Devaluación brusca, recesión, corrección de los desequilibrios. El recorrido se cumple en la balanza comercial, que generó por esta vía una buena noticia para el Gobierno, ya que en mayo hubo un superávit de US$ 1.373 millones de dólares, contra un déficit de 1.282 millones constatados en el mismo mes del 2018. La caída de las importaciones volvieron a ser clave, con un derrumbe del 28%, pero las exportaciones también crecieron 16,5%, impulsadas esencialmente por el agro y en menor medida por combustibles y energía.
El Indec difundió la evolución del Intercambio Comercial Argentino, en donde se constató que las exportaciones totalizaron 6.017 millones de dólares, contra 5.164 millones de mayo de 2018. A su vez, las importaciones mostraron una caída interanual hasta los US$ 4.644 millones, contra 6.447 millones del mismo mes del año pasado.
En los primeros cinco meses del año la balanza comercial muestra un superávit de US$ 4.528 millones contra un déficit observado de 4.542 millones en el mismo período del 2018.
“Las exportaciones parecen comenzar a traccionar como se esperaba con el dato de mayo. El resultado superavitario se estaba logrando íntegramente por el lado de la contracción de importaciones dada la suba del tipo de cambio real y también por la contracción de la actividad económica”, señaló un reporte de la firma Iaraf, que destacó que ahora en mayo “se observó un aumento de 195% en la exportación de semillas y frutos oleaginosos y de 59% en cereales en general”. Las exportaciones combustible y energía treparon un 28,9%.
La tasa de importaciones afecta al mercado interno
La caída de las importaciones, en tanto, sigue siendo estrepitosa en línea con la recesión: “Entre enero y mayo se importó sólo las tres cuartas partes en términos físicos que lo que se importó en 2018”, detalla el Iaraf. El dato más contundente: las importaciones de bienes de capital se contrajeron 40,0%, “reflejando la fuerte contracción de la inversión”, señala.
CP