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La rebelión de los graduados

El éxito de Donald Trump en el Partido Republicano y de Zohran Mamdani en el Demócrata rebelan cuán tentador puede ser el bagaje de los candidatos emergentes. La fascinación de los outsiders no se refleja tanto en las clases más bajas como en los sectores más educados de la sociedad. Una crisis de expectativas que no se corresponde con los datos etnográficos académicos. Algo que tiene reflejo también en la Argentina. Quizás la desesperación de no cumplir con el proyecto original haya devenido esa furia de muchos contra el capitalismo.

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| cedoc

En la sociedad interactiva, el fanatismo por ideologías light está de moda. Algunos defienden ideas anticuadas que no practican y persiguen a quienes no las comparten. Predican la monogamia tridentina, pero no tienen una familia tradicional; son terraplanistas o combaten las vacunas. Son desmesurados y profundamente ignorantes de la historia y de la ciencia.

En Estados Unidos, los nuevos líderes, Trump y Mamdani, tienen bastante en común. Ambos tuvieron más apoyo entre los hombres y los jóvenes, y una demografía racial semejante. Trump ha enfrentado al aparato del Partido Republicano y Mamdani al Demócrata, como lo han hecho outsiders de otros países que chocan con el establishment.

Es interesante analizar el respaldo activo de Mamdani entre los jóvenes graduados de las universidades. La suya es la revolución anticapitalista de una élite educada a la que pertenece, no del proletariado. Se parece al anarquismo de Milei y a las posiciones de otros outsiders.

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Estos graduados, tanto en Estados Unidos como en América Latina, dicen estar en contra del “capitalismo”, el sistema económico que se impuso en el mundo en 1990 por ser más eficiente que el comunista. El socialismo real se desmoronó porque llevó a sus países a la pobreza. La China Maoísta, por ejemplo, acumuló la mayor cantidad de pobres de la historia, mientras que la China Capitalista desterró la pobreza.

El Ascenso de los Titulados

La cantidad de titulados ha crecido en todo lugar. Se educaron con la aspiración de conseguir una posición en la sociedad, mejor que la que tenían sus padres, que a veces eran trabajadores modestos. Los que han estudiado posgrados son ahora muchos (antes no existían) y tienen mayores aspiraciones.

Mientras los graduados universitarios se han multiplicado, los trabajadores manuales, tanto de la industria como del campo, han disminuido notablemente.

La Frustración de la Élite Educada

Actualmente, los más resentidos con el “capitalismo” no son los obreros, sino esta pequeña burguesía titulada, educada para un mundo que ya no existe. Soñaron con ascender por su esfuerzo, pero la sociedad no generó los trabajos de calidad que esperaban.

Uno de los principales soportes de Mamdani fueron estos jóvenes que se beneficiaron de préstamos gubernamentales para pagar la universidad, y están enojados con un país que no les da las oportunidades que esperaban. Cuando dicen que están en contra del “capitalismo”, no defienden el socialismo, ni quieren emigrar a Cuba; en realidad, quieren disfrutar de una buena posición dentro del capitalismo.

Algo parecido sucede en América Latina. El enojo en contra del sistema está alentado por la frustración de estos graduados, quienes son el motor de nuevas rebeliones que se expresan en el negativismo de las redes y el apoyo a candidatos contrarios al sistema.

La Crisis de Expectativas

No vivimos peor que antes. Tenemos acceso a bienes y servicios que ni siquiera eran imaginables en la década del 70. La mayoría de los pobres actuales tiene un nivel de vida mejor que el de la clase media de ese entonces. Como regla general, es rara la pobreza entendida como falta de alimentos o condiciones de vida básicas. De hecho, todas las variables que miden la calidad de vida han mejorado en estos cincuenta años. En Argentina, la gente protesta porque está comprando segundas marcas, no porque no tiene qué comer.

Con la información que proporciona la red, ha crecido la pobreza como la entendía André Gorz: la distancia que percibo entre lo que tengo y lo que tienen los más ricos. La información de internet incrementa esa penuria. Como decía alguien en la red: “cómo es posible que Musk tenga millones para comprar Twitter y que el Estado no me pueda regalar un auto nuevo por fin de año”.

Antes, la mayoría de los latinoamericanos sabía que había ricos en otros países, pero nada más. Hoy, ven sus mansiones, su estilo de vida, se comparan con ellos y se sienten pobres. Muchos jóvenes graduados, que aspiraban a desempeñar un papel importante en la sociedad, se sienten desheredados. De ahí su furia contra ese “capitalismo” que los discrimina para favorecer a “corruptos”, y su rechazo al sistema. Es una crisis de expectativas destrozadas, no de falta de comida.

Para colmo, la Cuarta Revolución Industrial está extinguiendo muchas profesiones, y los nuevos trabajos exigen habilidades que la universidad no proporciona. Hay muchos profesionales tradicionales y pocos expertos en Inteligencia Artificial. Necesitamos abrir la mente para afrontar un nuevo mundo que ya está entre nosotros. Mientras los robots toman los sitios de los trabajadores manuales y dejan en el desempleo a quienes realizan tareas repetitivas, no nos estamos preparando para encontrar nuestro sitio en la nueva sociedad.