ECONOMIA
Entrevista exclusiva

Xavier Sala-i-Martín: "No habrá recuperación económica sin vacunación"

El economista de la Universidad de Columbia analiza la crisis provocada por la pandemia. Por qué considera “una locura” la denuncia a Macri por la deuda con el FMI.

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xavier sala martin | Cedoc Perfil

La charla con Xavier Sala-i-Martín arrancó por el fútbol, siguió con la economía y la política internacional y, como todo suponía, concluyó nuevamente con el fútbol. O, para ser más precisos, arrancó por Pep Guardiola, continuó por el impacto global de la pandemia, y finalizó con el gran interrogante que tiene en vilo al barcelonismo: ¿renovará Lionel Messi su contrato con el Barcelona?

Profesor de la Universidad de Columbia, Sala-i-Martín es especialista en Desarrollo Económico y tiene un currículum ecléctico, que incluye un paso por la junta directiva del club de sus amores, donde se desempeñó como tesorero en la primera gestión de Joan Laporta. En diálogo con PERFIL, el académico consideró que “no habrá recuperación económica sin vacunación” y criticó fuertemente el rol de los Estados en Occidente durante la pandemia.

—¿Qué recuperación de la economía global se espera en 2021? ¿Cuándo podremos decir “la pandemia ya pasó”?

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—Es muy importante como economistas que entendamos el origen de la crisis. La crisis de 2008 fue financiera, la gente tuvo miedo de perder sus ahorros, que quebraran los bancos, perder el trabajo. Fue la explosión de la burbuja inmobiliaria. Esta crisis no es tradicional. Es una crisis del sector del contacto: la gente que tiene contacto en los restaurantes, hoteles, viajes, convenciones, parques temáticos, cruceros. Como hay virus la gente se tiene que confinar, deja de viajar, cancela eventos, todos estos sectores entran en crisis, trabajadores dejan de trabajar, y empresas tienen que cerrar. Por lo tanto, esta crisis se acabará cuando se acabe el virus, cuando haya en cada país una proporción de vacunados suficientemente alta. De otras crisis se sale con más gasto público. El gobierno gasta para salvar la economía. Aquí el gasto del gobierno no va a servir para nada. ¿Por qué? Con el plan de Joe Biden de darle 1.000 dólares a cada estadounidense no vamos a salvar a los restaurantes, que siguen cerrados por culpa del virus. Se lo van a gastar en Amazon. Por lo tanto, no vas a arreglar el problema. Lo único que deberían estar haciendo ahora los gobiernos es mantener en vida estos sectores para que cuando vuelvan los clientes, y volverán eufóricos, los restaurantes estén vivos. Si han tenido que cerrar porque no se le han dado las ayudas suficientes entonces no va a haber recuperación.¿Cuándo se acabará el virus? Aquí dependerá de la eficacia de los gobiernos. En Estados Unidos dijeron que tendrían a toda la población vacunada en mayo. En España y Europa como el gobierno ha sido ineficiente a la hora de comprar vacunas vamos a esperar hasta noviembre. Pero todo depende de la vacunación. No habrá recuperación económica sin vacunación.

—Los países desarrollados están vacunando rápido a su población. En América Latina hay escasez de vacunas. ¿Qué pasará con la economía global y la de los países desarrollados si los demás tardan años en vacunar?

—Los que dependan del contacto de los países ricos van a sufrir. Los turistas norteamericanos no van a querer ir a República Dominicana o Cancún si todavía hay virus. Los países que simplemente tienen relaciones comerciales, como Chile que vende estaño y cobre, no sufrirán. Argentina venderá igual carne, soja o petróleo. El problema son los sectores de contacto. Los que viven del turismo del norte van a sufrir hasta que tengan vacunas.

—¿Qué errores que se cometieron en esta pandemia no pueden repetirse en la próxima?

—Lo peor de la pandemia es que tomó a todo el mundo por sorpresa. El planeta debería tener un mecanismo de prevención de catástrofes, no sé si en las Naciones Unidas o el Foro Económico Mundial. Los riesgos globales eran el cambio climático, los ataques cibernéticos, la deforestación del Amazonas, los huracanes. Entre los treinta riesgos más grandes no estaba la pandemia. Aquí alguien ha errado mucho y no sólo los iluminados capaces de predecir los riesgos. Los gobiernos no estaban preparados. En España no había mascarillas, respiradores, gel para lavarse las manos. La sorpresa fue total. Y aquí el problema es que los humanos tendemos a tratar los problemas un poco como la aviación trata los accidentes: nos fijamos en el último. Cuando hay un problema de un Airbus que explota una rueda, todos están mirando la rueda y cambiamos la rueda y hacemos nuevas regulaciones, luego a alguien le explota el ala y todos a cambiar las alas. El último accidente es el que determina la nueva regulación. Y aquí nos ha pasado un poco lo mismo. Ahora todos los países van a querer hacer sus propias mascarillas, sus propios respiradores, las empresas locales van a hacer su propio alcohol en gel, y va a haber un nacionalismo sanitario brutal. Todos los países no querrán depender de China.

Stephen Walt: "La pandemia ha dañado más a Estados Unidos que a China"

—Esta tendencia a no depender de China en algunas industrias estratégicas como la farmacéutica, ¿llevará a un desacople económico con Estados Unidos o el sector privado le pondrá límites porque también querrá hacer negocios en China?

—Habrá un desacople pero no por esto. El desacople ya había empezado en 2008. El mundo híper globalizado que empieza con la caída del Muro de Berlín en 1989 implicó una gran cadena de valor mundial. Una bicicleta tiene 300 piezas que se producen en 25 países distintos. Los precios de todos los productos han bajado, hoy en día podemos comprar todo baratísimo gracias a esto. Pero el comercio de piezas, no de productos finales, empieza a caer con la crisis de 2008 y nunca se recupera a los niveles previos. Luego, llega un presidente de color naranja en Estados Unidos que culpa de todo a los chinos y esto agrava todavía más la situación. De hecho, hace que los chinos se den cuenta que dependen demasiado de la tecnología, de las finanzas, y del capital de EE.UU. Y empiezan un proceso de repliegue. Este proceso se acelera y acentúa cuando Trump se pasa todo un año hablando del virus chino. Hay un sentimiento antichino en EE.UU. que Biden no va a poder superar. Por lo tanto, el desacople que empieza en 2008 y se acelera en 2016 con la elección de Trump, se acelera aún más con el Covid. Ese desacople será perjudicial porque el iPhone que cuesta 800 dólares, valdrá 1.200 porque no será fabricado de manera tan eficiente. Esto también representa una oportunidad para los países geográficamente cercanos a EE.UU. Y estoy pensando en América Latina. Habrá una gran cantidad de industrias que se van a repatriar desde Asia. Habrá dos globalizaciones, una alrededor de China y otra alrededor de EE.UU. Quien sepa aprovecharlo, quien tenga instituciones firmes, quien tenga sistemas impositivos no expropiatorios, quien tenga un entorno empresarial favorable, podrá atraer industrias que se fueron en los 90 a Asia y salir beneficiado.

—¿Hay un país en el hemisferio occidental que pueda beneficiarse, además de Canadá?

—Cuanto más cerca de EEUU, más posibilidades tienen. México tendría posibilidad, pero las políticas que está llevando a cabo son totalmente contrarias a esto. No sé si algún país en Centroamérica, Panamá, Costa Rica, República Dominicana, puedan aprovecharse. Quien mejor situados están son Canadá y México, pero todos tienen oportunidad. Creo que el problema también será más de institucionalidad: la corrupción, el caso Odebrecht, no ayuda a la reputación internacional de América Latina para repatriar industrias; y también de los sistemas educativos: hay que garantizar una mano de obra que sea cualificada para poder atraer estas industrias.

—Usted dijo que Pep Guardiola innova todo el tiempo. En River sucede algo similar con Marcelo Gallardo, que hace cambios tácticos en los partidos importantes que toman por sorpresa al rival. ¿Qué pueden aprender las empresas y los gobiernos de estos innovadores del fútbol?

—A innovar. Una de las grandes lecciones del Covid, yo diría que la más importante que hemos aprendido, es que los gobiernos e instituciones occidentales lo han hecho muy mal. En Europa, en Estados Unidos, en América Latina, en todas partes. Sólo hay que comparar el número de afectados y muertos con China, Japón, Corea, Singapur, con Taiwán, incluso con Nueva Zelanda o Australia. ¿Por qué los gobiernos en Occidente no han sabido tomar decisiones correctas? ¿Qué tienen los gobiernos asiáticos que no tengamos nosotros? La respuesta es que nosotros tenemos el mismo tipo de gobierno que teníamos en el siglo XIX. Mientras las empresas se han modernizado, han innovado en muchísimas dimensiones, no sólo en la tecnológica, sino también en la manera de gestionar, de organizarse, el gobierno hoy es idéntico al del siglo XIX. Tiene el mismo sistema de escoger a sus mandatarios, a los funcionarios, las mismas estructuras salariales, los mismos incentivos. Hay un debate que en Europa, en América latina y en EEUU tenemos todo el día: ¿más gobierno o menos gobierno? Las derechas quieren menos gobierno porque todo lo que hace el gobierno está mal. Las izquierdas quieren más gobierno porque todo lo que hace el gobierno está bien. Pero nadie habla de la calidad del gobierno. Por ejemplo, los funcionarios públicos en Singapur cobran enormes cantidades de dinero, salarios de un millón de dólares. Y si lo hacen mal, se les despide. Esto en América Latina, en EEUU y en Europa sería impensable. Si tú pagas un millón de dólares a un funcionario la derecha se va poner como loca. Y si dices que si lo hace mal lo van a despedir, la izquierda se va a poner como loca, porque el sector público es un sitio donde no se puede despedir a nadie. Por lo tanto, estamos haciendo un debate del siglo XIX que nos lleva a situaciones absurdas. ¿Por qué el Estado está gastando tanto dinero y se le ha pasado el virus por delante y ni siquiera lo han visto? ¿Por qué fueron incapaces de protegernos, cuando ellos dicen que el Estado es quien tiene el rol de protegernos a todos? Tenemos un Estado obsoleto. Debatamos de verdad qué tiene que hacer el gobierno, cómo lo tiene que hacer, cuánto deben cobrar los funcionarios, cómo se escogen los funcionarios, qué es lo que deben hacer los funcionarios. ¿Qué tienen que aprender de los entrenadores? Todo. Todo.

 

Argentina y el FMI

Xavier Sala-i-Martín tiene varios hitos: es el creador del Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial de Davos y fue consultor del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Por eso, es interesante su mirada sobre cuál debe ser el rol del FMI en la pandemia.

—Argentina está renegociando su deuda con el FMI. ¿Qué posición debiera tener el FMI con grandes deudores como Argentina, en un contexto de pandemia en el que todos los países se endeudan o emiten dinero?

—El Fondo Monetario tendría que actuar como un Banco Central de los países que no tienen grandes Bancos Centrales. Durante las crisis todos sabemos que la teoría de la austeridad ha fracasado. Lo que hay que hacer es tener disciplina fiscal a lo largo del ciclo, es decir, cuando hay un boom económico tienes que ahorrar, como cualquier familia razonable, y cuando hay una crisis es cuando tienes que gastar los ahorros o pedir prestado. El papel debe ser el de un Banco Central de los países que no pueden imprimir dinero porque les causa hiperinflación, crisis de confianza, salidas de capitales rapidísimamente. Si ahora Argentina imprimiera dinero habría una crisis financiera inmediata.

—El gobierno de Alberto Fernández denunciará penalmente al de Mauricio Macri por tomar deuda ante el FMI y “permitir la fuga de capitales”. ¿Cree que esa política económica es judicializable?

—No entiendo de leyes, pero es una mala idea llevar a los anteriores a los tribunales si no es por robar. Macri lo que hizo lo hizo bien o mal, pero no lo hizo con mala intención. No fue a pedirle al Fondo Monetario y se puso el dinero en el bolsillo. Si hubiera hecho eso, llévalo a los tribunales, pero no veo que sea razonable judicializar que haya dinero al Fondo Monetario. Los países necesitan endeudarse. Ahora mismo, es muy importante que se endeuden, como es igual de importante que devuelvan lo prestado cuando haya un boom. Si empezamos a llevar a los tribunales a los que se endeudaron antes que tí, la próxima vez que haya una crisis, nadie se endeudará y quien sufrirá será el pueblo. Denunciar a la gente por pedir prestado me parece una locura.


Messi, el máximo ídolo en la historia de Barcelona

Xavier Sala-i Martín y Lionel Messi, entre otros, fueron víctimas de una campaña de desprestigio en redes sociales contratada por la directiva de Josep Bartomeu, el ex presidente del club investigado hoy por la justicia. “Messi es el ídolo máximo de la historia de Barcelona. Los éxitos de Johan Cruyff han quedado pequeñitos al lado de los de Messi. Para mí es inimaginable, no ya que alguien quiera que se vaya, sino que intente perjudicar su imagen. ¿Por qué lo hizo Bartomeu? No lo sé, es incomprensible, no lo entiendo”, asegura.

Enseguida, se refiere al objetivo más importante de la nueva directiva conducida por su amigo Joan Lapota: lograr que el capitán se quede en el club. “Creo que Messi haría bien en quedarse porque su vida no va a cambiar si tiene una Champions más con el PSG, con el Manchester City o con quien sea. Ser el héroe de la gente de Barcelona para siempre tendría que tener mucho más grande para él que una Champions más”, considera.