de la Asociación Mucopolisacaridosis Argentina.  Y agregó: “También pedimos que nos expliquen claramente cuál es el circuito administrativo, porque los pacientes necesitamos saber cuánto tiempo demora en llegar efectivamente la autorización y la entrega de la medicación, para saber en qué momento se vuelve a hacer el pedido”.

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Tras meses de espera, “lo que está pasando también en algunos casos es que los pacientes no quieren hacer más los pedidos porque están como desahuciados, cansados de este tipo de ninguneo. Hay muchas familias que ya directamente han decidido no continuar con sus tratamientos por estas cuestiones. Eso es muy grave”, sintetizó.

Cuando en junio de este año Melisa Viti contó a PERFIL por primera vez el caso de su madre, que fue diagnosticada con cáncer de mama, llevaba varios días esperando una respuesta. La idea era suministrarle la droga –cuya solicitud fue enviada a la Dadse a fines mayo– antes de operarse. Cuatro meses después, el medicamento sigue sin aparecer. “Ella necesitaba la medicación antes, pero ya se operó. La conseguí por donaciones dos veces, pero dos veces no la tuvo. Ahora probablemente la necesite, por eso inicié los trámites otra vez. Me pidieron que junte de nuevo toda la documentación”, concluyó.

 

Gi