Gerardo Ferreyra y Osvaldo Acosta son los
pilotos de Electroingeniería, una empresa que supo crecer, en los últimos años,
como muy pocas lo han hecho. Su vertiginoso despegue los llevó a convertirse en
los nuevos dueños de la obra pública, en particular en el sector eléctrico,
dejando en el camino a verdaderos pesos pesados como Techint y competir a la par con Roggio e
IMPSA.
De ser una simple PyME cordobesa, focalizada en la ingeniería y
construcción de obras eléctricas,
pasaron a ser un holding con más de 15 empresas y a diversificar sus unidades de
negocio hacia lo vial, la comunicación, la agroindustria y el desarrollo inmobiliario. Esta
expansión en sus actividades tuvo su correlato en la facturación ya que en tan sólo cuatro años
lograron un incremento del 600%:
de u$s 42 millones en 2004, a u$s 290 millones en 2008.
El salto que permitió a Electoingeniería jugar en las grandes
ligas se dio a principios de 2006, cuando Intesar (la empresa del grupo dirigida por Ferreyra) ganó
la licitación para hacer la interconexión de extra alta tensión entre Puerto Madryn (Chubut) y Pico
Truncado (Santa Cruz), por u$s 195 millones. Desde entonces, el porcentaje de facturación de la
compañía que se origina en el sector público fue en ascenso.
“En los '90, la obra pública era escasa y las grandes obras
de infraestructura estaban enmarcadas dentro de las privatizaciones, por lo que era dinero privado.
Ahora, el 64% de nuestra actividad se debe a trabajos con el Estado (u$s 185 millones), y el
restante 34%, con particulares”, señala a
FORTUNA Osvaldo Acosta, el presidente y mayor accionista de Electroingeniería, en sus
oficinas del centro porteño.
La nota completa, en la última edición de la
Revista Fortuna
.