Fueron escenas explícitas de lo que en el mercado algunos definen como buscaglismo: la formación de la opinión pública financiera por parte de uno de los gurúes más demandados por empresarios y fondos de inversión, el ex Merrill Lynch, Marcos Buscaglia. Ante 440 personas, el doble de la capacidad prevista, en el auditorio del museo MALBA, el consultor de moda no ocultó sus anglicismos para definir los escenarios que imagina de cara a los posibles resultados del domingo.
“Si Macri gana con estos resultados económicos”, dijo, “hats off”. Con esa expresión, que expresa en inglés la idea similar a “chapeau” o simplemente “felicitaciones”, el economista y también columnista del programa Odisea en La Nación más resumió la expectativa del mercado financiero, o al menos de los representantes reunidos allí en la convocatoria de la agencia de inversiones Balanz Capital.
El evento llevó el título de una cita de la banda de punk de los ochenta The Clash “should I stay or should I go”. Así rezaba de hecho un cartel detrás del panel que completaron Claudio Porcel, de la firma, junto al periodista Marcelo Longobardi y el analista de la consultora Isonomía, Juan Germano.
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“Y si gana Alberto Fernández, bueno… shit happens”, apuntó Buscaglia al referirse al escenario que por ahora los inversores financieros ahí reunidos consideran menos deseable. “Una cagada”, podría traducirse su expresión que tuvo una explicación en español: “El mercado está cebado”, señaló, antes de apuntar que si bien antes se consideraba “positivo” desde la mirada de los brokers que apuestan por la continuidad de Juntos por el Cambio una victoria de Fernández-Fernández de cinco puntos porque la consideraban remontable, ahora esperan un comicio más parejo, e incluso con alguna sorpresa que podría poner, sueñan, al binomio Macri-Pichetto en ventaja.
“Si gana Alberto la va a tener difícil, para que doña Rosa no compre dólares, para que las empresas inviertan o para que los chicos jóvenes no se quieran ir del país”, sorprendió el también titular de Alberdi Partners, que incluso aventuró que para calmar a los mercados el compañero de fórmula de Cristina Kirchner debería hacer un gesto a la ortodoxia mayor al que hicieron Lula da Silva o Carlos Menem cuando ganaron sus comicios en medio de desconfianza del mercado. “No sé, debería nombrar algo así como a Melconian”, exageró.
Lo seguían en silencio los ejecutivos que habían llegado temprano y se abarrotaban en el auditorio, y entre un murmullo también los que de pie, tras quedarse afuera, lo miraban por pantalla gigante tomando unos tragos a metros de la muestra furor del momento, Liminal, de Leandro Erlich, que pasaba inadvertida ante tanto pronóstico electoral y libido financiera en días de tensión China con Estados Unidos. Algunos incluso trataban de leer los labios directamente desde afuera esperando que saliera gente para poder ingresar.
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El lunes habrá veredicto de esa masa heterogénea llamada "mercado", que según el clima del evento, llegará a los comicios convencido de un resultado parejo que le daría supuestamente chances a Macri en una segunda vuelta lo que gatillaría un rally alcista de los activos en los que estarían invertidos.
Pero son todas elucubraciones gaseosas. Nadie tiene claro qué va a pasar y hasta hay lugar para una sorpresa o golpe inesperado para ese ambiente que se autoconvence todo el tiempo de realidades que luego no ocurren, porque dijo el propio Germano, hay innumerables factores que hacen esta elección muy difícil de predecir. Desde, por un lado, cómo se va a cortar la boleta, hasta cuánto se van a llevar los candidatos “chicos” que pueden restar 1 a 2% de los principales competidores y resultar definitivos en una elección que sí, señaló el encuestador, asoma “pareja en el margen de una diferencia posible de 1 a 3 puntos”.
Cp