Apalancado por anuncios de inversión y la apuesta oficial a los recursos no convencionales, Neuquén parece vivir en una burbuja respecto del país y de su vecindario provincial: en una Patagonia que perdió arriba de 6.900 puestos de trabajo privado desde mayo de 2016 (datos SIPA), Neuquén lleva 13 meses consecutivos de incremento en este rubro. En el otro extremo, con una gestión que promueve la apertura comercial y en plena caída del consumo, el conurbano bonaerense aparece como el sector geográfico más castigado por el desplome de la industria. Según datos de la Asociación de Industriales de la Provincia de Buenos Aires (Adiba), la desocupación en los cordones industriales del GBA llegó al 11,3%. Así atraviesan el ajuste dos puntos del país que son casos testigo del modelo al que apuesta Cambiemos.
Un ejemplo de lo que sucede en la cuenca neuquina es la localidad de Añelo, el sitio poblado más cercano a Vaca Muerta. Hasta el Censo de 2010, este distrito ubicado en el centro-este de la provincia contaba con 2.689 habitantes y unos pocos comercios. “Hoy hay cerca de 8 mil habitantes, casi 300 comercios y acaban de instalar un supermercado La Anónima”, señala el intendente del lugar Darío Díaz, quien también afirma que la recaudación fiscal creció de manera contundente. De la mano de las inversiones petroleras, en Añelo creció la gastronomía y la construcción, sectores generadores de mano de obra intensiva. Además, el parque industrial de la zona se expande por la fabricación de insumos para la industria hidrocarburífera. Eso sí, “falta infraestructura”, dice.
En tanto, el jefe comunal advirtió que el crecimiento poblacional dio lugar a un incremento en el valor de las viviendas.
La onda expansiva de Vaca Muerta alcanza a la ciudad de Neuquén. “Mucha gente prefiere instalarse en la capital, porque tiene mejor calidad de vida y servicios”, señaló el economista jefe de la filial Comahue de Ieral, Joaquín Fernández. Pero el fenómeno recorre toda la provincia. Según datos de febrero de los registros civiles, 22 familias por día se instalaban a vivir en Neuquén. Si la tendencia de la cuenca continúa, Argentina podría lograr cerrar el déficit energético para 2024, según estimaciones del Ministerio de Energía.
Antípodas. Mientras tanto, en los zonas fabriles del país los anuncios corresponden a cierres. El sector textil, emblemático generador de empleo en lugares como La Matanza, Quilmes, Luján y Pergamino, viene registrando un desplome. Marco Meloni, presidente de Italcolore, lo explica de la siguiente forma: “En mi fábrica de Quilmes tenía treinta personas y ahora son 16. En la que tenemos en Luján no tuvimos que despedir, porque cerraron cuatro colegas y tomamos ese trabajo”. Meloni señala que la importación textil subió solo un 8%, pero a partir de la suba de productos terminados, mientras que el rubro importador que bajó fue el de insumos para la producción “que es el que genera mano de obra intensiva”.
“Antes el 55% de los textiles era nacional. Ahora es 60% importado. Además, sobre cien unidades que vendíamos antes, vendemos ochenta ”, añade Meloni.
Por su parte, la secretaria de Producción de La Matanza, Débora Giorgi, afirma que entre el 3° trimestre de 2015 y el primero de 2018 el municipio más poblado del país perdió 62.800 puestos de trabajo y que 15 mil de ellos se deben al rubro industrial. ¿El resto? “Puestos vinculados al comercio. La Matanza es una zona en la que el empleo industrial permite trabajos bien remunerados y en blanco. Al perderse esos puestos, impacta en otros sectores”. Según Giorgi, en estos años, uno de cada cuatro comercios matanceros despidió gente y el 22% de los negocios familiares se atienden sin empleados, cifra que antes alcanzaba al 17%.
Pablo Dragún, director del Centro de Estudios de la UIA, analiza los motivos de la crisis en el sector industrial del Conurbano: “El entramado pyme está complicado por la suba de tasas, altos costos y falta de demanda. La suba en el tipo de cambio podría ser barrera para importaciones, pero si te fijás en julio volvieron a subir. Y exportar no es fácil”. Por otra parte, el analista explicó que la cadena de pagos “se está estirando”.
Dragún agrega que los sectores industriales que mejor funcionan en la provincia son el automotriz, el cemento y el acero, pero se encuentran en el interior de Buenos Aires y no en el superpoblado Conurbano.