Los integrantes del gabinete económico que comanda el ministro Martín Guzmán se encuentran realizando este fin de semana intensas gestiones para lograr, por un lado, una postergación en el pago de la Argentina por 2.400 millones de dólares al Club de París, que vence mañana, y por el otro, para delinear las bases de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que se cerraría antes de fin de año.
Tanto en Casa de Gobierno como dentro del equipo económico consideran que las conversaciones “son muy fluidas y van por buen camino”.
“Quizás en las próximas horas haya alguna novedad, alguna comunicación”, resumieron en Casa de Gobierno, en alusión a la posibidad que el FMI emita un comunicado destacando las gestiones con Argentina y otorgándole un mayor margen de maniobra. Así, el Gobierno espera obtener en forma inminente señales por parte del FMI y del Club de París para postergar los vencimientos con ambos acreedores.
Dentro del gabinete se comenta que la opción más viable al momento actual es la utilización de los sesenta días de gracia para cancelar esos vencimientos.“Buscamos que nos den aire para tener despejado el tema de la deuda”, sostienen.
Un indicio en las reservas. El balance del Banco Central del viernes dio un resultado global de 41.887 millones de dólares de reservas, lo cual confirmó que la autoridad monetaria no emitió la orden de transferir el monto necesario para cancelar el vencimiento del 31 de mayo con el Club de París.
El dato de las reservas era muy esperado por el mercado hacia el cierre del viernes para ver si finalmente el BCRA emitía la orden de transferencia a Tesorería de esos 2.400 millones de dólares para que luego la Secretaría de Hacienda pudiera realizar una transferencia a Europa y cancelar ese compromiso con el Club de París.
Pero eso finalmente no ocurrió y las reservas, que en principio deberían haber bajado unos 2.400 millones de dólares, aumentaron el viernes en 102 millones.
No se giraron
reservas del Banco
Central para pagar
los 2.400 millones
de dólares
Por lo pronto, los pasos que resultan como viables y más inmediatos serían declaraciones formales del FMI avalando una reformulación de plazos con Argentina y recomendando algo similar para la renegociación con el Club de París.
Durante junio, una nueva misión del FMI visitaría Buenos Aires, con lo que comenzaría formalmente una nueva etapa de negociaciones entre la Argentina y el organismo financiero internacional. La llegada de esa misión técnica sería uno de los paragüas que habría pedido el Club de París para otorgar una gracia que se extienda más allá del 31 de julio, cuando Argentina podría entrar en default si no paga los 2.400 millones de dólares.
Ala dura. Dirigentes, deportistas y artistas salieron a “marcarle la cancha” al ministro Guzmán , al divulgar la semana pasada una proclama pidiendo evitar los pagos de deuda.
La “movida” del ala dura había comezando casi dos meses atrás cuando solicitaron plazos de acuerdo no contemplados en el estatuto del FMI y cuando la bancada oficialista del Senado emitió una declaración para que la ampliación de la cuota parte de quienes integran el FMI se orientara a los gastos generados por la pandemia.
Con este panorama y con las últimas decisiones que se tomaron en materia de política exterior, se considera que el panorama de renegociación de la Argentina se complicó.
“Fueron muy malas señales del Gobierno en cuanto a la política exterior en estos días”, recalcó un importante consultor local.
Los analistas mencionan el retiro de la demanda contra Venezuela ante la Corte Penal Internacional por violación de los derechos humanos, y la postura asumida en el conflicto entre Israel y Palestina.
Estos hechos determinan que el nivel de diálogo con la Casa Blanca en Washington “se enfrió”, algo complicado para la Argentina, porque el Gobierno necesita imperiosamente que ese país le dé respaldo en el Directorio del FMI para cerrar un acuerdo con el organismo internacional y con el Club de París.