El reconocido economista francés, Jean Paul Fitoussi, es un amigo de la Argentina. Trabaja, entre otros, con Joseph Stiglitz y ha intercedido en favor de nuestro país en un par de oportunidades con los bonistas de la deuda argentina. En general, apelando a la premisa que lo caracteriza “Si los acuerdos por la deuda empobrecen el capital en sentido amplio de una nación (como le pasó a Grecia) no servirá de nada”, dice y le da un aval al ministro Guzmán en el camino que ha enfocado al querer lograr un “acuerdo sustentable” por el canje.
"Sigo muy de cerca la situación argentina y me inquieta que el afán de reducir la deuda con los organismos internacionales provoque la pérdida del capital humano, el empobrecimiento de la nación y la destrucción completa de su patrimonio", sostuvo el académico europeo, quien tomó a Grecia como ejemplo de un país que redujo su deuda a costa de resignar el capital para las futuras generaciones, llevando a la sociedad a una situación de incertidumbre y desesperanza con relación al futuro.
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Fitoussi recordó que ya había vaticinado esta crisis que enfrenta hoy el país en el que “los banqueros piden por la reestructuración de una deuda insostenible”. Y advirtió: “Si más allá de la crisis que atraviesa Argentina por el virus, se agrega una crisis por la negociación, con un tratamiento salvaje de la deuda (por parte de los banqueros), entonces el período que venga será muy inquietante”, anticipó.
Para este profesor de economía, el mundo se encuentra en una situación casi revolucionaria, viviendo la mayor depresión de la historia. “(Los estados tienen que) hacer políticas que no agraven la crisis si no que le den seguridad a la gente, aunque sea más pobre. Pero que sea igualitario el destino, que implique al conjunto de la población”, sostuvo.
Fitoussi participó como invitado en una videoconferencia organizada por la Universidad Nacional de Tres de Febrero donde estuvieron invitados el viceministro de Economía Haroldo Montagu, el Senador Martín Lousteau, la presidente de GST Grupo Financiero, Isela Costantini y el rector e la UNTREF, Aníbal Jozami.
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El debate se centró en cómo medir desigualdad, vulnerabilidad, desarrollo económico y progreso social para lograr un estado de Bienestar; sobre el futuro de las deudas soberanas y el rol de estado en el proceso de globalización en un mundo post COVID-19.
Fitoussi es profesor emérito en Science Po, París y focalizó su charla en analizar qué indicadores deben medirse en un país para elaborar políticas que permitan establecer una economía basada en el bienestar, en la felicidad de la gente y en el respeto a la naturaleza.
“Es la primera vez que vivimos algo semejante en tiempo de paz”, dijo, “tendremos una de las mayores crisis económicas, mayor que la de los años '30 y va a golpear más, como es habitual, a los más frágiles”, indicó.
En esta condiciones, se preguntó qué medir para comprender la situación porque “lo que medimos es lo que determina aquello sobre lo que se deciden las políticas públicas”, dijo. Y explicó que al medir el PBI de un país, decir que el crecimiento es del 5% no tiene sentido si le toca al 1% de la población más rica, porque para el 99% restante no habrá crecimiento. Entonces, como base, el crecimiento económico deberá englobar a la mayoría de la población”, acordó.
En el contexto del COVID-19 Fitoussi se refirió a la seguridad económica “En este marco, hemos tratado de comprender lo que ocurría con las desigualdades. No todos estamos sometidos a la misma inflación, tampoco a la misma tasa de crecimiento, ni de educación. Hay desigualdades fuertes que hacen que seamos diferentes unos de otros. Tenemos que encontrar como representar eso de manera más realista”, indicó.
“EEUU terminará el año con 20% de desempleo; Francia tuvo ese porcentaje en abril y estimamos que el PBI bajará un 15% en Europa”, indicó el economista Fitoussi.
Y avanzó con su propuesta de construir una métrica del bienestar. “Podemos hacerlo a través de elementos objetivos y subjetivos. Entre los primeros tenemos lo material, el patrimonio; pero también tenemos a la salud que hoy es el elemento fundamental”; explicó.
Fitoussi cataloga a la salud como uno de los elementos fundadores del bienestar, y a la educación en segundo lugar. El tercer factor que importa para el economista es el empleo. Y no cualquiera, sino uno decente, “Para la OIT el empleo decente es aquel en que el individuo no es explotado, es un empleo que se acompaña de protección social”, dijo y criticó a la proliferación actual de trabajos precarios.
Por otra parte se refirió al capital social como la red sobre la cual el hombre puede desarrollar su posición social. “Y también es la confianza que tenemos en otras personas y en las instituciones (icluyendo a los gobiernos), algo que hoy está en retroceso, como pasa en Brasil”, dijo. Y recordó que desde los principios de los tiempos la confianza ha sido la base de la economía para hacer operaciones.
En otro orden de cosas nombró la igualdad entre hombre y mujer, entre géneros. “Es la matriz de una sociedad en paz. Si esta igualdad se rompe, la sociedad se convierte en violenta y el bienestar disminuye”.
Fitoussi entiende que hoy el nivel de bienestar es bajo por la fuerte incertidumbre que atraviesa el mundo. “No sabemos qué pasará mañana. La inseguirdad a nivel sanitario y económica es fuerte. Si no somos libres, nos encontramos en una situación de bienestar mínimo”, recordó. “Lo que se plantea, es saber si vamos a tener una evolución sostenible”, recordó. Finalmente, la durabilidad es pensar en el bienestar sostenible. Esto existe si podemos dar a las generaciones futuras un capital (social, humano, económico y político) como mínimo igual al que hemos gozado”, recordó.
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Y al referirse a una situación sostenible recordó como fundamental que el ciudadano se interese por el régimen político en el que está viviendo. “La democracia es el elemento inmaterial del bienestar del que gozamos. Hay que ver si las políticas económicas que conducimos permiten conservar como mínimo una cantidad igual de capital y pasarlo a generaciones futuras, pero no lo son como las que se orientan a la estabilidad de la deuda pública, uno de los problemas de Argentina que hemos tratado de analizar con Stiglitz para negociar con BlackRock”, dijo.
Y finalmente indicó: “La deuda no es el elemento más importante, sino el patrimonio de la nación. Y la riqueza de un país comprende otros elementos. La deuda es sólo el pasivo. En el activo del balance está el capital social, natural, humano y el capital inmaterial (representado por la libertad)”, completó.
Y concluyó: “Si una política manejada por un gobierno reduce los distintos elementos del capital y la deuda publica, algunas políticas serán consideras buenas, pero si destruyen capital en el sentido amplio, definitivamente no sirven”.