Sonia Núñez es la dueña de Sandwichería Cleo en Salta desde hace 11 años, cuando se hizo cargo del negocio que era de la familia de su marido. El armado y envasado era hecho por ella y sus empleados en la casa de Núñez, pero después de haber aplicado y que le otorgaran un crédito del Banco de Inversión y Crédito Externo (BICE), empezó a construir una planta de elaboración para aumentar la producción y distribución de los productos envasados.
Alejandro Guanzetti tiene una proveedora de materiales de construcción en La Plata que su familia maneja desde hace dos generaciones, y dice que “hoy por hoy no nos cierran los números”. Aunque por ahora pudieron evitar echar a cualquiera de sus treinta empleados, su principal problema sigue siendo los costos impositivos y las cargas laborales que le cargan la mochila.
Los dos casos coexisten en el universo de las pymes, responsable por el 70% del empleo privado que el Gobierno intentó potenciar desde que se hizo efectiva en octubre del año pasado la Ley Pyme, una de las normas que el equipo económico y el propio presidente Mauricio Macri más destacan porque consideran que contribuye a la creación del marco para el emprendedorismo del mundo ideal de Cambiemos.
Las herramientas que la ley estableció son: descuentos en impuestos específicos a las pymes, financiamiento facilitado para créditos del BICE y simplificación de varios trámites a través del Ministerio de Producción y AFIP. Para tener acceso a estas posibilidades, las empresas tienen que registrarse en el Registro Pyme del Ministerio. Como contó PERFIL semanas atrás, hasta se transformó en una herramienta electoral para sumar pymes en cada ciudad que visitaba el jefe de Estado.
Con datos a agosto de este año, la cantidad de empresas registradas ya llega a 300 mil. Además, entre desembolsos por financiamientos desde Producción y el BICE, descuentos y compensaciones en impuestos, calculan que se generaron beneficios para las empresas por un monto total de 22.700 millones de pesos. Y de noviembre del año pasado a julio, el cálculo para las provincias refleja que en promedio una pyme ahorró cerca de 40 mil pesos.
A mitad de camino. Sin embargo, muchas de las problemáticas enfrentadas por la franja empresarial pequeña y mediana siguen persistiendo. Entre las más importantes, el costo laboral y la presión impositiva, además de las tasas de interés que siguen elevadas para combatir la inflación.
“Cerca del 37% de nuestro costo total viene del personal fijo que tenemos, es muy difícil mantener el margen”, explica Mara Veik, que junto con sus hermanos alquila hace un poco más de un año una fábrica láctea en Entre Ríos. De acuerdo con cálculos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la carga impositiva en promedio equivale al 42% de los ingresos. Veik nota que un factor determinante para su empresa es el gran flujo de productos que vienen de las empresas más grandes en Córdoba y Buenos Aires, que les compiten a precios demasiado bajos para ellos.
De todas formas, a pesar de los avances en financiamiento de la Ley Pyme, el acceso a los créditos para las empresas pequeñas y medianas sigue siendo considerablemente bajo en comparación con otras economías. De acuerdo con datos del Departamento Pymi de la Unión Industrial Argentina (UIA), la participación del crédito pyme equivale al 2,2% del PBI en Argentina, mucho más bajo que en México (8,1%), Colombia (23,3%), EE.UU. (40,1%) y Corea (104%).