EDUCACIóN
El debate ausente

Es la educación, estúpido

Ninguno de los candidatos plantea un proyecto que permita revertir la degradación del sistema educativo.

Macri Fernández Lavagna 06142019
Los candidatos principales y una ausencia en sus propuestas: ¿qué hacer con la educación en Argentina? | Cedoc

Desde hace un tiempo, en la Argentina no se escucha hablar de otra cosa que de negociaciones políticas. La opinión pública está enfrascada en la discusión por los porotos y esa cosa swinger que probablemente nos despierta algún morbo.

Pero el énfasis puede confundir.

En realidad, no hay interés por la política. O en todo caso, el interés está en esa parte de la política que se puede asimilar a una trama narrativa. Algo más o menos parecido a House of Cards, digamos; aunque los personajes acá son mucho más rudimentarios. De hecho más que personajes habría que hablar de funciones o “tipos” que van intercambiando distintos roles y cuya mayor habilidad —además de ser impermeables al spoiler, como Sergio— parece ser la de pergeñar transiciones o mutaciones que no afecten demasiado al verosímil, porque se sabe que eso no lo perdona ni el lector ni el elector. Tampoco es conveniente hacer digresiones que interrumpan los conflictos y ralenticen demasiado la trama. La literatura de ideas o tesis, lo mismo que la política de ideas, es una cosa demodé. Por eso nadie habla, entre otras cosas —y éste es el punto al que quería llegar—, de la educación. A lo sumo, los candidatos se permiten de vez en cuando alguna declaración de intenciones: no más que una manifestación insustancial sobre la que nadie hace, nunca, ninguna repregunta, porque al periodismo tampoco le suele interesar el tema excepto que se trate de un paro o de esa parte de la educación que, como en la política, se pueda asimilar a una trama narrativa: un alumno que golpea al docente, por ejemplo.

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En este orden de cosas, lo que se lleva todo el espacio conceptual disponible, que es poco, es la economía. Gran parte de la grieta se dirime en este campo. La decadencia argentina se explica por la impericia en el manejo de unas o de otras variables económicas. A nadie se le ocurre que el momento en que se empezó a joder Argentina —parafraseando al Vargas Llosa de Conversación en la Catedral— fue cuando comenzó a degradarse la educación y, por añadidura, el concepto de igualdad de oportunidades. Por lo general, se suele ver una parte del problema: el impacto que la economía tiene en la educación, que por cierto es bien significativo. La mayor parte de los estudios de hecho muestran que la variable principal que incide en el aprendizaje es la socioeconómica, más allá de si la institución es de gestión pública o privada y de tantas otras cosas. Pero el problema tiene una lógica dialéctica y hay, por lo tanto, una contraparte: también se pueden leer los constantes fracasos económicos como un producto de esa tragedia educativa de la que viene hablando hace tiempo Jaim Etcheverry. En el mundo no hay ninguna economía —sea liberal o keynesiana— que funcione sin los recursos humanos idóneos. Al menos a largo plazo.

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El punctum es que para que la política incorpore esta perspectiva es necesaria una demanda social que hoy no existe. Si se miran las encuestas, la educación está lejos de ser una prioridad para los argentinos. No lo es ahora, cuando se imponen necesidades más vitales; pero tampoco lo era en tiempos donde había alguna bonanza. Por eso es necesario impulsar un cambio cultural. Mientras eso no suceda, y mientras no aparezcan políticos que, ya que van a fracasar, se animen al menos a fracasar un poco mejor, como dice Beckett en Rumbo a peor, seguiremos pasando de una fórmula económica a otra, de una perspectiva pedagógica a otra, de una moda jurídica a otra, y las cosas se mantendrán más o menos igual, es decir: en estado de decadencia, o de espectacularización de la decadencia, como por cierto está sucediendo ahora que ya firmaron las alianzas y están preparando la nueva temporada de spots y fake news con que nos entretendremos en las redes sociales durante lo que resta del año.

@gonzalosantos84