La sustentabilidad sigue atravesando actividades, procesos y desarrollos, al punto de seducir al mercado de capitales. A mediados del año anterior repercutió en el ambiente la noticia de que un grupo de 19 bancos había firmado un Protocolo de Finanzas Sostenibles en el país, con el objetivo de construir una estrategia de finanzas verdes en la industria bancaria. “El Protocolo fue un acuerdo marco que representó un punto de partida para la creación de modelos de negocios de triple impacto, procurando no sólo ser rentables, sino también generar impacto social y cuidar el ambiente, garantizando la sostenibilidad en el largo plazo”, explicó en diálogo con PERFIL, Pablo Cortínez, Focal Point de Finanzas Sustentables de Fundación Vida Silvestre, la entidad impulsora junto al BID Invest.
Respecto de los niveles de penetración en el mercado de esta clase de finanzas sustentables, el primer bono verde se emitió en 2007 y en 2019 se emitieron 250 mil millones de dólares en el mundo. Eso representa apenas entre un 3 y un 4% entre los bonos totales, sin embargo Cortínez destaca que la escalada no tendrá fin. “Es una gota en el océano pero el crecimiento ha sido exponencial, y dadas las tendencias, si los mercados compran esta idea de que el riesgo social, ambiental y de gobernanza es algo que va a estar incluido en el riego de crédito, creo que es una tendencia que no tiene vuelta atrás”, admitió. “Es interesante ver que las grandes calificadoras de riesgo del mundo (Moody’s, Standar & Poor’s y Fitch) están muy metidas en el tema ISG (seguro, ambiente, gobierno) y que creo que esto va a terminar en el mediano plazo, en una sola calificación de riesgo”, analizó.
ABA y Fundación Vida Silvestre por las finanzas sustentables
Los bonos verdes son una especie de préstamo en el mercado de capitales que cumplen con ciertos criterios, entre ellos pertenecer a un tipo de proyecto, cumplir con una forma de administración de los fondos y realizar un reporte de qué hizo el que recibió el aporte y para qué lo aplicó. “Ahí aparece la ‘second opinion’ que es una especie de auditoría que analiza si se cumple esa teoría, porque los inversores se ponen cada vez más exigentes. Recordemos que muchas empresas, fondos de inversión e incluso Estados se ven obligados a invertir en finanzas verdes por cuestiones internas, como es el caso del Fondo Soberano Noruego, por ejemplo, y quieren saber si efectivamente se cumple con lo que se dice”, comentó.
Si bien los montos de emisión de los bonos verdes no son hoy significativos, es destacable el interés que mostraron los posibles suscriptores. “Chile como país, emitió bonos verdes soberanos por cerca de 6000 millones dólares entre el año pasado y el actual y el año pasado hubo una sobre suscripción de 13 veces. Otro caso importante fue el del Banco de Desarrollo de Brasil (BNDS) que emitió en su momento 1000 millones de dólares en bonos verdes y la sobre suscripción fue de 5 veces. Los que compran estos bonos son, en general, instituciones, fondos de pensión, fondos soberanos o fondos de inversión que tienen que invertir parte de su portafolio en este tipo de instrumentos por distintas cuestiones, ya sea por convicción, o porque son inversores de largo plazo”, detalló.
Y es que ya nadie parece poder darle la espalda a la sustentabilidad. En los últimos años se viene registrando una fuerte presión de los consumidores, en especial en los países desarrollados, quienes exigen alimentos que no provengan de zonas deforestadas, que cumplan con procesos de Buenas Prácticas Agrícolas, que puedan ser trazados, que paguen al agricultor un Precio Justo, o bien cuyas actividades productivas no involucren trabajo infantil y otras tantas restricciones. Estas son aristas de una realidad que puede llegar a actuar como barrera de comercio en la medida en que no se cumplan. Argentina tiene aquí un nudo importante al que prestarle atención ya que gran parte de sus divisas provienen del sector agropecuario. En palabras de Cortínez, “entran a jugar tendencias que cada vez más rápido se transforman en exigencias y eso establece una suerte de estándar. Hay tendencias de consumo que le dan un dato tremendo a las empresas de retail, que son las que exigen cada vez más productos de empresas socialmente sustentables. Una encuesta realizadas por la consultora internacional Nielsen en más de 60 países, que incluye a la Argentina, indica que en cuatro años ese interés de los consumidores ha aumentado más de un 40%”, alegó Cortínez quien destacó que los bancos están teniendo muy en cuenta estas cuestiones en países de Europa, al tiempo que en América Latina y Argentina están empezando proyectos. Y en este contexto se enmarca el protocolo suscripto en la Argentina.
Si bien los montos de emisión de los bonos verdes no son hoy significativos, es destacable el interés que mostraron los posibles suscriptores.
“Es importante destacar la decisión de los bancos de poner el foco en la sostenibilidad de manera voluntaria, sobre todo en el actual contexto. Esto habla de la madurez del sistema. La sostenibilidad abre nuevas oportunidades de negocio cuidando el ambiente, que van más allá de los bonos verdes y de las energías renovables. Aspiramos a que en el corto plazo se sumen otros bancos, en particular más bancos provinciales, y otros actores del sector financiero”, comentó Cortínez.
En un ejemplo bien reciente y local, Santander Argentina anunció que participó en la colocación del primer bono verde emitido en el mercado primario de deuda local. La compañía emisora fue AES Argentina Generación S.A. y el destino de los fondos será el financiamiento de un parque eólico en Neuquén de 100 MW (Vientos Neuquinos). La colocación, de la que participaron también otros bancos y entidades financieras, sumó un total de 48,4 millones de dólares, con instrumentos a un plazo de 9 meses y una tasa que varía entre 7,5% y 8,0% según la serie.
Ignacio Lorenzo, Head of Global Debt Financing en Santander Argentina, señaló que “buscamos identificar oportunidades de financiamiento sustentable para nuestros clientes, y también tenemos un compromiso con los inversores, tanto institucionales como minoristas, para que a través de la aplicación de sus recursos no solo obtengan una buena rentabilidad, sino también que tengan la posibilidad de apoyar proyectos sustentables”. Y agregó: “Esperamos que un futuro próximo los precios de mercado diferencien más nítidamente esta clase de financiamientos”.
“La colocación de este bono es una muestra de la diversificación en nuestras fuentes de financiamiento y es un hito para AES Argentina, ya que se trata de nuestro primer bono verde en el mercado local. De esta manera, como compañía estamos aportando al desarrollo sostenible de Argentina y colaboramos al cumplimiento del compromiso país de aumentar la producción de energías renovables. Además, esta emisión está alineada con nuestra estrategia de crecimiento basada en energías renovables y es una muestra de la diversificación en nuestras fuentes de financiamiento”, dijo Martin Genesio, presidente de AES Argentina.