La mayor parte de los trabajadores asalariados a nivel mundial no están satisfechos con sus trabajos en relación de dependencia. Al menos no del modo en que se estructuró la sociedad del trabajo, allá por la década del 50.
Entre otros factores, las personas que trabajan en las organizaciones -personas como usted o como yo, que tienen sensaciones, emociones, interpretaciones, deseos, expectativas en un mundo cambiante- ya no tienen como única medida del progreso el salario y los beneficios de la relación de dependencia.
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A raíz de esta situación son más las empresas que deciden adaptarse a la época para luego generar desarrollo y crecimiento. Para eso, utilizan distintos recursos, herramientas y convocan a distintos profesionales. Entre ellos se destacan los coaches ontológicos por su capacidad para desarrollar ámbitos intra e interpersonales de aprendizaje, integración y gestión ontológica, tanto con las personas en el contexto laboral privado como público.
¿Qué es el aprendizaje ontológico?
Ahora bien, ¿qué es un “aprendizaje ontológico”? Ahí está la clave y el diferencial.
“Ontológico” significa el estudio del ser, aunque una aproximación más representativa a la ontología puede ser la capacidad que las personas tienen de observar el mundo y a ellas en él, otorgándole un sentido desde su propia mirada e interpretación que termina convirtiéndose en la realidad en la que vive.
El Coach Ontológico interviene como facilitador de un aprendizaje que le posibilite, a las personas y a la organización de la que forma parte, observarse y distinguir los filtros paradigmáticos y culturales que puedan teñir el mundo que observa y sus posibilidades.
El coach indagará sobre el conocimiento existente, con el que seguramente ha encontrado el límite de sus resultados, para invitar a desplazar al observador hacia otra perspectiva, donde pueda ver lo que no ve, saber lo que no sabe y hacer lo que no puede.
Los resultados que no aparecen, muchas veces están relacionados con hábitos que fueron generados por una cultura heredada, nunca revisada y que, por ende, pocas veces cambia.
Peter Drucker (1909-2005), considerado el padre del management del siglo XX, decía: “La cultura se come a la estrategia para el desayuno”.
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El Coach Ontológico acompañará a la organización a transitar un camino transformacional que le permita reconocer, diseñar, crear y gestionar la realidad que desea vivir, haciéndose responsable, desde el fenómeno del compromiso, de generar los contextos culturales, relacionales y conversacionales para crear su futuro.
Sin dudas, este insumo es material preciado para quienes conducen equipos de trabajo. Sobre todo, porque se construye un espacio de aprendizaje colaborativo, potente, sinérgico y dinámico, entre los participantes y el coach para potenciar competencias afines como liderazgo de equipos, comunicación productiva, capacidad para superar conflictos, gestión emocional, expansión de network, entre otros.
En esa dinámica, el coach acompaña desafiando conversaciones y emociones recurrentes para que los participantes logren desarrollar mayor consciencia y compromiso sobre sus propios procesos, aprendiendo a ver nuevas posibilidades sobre sí mismos y en los sistemas en los cuales interactúa.
Asimismo, el coach ontológico permite re-enunciar el propósito de la organización, declarar una visión y poner en práctica sus valores fundantes (o reconvertirlos de ser necesario) hacia un modelo de gestión productivo que no cosifique a sus integrantes, sino que los acompañe en su desarrollo tanto personal como relacional, con el consecuente impacto positivo en el modelo productivo de la empresa.
* Master Coach Profesional (MCOP) y Presidente de la Asociación Argentina de Coaching Ontológico Profesional (AACOP).