Mientras en Buenos Aires los fondos de inversión y representantes del Fondo Monetario Internacional recorren el Palacio de Hacienda, las empresas estadounidenses que operan en la Argentina abrieron los canales con el Gobierno de Donald Trump para pedir apoyo de Washington en la negociación por la deuda externa con inversores privados y con el Fondo Monetario Internacional.
Una delegación de las empresas que integran la American Chamber of Commerce (Amcham) y que tienen inversiones en la Argentina mantuvo contactos con representantes de la US Chamber en el marco de una serie de reuniones que los llevará al Departamento de Estado y al Tesoro de los EE.UU., entre otros organismos. En las últimas semanas mantuvieron reuniones a través de la Embajada de EE.UU. para que el Gobierno estadounidense resguarde a los 'intereses americanos' en el exterior.
El Gobierno de Alberto Fernández aspira a una quita de capital e intereses y a estirar plazos para la deuda argentina y garantizar así el pago, que sea “sustentable”. El ministro de Economía, Martín Guzmán, está en la etapa de sondeo de los bonistas antes de presentar una oferta para el canje de deuda y fijó un plazo para identificar a los tenedores hasta el 16 de marzo.
Una de las opciones que se plantean en la negociación con el FMI es que haya un desembolso del organismo para hacer un pago inicial a los inversores a cambio de postergar la mayoría de vencimientos y ganar los dos o tres años de plazo que reclamó Guzmán ante el Congreso, cuando transmitió la idea de que no podría contar con un resultado fiscal favorable hasta 2023. Los bancos elegidos para la operación fueron el Bank of America y el HSBC. En el mercado estiman que podrían subcontratar a otras entidades que ya estuvieron en contacto con los bonistas pero que finalmente no fueron los elegidos por el Palacio de Hacienda.
Los representantes de los bancos internacionales consideran que el default no es una opción para ninguna de las partes involucradas. En cambio, sostienen que, oferta mediante, el país podría retomar el acceso al mercado internacional en el transcurso del año. La visión optimista marca que la macroeconomía, si se resuelve el problema de la deuda, queda ordenada, aunque el desafío es recuperar la microeconomía. “Mantener el superávit fiscal y reconstruir la micro, volver a poner incentivos a la producción, bajar impuestos, bajar retenciones. El paquete de medidas es muy dañino en términos internos”, enumeró uno de los directivos de un banco con sede central en Nueva York.
Para el analista del think tank The Wilson Center, Benjamin Gedan, “en las decisiones del FMI hay un rol importante del Tesoro (de EE.UU) pero va a tener que ver con el plan económico de la Argentina. “No creo que el Tesoro esté en condiciones de un apoyo sin tener una visión más específica del país”, agregó. “No creo que exista un plan económico. Los bonistas piden ver el plan económico y el gobierno dice que no lo puede tener hasta no resolver el tema de deuda”.
En ese marco, el analista político consideró que “normalmente es más fácil empezar con el FMI. Ya se tiene un plan y transparencia porque el Fondo revisa las cuentas. Sería más fácil así, para después negociar con los bonistas”.
El factor Cristina
En una de las organizaciones de lobbistas de Washington que negocian para las empresas estadounidenses, la Casa Blanca buscará que la Argentina tenga éxito para evitar un realineamiento con China, aunque consideran que la administración de Trump no tiene una mirada estratégica en la política exterior con el país. Pese a eso, también señalan que hay consenso en que “no hay que arrinconar” a Alberto Fernández por ese mismo motivo, si bien -más allá de la deuda- miran con atención lo que pueda pasar con las políticas comerciales del nuevo gobierno.
Entre las dudas que citan en Washington DC está el rol de Cristina Fernández, Máximo Kirchner y La Cámpora en el Gobierno. En ese marco, consideran que ese bloque interfirió en la elección de los bancos para participar de la reestructuración de la deuda. “Es común ahora decir que la oposición está en el Gobierno. Se notan los conflictos internos en la política exterior, con el FMI. Un día está hablando con los europeos y otro día está enfocado en Evo Morales, Lula Da Silva o Manuel López Obrador”, detalló Gedan sobre los comentarios sobre el país en la capital estadounidense, que también dio cuenta de las lecturas desde la Casa Blanca de los viajes de Cristina Fernández a Cuba. En la administración Trump “tienen la idea de que Cuba está jugando un rol estratégico con Venezuela. Y la presencia de Cristina Fernández en La Habana hace tener esa idea, aunque esté visitando a su hija”.
PV / DS