En los últimos años, se ha dado un creciente interés en todo el mundo por la idea de una jornada laboral de cuatro días. Esta propuesta surge como una solución potencial para abordar el agotamiento y el estrés asociados al trabajo de tiempo completo y el equilibrio entre la vida laboral y personal.
En Argentina, esta discusión no ha sido ajena. Actualmente, la jornada laboral promedio es de 8 horas al día, de lunes a viernes. Sin embargo, existen propuestas para reducir esta jornada laboral a cuatro días de trabajo por semana.
La idea detrás de esto es que los trabajadores tendrían más tiempo libre para dedicar a sus familias, pasatiempos y otras actividades importantes fuera del trabajo, lo que podría aumentar su satisfacción y por ende, la productividad en el trabajo.
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Sin embargo, a pesar de los beneficios potenciales, hay algunos desafíos que deben abordarse antes de que una jornada laboral de cuatro días sea viable en Argentina. Uno de los principales desafíos es cómo asegurar que los trabajadores reciban el mismo salario que percibirían al trabajar por una semana laboral de cinco días. Otra preocupación es cómo garantizar que las empresas mantengan su nivel de productividad y continúen cumpliendo con sus responsabilidades y plazos.
A pesar de estos desafíos, algunos estudios han demostrado que una semana laboral más corta puede mejorar la productividad y reducir el absentismo, así como la fatiga en el lugar de trabajo.
La pata política de la reducción de la jornada
“Argentina está entre los países del mundo en el que se trabaja más horas. Esto tiene que ver con que la caída del salario que es muy, muy acentuada, busca compensarse, al menos parcialmente, con una extensión de la jornada laboral”, señaló Gabriel Solano, legislador por el Partido Obrero en el Frente de Izquierda por la Ciudad de Buenos Aires, en diálogo con PERFIL.
“Entonces, cada vez estamos más lejos de la jornada laboral de 40 horas que, debería ser lo lógico. Encima se deberían pagar las horas extras, cosa que no ocurre porque muchos trabajadores son informales. De hecho, hoy lo que vive Argentina es una extensión de la jornada laboral”, agregó Solano.
“Estamos a favor de que las horas de trabajo disponibles que existen en la economía se distribuyan entre todos los trabajadores de manera tal que se termine la desocupación. Eso debería llevar a una reducción de la jornada laboral porque hoy, por un lado, tenemos trabajadores desocupados y por el otro trabajadores sobreocupados”, se lamentó el también candidato a presidente por el Frente de Izquierda.
¿Y el salario?
“La forma de terminar con esta situación absurda se soluciona con una distribución de la jornada laboral. Dicha reducción y distribución de la jornada debe hacerse sin afectar el salario, esto es muy importante, porque si afecta el salario los trabajadores no lo van a aceptar, ya que si se hace una reducción de la jornada a expensas del salario los trabajadores serían condenados a la pobreza”, contestó Solano.
“La reducción de la jornada laboral es un punto de llegada, no un punto de partida. Todo el mundo converge en una reducción de la jornada laboral. La cantidad de horas trabajadas cae de manera sistemática en los últimos 100 años, antes se trabajaba 12 horas por días, ahora en el mundo desarrollado se trabajan 7 o 6. Nosotros estamos caminando también en ese sentido”, señaló por su parte el diputado de Juntos por el Cambio Martín Tetaz en declaraciones a este medio.
¿Qué posibilidades hay de que se reduzca la jornada laboral en la Argentina?
“Una reducción de la jornada laboral es cambiar la causalidad porque si vos no tenés un aumento concomitante de productividad no podés sostener los salarios con la gente trabajando menos y tampoco es cierto que se puedan reasignar las horas de trabajo; ya que son distintas las capacidades de la gente que hoy está trabajando más de ocho horas que las de gente que no lo está haciendo”, compartió Tetaz.
Asimismo, consideró que no es necesario que exista una ley para la reducción de la jornada laboral, sino que cada empresa puede ir haciendo una prueba piloto y ver si funciona o no. “No es necesario que pase por el Congreso”, estimó el legislador.
Falta de capacitación y bajo rendimiento
Para el especialista en Educación Financiera y Emprendedurismo, Daniel Adler, un aspecto vital es la productividad; es decir, hacer más con menos tiempo, trabajar por objetivos y no por horario, algo para lo que los trabajadores argentinos, según su mirada, todavía no están preparados.
“Hoy, puntualmente, en Argentina, no estamos listos para jornadas laborables de cuatro días. De hecho, las micro y mediana empresa representan el 99,6% de todo el comercio que hay en el país. Estas empresas tienen de 200 empleados para abajo, es decir el 80% de la mano de obra de toda la Argentina; pero estas son las empresas que más les cuesta o les falta la protocolización de procedimientos, de delegación de tareas, en fijarse metas grupales, individuales y corporativas para poder dejar de trabajar por horas y no por objetivos”, opinó Adler.
Pros y contras de la reducción de la jornada
“La reducción de la jornada laboral no debería ser obligatoria, sino opcional, ya que algunos trabajadores pueden preferir trabajar más horas para ganar más dinero. En este sentido, la reducción de la jornada debería ser negociada entre empleadores y trabajadores, y adaptarse a las necesidades y preferencias de cada uno”, señaló a PERFIL Horacio Llovet, experto en mercado de trabajo y CEO de Nawaiam.
En cuanto a los pros y contras de la reducción de la jornada laboral Llovet destacó:
Pros:
- Mejora la calidad de vida de los trabajadores.
- Puede aumentar la productividad y la creatividad.
- Fomenta un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
- Puede reducir el ausentismo y la rotación laboral.
- Favorece la igualdad de género, permitiendo que las mujeres tengan más tiempo para cuidar de su familia.
Contras:
- Puede aumentar los costos laborales para las empresas.
- Puede reducir la cantidad de tiempo disponible para completar tareas y proyectos.
- Podría ser difícil de implementar en sectores con alta demanda de trabajo, como la salud o la seguridad.
- Es importante tener en cuenta que estos pros y contras pueden variar según la industria, el país, y las condiciones laborales de cada trabajador.
“En Argentina, una de las principales barreras para la reducción de la jornada laboral podría ser la resistencia de los empleadores a pagar salarios más altos a cambio de menos horas de trabajo. Además, en algunos sectores, como la construcción y la industria, la implementación de una jornada laboral más corta podría resultar complicada debido a la naturaleza de los trabajos”, acotó Llovet.
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En conclusión, una jornada laboral de cuatro días para la Argentina sigue siendo un tema de discusión. Aunque hay desafíos que deben abordarse, existe una creciente evidencia de que una semana laboral más corta puede ser beneficiosa tanto para los empleados como para las empresas.
A medida que la sociedad avanza hacia una mayor flexibilidad en el trabajo y una mayor atención a la calidad de vida, es probable que la discusión sobre la implementación de una jornada laboral más corta continúe bien sea a través de la vía política o como un acuerdo entre empleado y empleador.