“Si los bancos no bajan las comisiones, la tarjeta Supercard será excluyente”, dispara María Lucila Colombo, alias Pimpi, a PERFIL, mientras el proyecto avanza, aunque difícilmente se ponga en marcha a pleno hasta dentro de un mes.
La subsecretaria de Defensa del Consumidor y mano derecha del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, aseguró que “más allá de lo que tarde en quedar operativa la tarjeta, lo que importa es que ahora empieza a competir y el sector financiero se va a tener que adaptar”. Adelantó que los consumidores probablemente puedan empezar a utilizar ese financiamiento con sólo adherirse, “sin tener que esperar a tener el plástico”.
La suscripción de los potenciales usuarios a la propuesta oficial en los locales de las grandes cadenas de supermercados podrá producirse después de que se publique en el Boletín Oficial el modelo de contrato de adhesión –que se espera para los próximos días– al que los supermercados deberán ajustarse.
Para Pimpi, seguramente las negociaciones entre los bancos y las tarjetas continúan, “pero no hay reuniones pactadas con la Secretaría”, que avanza para poner en marcha la tarjeta. Además, la funcionaria estimó que, por cada millón de personas que se financie con la Supercard, volverán al consumo cerca de $ 1.100 millones “porque al no tener que pagar las tasas altas de los bancos de casi 60% y tener que abonar sólo 22%, van a poder darle otro destino al efectivo de esa diferencia, ya sea para comprar un vestido o cualquier otra cosa”. Al respecto, la funcionaria recordó que las firmas de electrodomésticos ya expresaron su deseo de sumarse a los supermercados y ofrecer el plástico.
Crítico del proyecto del Gobierno, Héctor Polino, representante legal de Consumidores Libres, señaló a este medio que “antes de sacar esta tarjeta, podrían modificar la Ley de Tarjetas de Crédito” y destacó que “no se entiende cómo si según el Gobierno la inflación es de 10%, el financiamiento al consumo sea de 22%”.
Por otra parte, el analista aclaró que las grandes cadenas facturaron el año pasado unos $ 75.000 millones, de los cuales $ 45.000 millones se operaron con crédito o débito y consideró que los consumidores no tienen una lista clara de los precios con los que se inició el congelamiento. En tanto, fuentes del sector bancario opinaron que “la única forma de que la tarjeta tenga algún efecto en el congelamiento de precios es que se extienda a otros sectores del consumo”. Por el momento, los súper sólo tienen cerca de 2 millones de clientes bajo esta modalidad mientras que los bancos tienen en circulación cerca de 20 millones de plásticos.
