ECONOMIA
Negocios

Un dulce negocio que se expande

Con el modelo de franquicias, la Pinocha Chocolates está expandiendo su negocio en el país. La estrategia que les permite crecer en sus 26 años.

Emiliano Baratz, actual gerente comercial de La Pinocha
Emiliano Baratz, actual gerente comercial de La Pinocha | CEDOC

En 1995 Mar de Las Pampas no era lo que es hoy. Era un lugar poco conocido y concurrido, y apenas si tenía un poco de movimiento durante el verano. Sin embargo, eso no fue impedimento para Julia  y Ana María, médica y maestra respectivamente, quienes decidieron fundar La Pinocha Chocolates.

“Podríamos decir que la inversión inicial en ese momento fue de unos 6 mil dólares. Ocho años después, en 2013, se abrió el primer local en la Ciudad de Buenos Aires, ubicado sobre la Avenida Santa Fe al 3400.  La gran expansión llegó con las franquicias”, cuenta Emiliano Baratz, actual gerente comercial de La Pinocha e hijo de una de las fundadoras. Actualmente la empresa tiene 18 tiendas físicas en tres provincias, además de siete tiendas virtuales a la que se suma su último lanzamiento, el de su propio e-commerce.

La Pinocha Chocolates es una empresa 100% argentina especializada en la fabricación de chocolates artesanales que está cumpliendo 26 años en el mercado y encontró en el modelo de franquicias, la estrategia para crecer y expandirse en el país.

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Si bien cada local es un mundo (dado que en sus ventas inciden la zona, el poder adquisitivo y la circulación, entre otras cuestiones) al año pueden vender entre 1.700 y 4.500 kilos de chocolate cada uno, siendo el valor del ticket promedio de unos $ 2.000. Abrir una de estas franquicias requiere de una inversión de unos $3,5 millones que se recupera en un plazo de entre 16 y 24 meses.

Para sortear la pandemia, los responsables de la chocolatería apostaron por la franquicia virtual, un modelo de  negocio más simple y económico, que le permitió sostener el negocio durante los meses más duros de la cuarentena producto del COVID-19.

“Al principio de la pandemia en 2020 fue complicado, ya que no podía salir nadie. Las sucursales profundizaban mucho más con el delivery pero surgía otro desafío: algunas personas que ya nos conocían, vivían muy lejos. Luego de mucho análisis, logramos romper con el concepto de la franquicia tradicional y desarrollamos las franquicias virtuales. Fueron la herramienta de contingencia para evitar la caída del negocio, un formato adoptado por la coyuntura y hoy ya no las comercializamos más aunque algunas de ellas ya se convirtieron en locales a la calle”, explica Baratz. 

Pasada la ola, 2021 ofrece un balance bastante mejor. Más allá del contexto económico complejo, este año la marca inauguró siete tiendas físicas nuevas, desembarcó en la provincia de Córdoba y llegó por primera vez a los pasillos de un shopping (el Tortugas Open Mall). Además, pudo concretar el lanzamiento de su tienda virtual. En cada una de ellas se puede elegir entre más de 60 variedades de chocolate, las cuales se van adaptando a los gustos y exigencias del consumidor. 

Para 2022 la empresa familiar espera continuar con el camino de crecimiento constante y sostenido, apostando a llegar a más localidad y provincias del interior del país, como así también, a otros países.