SOCIEDAD
Entrevista

Rapanui: la historia de Diego Fenoglio, el creador del chocolate favorito de Cristina Kirchner

En el Día Internacional Del Chocolate, el creador de las Franui habló acerca del éxito de la empresa que emplea a mas de 600 personas y se refirió al curioso furcio de la vicepresidenta en plena sesión del Senado.

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El empresario Diego Fenoglio, fundador de Rapanui | CEDOC

En la Argentina de la grieta, un concepto tan estirado como las propuestas de campaña, hay una persona que está pensando en cómo seguir innovando en lo que más le apasiona: el chocolate. Se trata de Diego Fenoglio, el fundador de Rapanui, la empresa familiar de chocolates y helados que emplea a más de 600 personas, tiene doce locales (con dos más a punto de abrir) y proyección internacional.

La historia del Willy Wonka argentino no tiene desperdicio. "Yo lo que quiero es que independientemente de los chocolates, los clientes se diviertan en el espacio en donde lo están consumiendo", contó a PERFIL el empresario Diego Fenoglio, un barilochense cuyo estandarte es el trabajo duro, la creatividad y la adaptabilidad a los cambios de época, valores que le sirvieron para crear la marca de chocolates preferida de la vicepresidenta Cristina Kirchner.

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Rapanuinos blancos y tableta gota, dos productos populares entre los clientes de la marca.

Con locales en Bariloche y en reformadas casonas de los barrios más exclusivos de la Ciudad de Buenos Aires -y a punto expandirse hacia Nordelta y Rosario- Fenoglio subraya que no vende solamente chocolate y helados sino una experiencia completa. 

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"Para mí, no se trata solo del chocolate sino también del entorno, que tiene que ser mágico. Yo estoy en los detalles del espacio en donde se vende la experiencia en torno a comer chocolate", dijo el hombre que, ayudado por distintos profesionales, le da el característico toque hogareño a cada local de Rapanui.

Quien se presenta como un simple chocolatero pero encabeza un imperio dulce asegura que la llave del éxito es no solo la creatividad y estar en el detalle del producto sino el trabajo y la constante búsqueda de mejora, pero también la resiliencia.

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La historia de los Fenoglio, los chocolateros de Bariloche

Hijo de inmigrantes que huyeron de la Italia de la posguerra, Diego Fenoglio es un símbolo de la movilidad social ascendente, en base al trabajo y la creatividad. Ante la muerte de su papá Aldo, Diego y su familia se pusieron al frente de Fenoglio, la chocolatería familiar que ya pisaba fuerte en territorio patagónico.

Sin embargo, Fenoglio hijo, que siempre buscó la mejora por más perfecto que pareciera un producto, notó que a la oferta de la empresa le faltaba un poco para alcanzar la excelencia. "Nosotros teníamos un producto de siete, ocho puntos, y yo dije que no, que teníamos que buscar el diez. Eso implicaba mucho trabajo e inversión", contó.

Ante la negativa de la cúpula familiar de modificar el esquema de producción, a mediados de los noventa el empresario decidió cambiar de rumbo a sus cuarentipico de años, por lo que le vendió su parte de la empresa a su madre y hermana, y se embarcó en un nuevo proyecto.

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Uno de los locales de Rapanui en Bariloche, provincia de Río Negro.

 

De esta manera fundó Rapanui, una empresa que facturó el año pasado 1.600 millones, y cuyo crecimiento se sostiene en promedio un 15 por ciento anual desde hace veinte años, además de haber sobrevivido a la erupción del volcán Puyehue y a las peores crisis económicas, desde el 2001 hasta la pandemia de coronavirus, cuando se amoldaron al servicio de delivery de una aplicación móvil para poder sobrellevar la crisis.

"Creo que lo que sostiene a la marca es el producto, y el hecho de pensar que el proceso nunca está terminado, si no que siempre se pueden hacer mejoras, incluso al año de haber sido lanzado", comentó el creador de las Franui, las aclamadas frambuesas bañadas en dos chocolates que por su éxito, ya se convirtieron en una marca aparte. 

Según contó Fenoglio, la idea del producto estrella se le ocurrió manejando hacia su casa en Bariloche, en donde tenía un terreno muy amplio y grandes cultivos de frambuesas. "Siempre pensaba en qué se podría hacer con todas estas frambuesas, algo que fuera disruptivo. Y así como si nada se me ocurrió y hoy en día Franui es una marca fuerte", dijo el hombre que es fan del chocolate, pero especialmente de las mentitas laminadas y el brownie con mousse amargo.

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Franui es un suceso local y se exporta a España, Italia, Francia, Alemania y Rumania con una fábrica en Valencia.

“¿A qué hora cierra Rapanui?”, la involuntaria publicidad de Cristina Kirchner durante una sesión del Senado

En medio del tratamiento de la Ley Pandemia, al finalizar la sesión de la cámara de senadores, un micrófono mal cerrado le jugó una mala pasada a Cristina Fernández de Kirchner: "¿A qué hora cierra Rapanui?", dijo la vicepresidenta, que -como todo lo que toca- se volvió viral en redes sociales y aportó a la publicidad de la marca.

"El primer sorprendido fui yo. Esa mañana me desperté y no entendía nada, el teléfono me explotaba. No sabía que le gustaba la marca pero no me sorprende dado que vive cerca del local de Recoleta", contó Fenoglio y aseguró que hasta el momento la vicepresidenta nunca fue personalmente al local.

"Nunca hablé con ella. La política no me interesa, no me posiciono ni de un lado ni de otro, yo solo hago chocolates y helados", resaltó el empresario al respecto y señaló que pese a la publicidad de la marca que generó el comentario de la actual presidenta del Senado de manera involuntaria, no le enviaron chocolates para evitar "festejarle el error", o que se asocie a la marca a la política. "Yo no me pongo ni de un lado ni del otro", indicó.

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Sin embargo, a pesar de que solo se dedica a "vender chocolate" y no se posiciona de ningún bando de la grieta, la política impacta en su actividad, como por ejemplo en el momento en el que tuvo que pagar el impuesto a las grandes fortunas.

"El impuesto a la riqueza lo pagué porque me tocó y por supuesto lo hice porque corresponde, pero creo que es un error. Si hubiese tenido ese dinero, podría haberlo invertido en otro negocio, contratando más personal, lo que hubiese aumentado la facturación. Creo que al estado de esa manera le hubiera entrado más dinero", comentó Fenoglio quien tuvo una breve experiencia en la política en una Cooperativa de Electricidad en Bariloche, pero asegura "no haberse sentido cómodo".

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La Casa Rapanui, el hogar de los Fenoglio en Bariloche.

Rapanui en números

Lo cierto es que la empresa familiar facturó al cierre de ejercicio del 2020 unos 1.600 millones, tiene doce locales distribuidos entre Bariloche y CABA, y está a punto de expandirse hacia Nordelta y la ciudad santafesina de Rosario.

Por su parte, el producto estrella de Rapanui -Franui- vende 175 mil unidades por semana en el país, y se exporta a España, Italia, Francia, Alemania y Rumania con una fábrica en Valencia. Además, se estima que 14 mil personas circulan cada sábado por los siete locales de CABA.

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"La gente con la que te rodeás es importantísima para tener éxito, además del trabajo. Todo es importante, desde el aporte de los arquitectos y los ingenieros hasta la innovación en los productos", dijo el hombre que comparte la pasión por crear con sus hijos Aldo y Leticia, quienes forman parte de la empresa.

El exitoso chocolatero argentino encuentra divertida la comparación con la aclamada película protagonizada por Johnny Depp, cuyo excéntrico personaje es dueño de una fábrica de chocolate a la que asisten chicos para ver quién heredaría su famoso imperio chocolatero. 

En el marco del Día Internacional del Chocolate, la oferta limitada de una tableta "Rapanui Golden Trip" evoca a la película, en la que los chicos resultan ganadores de la visita a la fábrica a partir de la obtención de un boleto dorado. En este caso, el premio son chocolates y dos viajes a Bariloche con estadía completa en la Casa Rapanui, el hogar de los dueños de la empresa que promete seguir siendo familiar.

CP