El Gobierno confía en que un aumento en inversiones en Vaca Muerta, por un lado, y el incremento del turismo, por el otro, sean dos pilares de dinamización de la economía argentina de cara al año electoral. Si bien las proyecciones son buenas en ambos casos, no queda del todo claro si los resultados estarán a la altura de las expectativas.
“Las inversiones en Vaca Muerta aumentan constantemente cada año y esperamos que esta tendencia continúe en 2019”, aseguró a PERFIL la estadounidense Amanda Kupchella, de la consultora Wood Mackenzie. Kupchella añadió: “En 2016 y 2017, el gasto de desarrollo fue de US$ 2 mil millones por año y esperamos que la inversión sea de US$ 3.200 millones para 2018 y US$ 3.500 millones para 2019”.
Más allá del dinero que ingrese al país, Mauricio Macri aspira a que el yacimiento patagónico equilibre el flanco externo de la Argentina (gran parte de la diferencia entre importaciones y exportaciones del país se explica por la compra de energía) y que sea una usina generadora de empleo para la zona. La primera de las metas estaría bien encaminada: “Vaca Muerta representa el 85% del gas no convencional de la Argentina y, a su vez, el peso del no convencional en el total de la oferta creció del 26,5% al 34,6% en un año”, señaló el vicepresidente de Ieral, Jorge Vasconcelos.
Donde las expectativas parecen excesivas es en la creación de empleo. Macri expresó: “En Vaca Muerta trabajan 30 mil personas, el año que viene van a ser 80 mil y en un par de años ser medio millón”. Sin embargo, según el Ministerio de Trabajo, en todo el país se dedican a la explotación de minas y canteras (rubro que incluye a los petroleros) 81.500 personas.
Por el lado del turismo, la reciente devaluación generó la expectativa de que aumente la actividad (ya que Argentina se convierte en un destino más barato) y que este hecho atraiga divisas y traccione el empleo en el Interior.
“En los próximos dos años aumentarán 44% los pasajeros en avión, se sumarán 12,1 millón de pasajeros”, se entusiasma Ramiro Alem, especialista en inversiones turísticas de inverTur. Al igual que el Gobierno, muchos empresarios del sector auguran que la llegada de aerolíneas low-cost y el anuncio de una baja de precio en pasajes aéreos dinamicen el sector.
Consumo. Respecto de los beneficios que aporta la depreciación del peso, algunos analistas tienen reparos. “Si uno analiza qué pasó en los dos últimos años con devaluación, la actividad no creció. Incluso, en 2016 cayó”, señaló el economista Martín Alfie. Esto se debe, según la perspectiva de Alfie, a que el grueso del turismo que viaja por el país es interno, por ende, “la caída en el poder del salario tendrá un impacto para muchas familias que antes se tomaban vacaciones por algún destino local y en el próximo año no podrán hacerlo”.
La Cámara Argentina de Turismo difundió un comunicado en el que señala que “la temporada de vacaciones de invierno fue un éxito en los principales destinos del país”. n