ECONOMIA
proyecciones privadas

Por culpa de la inflación, el consumo no puede volar

El Gobierno sostiene que el mercado interno traccionará este año la economía; sin embargo, algunas consultoras advirtieron que la falta de plata en los bolsillos y la suba de las tarifas pulverizarán la posibilidad de comprar.

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Compras. El poder de compra de los argentinos está cada vez más lejos de ir de shopping. | xinhua

El discurso oficial apunta a que hay que aumentar las exportaciones para conseguir dólares, a la vez que se fortalezca el mercado interno, no solo para el bienestar de los argentinos, sino también como una “plataforma” de lanzamiento de las empresas para luego salir al exterior.

Una inflación en alza como la que se está vislumbrando para este año pone en jaque las metas de recuperación del consumo y también pulveriza el salario. Esas son las proyecciones de algunas consultoras privadas que relevó PERFIL. Justamente esta semana, cuando se supo que los salarios del sector público y privado alcanzaron el año pasado un aumento promedio del 53,4%, por encima de la inflación del 50,9%, según el Indec.

Más allá del optimismo oficial, varias consultoras privadas ya han anticipado que este año, el consumo interno no será uno de los motores del crecimiento de la economía debido a la precariedad laboral, que hace que los ingresos de los trabajadores “en negro” crezcan menos que la inflación, que para este año se estima en 55%, y la suba de tarifas, que restará dinero para otros consumos.

A estos factores, se suman los incentivos que siempre se disponen los años electorales y que en 2021 fuera bautizado como el “Plan Platita”. Un informe de la consultora Analytica hizo punta al afirmar que “la recuperación del nivel de actividad por sí sola no garantiza un mayor consumo. El deterioro de la masa salarial y del crédito responde a causas estructurales que la pandemia profundizó. Y su resolución requiere mucho más que medidas de estímulo al consumo”.

La casa de estudios que dirige Ricardo Delgado explicó que existe “una clara restricción crediticia. Los préstamos al consumo se ubican, a valores constantes, en el nivel de agosto de 2019, similar al promedio de 2010”. Otro impedimento “es la elevada volatilidad nominal, que limita la voluntad y capacidad de los bancos de expandir los préstamos a las personas”.

A su vez, “dada la elevada informalidad de la economía, se profundiza la tendencia a que la masa salarial sea el principal determinante del consumo. El mercado de trabajo se recupera; sin embargo, su calidad, principalmente dentro del espectro informal, es baja, con menos horas trabajadas y caída del salario real”, agregó.  

Incluso, “las pérdidas de ingresos reales se dan principalmente en los no registrados y cuentapropistas no profesionales. Y hoy la recuperación del empleo supone un reemplazo de asalariados no registrados por cuentapropistas”. “Lo que sí cambió con la pandemia fueron los patrones de consumo. Los argentinos consumen más variedad de productos, pero por menos valor”, advirtió Analytica.

De manera coincidente, otra consultora, Abeceb, advirtió que “con una perspectiva de ingresos laborales estable para este año y sin impulso por el lado fiscal, el consumo seguirá evolucionando a un ritmo bajo, del 4%, perdiendo potencia a medida que termine el verano, disminuya el ingreso disponible con el aumento de las tarifas y continúe el empobrecimiento de la clase media, con familias endeudadas y con mayores dificultades para aprovechar los beneficios de programas como Ahora 12”. La casa de estudios del ex ministro Dante Sica apuntó que “la confianza del consumidor se mantiene en un estado de letargo”. La percepción de que es un buen momento de comprar durables, como refugio de valor por el impacto de la brecha y la existencia de programas de financiamiento subsidiado, “se compensa con una mirada negativa del entorno macroeconómico y de la situación personal, donde además el futuro se deteriora más rápido que el presente”.

“Los resultados relativamente buenos para el consumo que se registraron en la última parte de 2021 no se repetirán en 2022, con excepción de algunos mercados puntuales como el automotor y el de electrodomésticos” ya que este año “no se contará con los anabólicos propios de un año electoral ni espacio fiscal, y además habrá menos ingresos disponibles por la necesidad de ajustar tarifas”.

Para Abeceb, los ingresos no podrán apuntalar el consumo por tres motivos centrales: a) El aumento del endeudamiento de las familias implica rendimientos decrecientes de programas como Ahora 12, que se renovó con menos plazo, en medio de discusiones acerca de la flexibilidad de las tarjetas para extender los límites de compra y reclamos por parte de los bancos en un entorno regulado de tasas. b) La necesidad de dar señales para moderar los registros inflacionarios va a estar presente en las negociaciones salariales. c) El empleo, luego de reacomodarse a la pandemia en 2021, aportará pocos puntos a los ingresos de las familias.

En este marco, “el poder de compra apenas acompañará a la inflación. Estará un 4% por debajo de 2019 en términos agregados y un 16% debajo de 2017”, adelantó la consultora.