Ella se presenta en la red social que más utiliza como “creadora digital”. Pero en los escritos que están en el juzgado de la Corte del Distrito sur de Nueva York, a Carloyn Carter se la describe como “la novia de Joe Lewis”. En esa dependencia de la Justicia norteamericana, el fiscal federal Damian Williams radicó los fundamentos para acusar al empresario británico de corrupción corporativa.
Para la fiscalía de Nueva York, Joe Lewis se valió de su posición de poder en los directorios de distintas compañías para acceder a información privilegiada que luego utilizó para que seleccionadas personas de su entorno realizaran operaciones bursátiles eximidas de todo riesgo y con la garantía asegurada de lograr beneficios económicos inmediatos.
El entorno que se menciona en la investigación judicial estaba compuesto por algunos asistentes de Joe Lewis, por un “amigo con el jugaba la póquer en Argentina” (SIC); sus dos pilotos –Patrick O’Connor y Bryan “Marty” Waugh–, su novia Carolyn Carter, cuyo nombre completo es Carolyn Whitney Carter-Heller. De hecho, las tres personas mencionadas figuran en la carátula del expediente como “acusados”, junto al nombre del empresario británico.
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“Lewis entregó ilegalmente información material no pública a (Carolyn) Carter, que luego Carter negoció ilegalmente”, dice en uno de los puntos en los que se detalla qué actividad ilícita habrían realizado ambos. A su vez, se describe el vínculo personal que mantenían ellos. “Lewis y Carter tenían una relación personal cercana, lo que hizo que Carter se diera cuenta de que Lewis le confió información confidencial. (...) Lewis y Carter tuvieron una relación romántica cercana desde aproximadamente 2013 hasta 2020. Carter se mudó con Lewis en 2015 o 2016. Con frecuencia le hacía obsequios, incluidas transferencias en efectivo por un monto aproximado de cien mil dólares por año”.
Conexión directa
En la acusación que firma el fiscal de Nueva York Damian Williams, también dedica varios puntos para fundamentar que esa relación sentimental tenía un capítulo en el que Joe Lewis asesoraba con datos corporativos confidenciales a su hoy exnovia para que esta pueda invertir, incluso, a través de un operador bursátil también de confianza del empresario.
“Lewis también se interesó de manera directa en las inversiones de Carter”, señala el expediente. “De hecho, Lewis proporcionó a Carter los fondos que ella utilizó para abrir una cuenta con el corredor bursátil (N. de la R.: a este se lo menciona con un número, no con el nombre, porque es uno de los testigos) en noviembre de 2016. Luego, a menudo guió la estrategia de inversión de Carter. Por ejemplo, alentó la primera operación de Carter el 15 de marzo de 2017, que fue la compra de acciones de biotecnología. Y entre su primera operación en marzo de 2017 y finales de octubre de 2019, Carter solo negoció acciones en las que el fondo y/o Lewis habían invertido (N. de la R: por “fondo” se aplica a las cuatro compañías de las que Lewis tomaba la información confidencial). De hecho, Carter a veces le enviaba un correo electrónico a Lewis cuando a una de estas empresas le iba particularmente bien o mal, en un día de negociación determinado. (...) Lewis también mantuvo informada a Carter sobre las empresas en las que había invertido el fondo. En particular, desde abril de 2017 a más tardar hasta abril de 2020 como mínimo, Lewis a menudo dirigía el envío de correos electrónicos confidenciales y archivos adjuntos a Carter, incluidos los estados de cuenta y los análisis confidenciales de las empresas en su cartera de inversiones. Estos estados mostraban todas las empresas en las que se invirtió el fondo, incluidos el número de acciones y el porcentaje de cada empresa que poseía el fondo. Lewis compartió estas declaraciones con Carter, a pesar de que le habían dicho que eran confidenciales y que no debían compartirse”.
Por el momento, Carolyn Carter no se presentó en el juzgado de Nueva York. Tampoco se mencionó en ningún comunicado ni en artículos periodísticos internacionales que siguen el caso, si ella tuvo o tendrá que pagar fianza alguna como sí tuvieron que hacer los pilotos Patrick O’Connor y Bryan “Marty” Waugh, y el propio Joe Lewis. A los dos primeros se le aplicó una fianza de doscientos mil dólares respectivamente. A Lewis, una de trescientos millones de dólares. Además, se le retiró su pasaporte, se le prohibió salir de Estados Unidos; se le aceptó como lugares de residencia en ese país, dos de sus propiedades –una en Nueva York y otra en Florida–; y para moverse a otro sitio de Estados Unidos fuera de esos dos domicilios, debe informar y pedir autorización para hacerlo en su propio avión provado. Finalmente, Lewis aceptó entregar su yate Aviva –mientras dure la investigación– y no puede siquiera pisar la nave; así como tampoco tener contacto con tres de los testigos que, para la fiscalía, son empleados suyos.
¿Cómo se conocieron Lewis y su exnovia?
De cómo Carloyn Carter conoció a Joe Lewis no hay información. Su presente la muestra –según su cuenta de Instagram– muestra relajada en su Virgin Islands natal y exhibiendo un espíritu fashionista. Hay un único detalle que –prejuicio mediante– daría cuenta de que el vínculo afectivo se mantiene entre ella y Lewis. El 23 de junio último, ella posó con una camioneta BMW X5 y escribió: “Upgraded my ex”(Actualización de mi ex). Carter participó en concursos de belleza y compitió para ser Miss Mundo. “Lo hacía porque era la forma de superar la timidez”, dijo en 2016. Su red social da cuenta que la timidez es cosa superada.
“Lo que hizo Joe Lewis no era necesario”
El fiscal federal Damian Williams dijo: “Mi oficina, el Distrito Sur de Nueva York, acusó formalmente a Joe Lewis, el multimillonario británico, de orquestar un descarado esquema de uso de información privilegiada y sus co-conspiradores y pilotos personales. Alegamos que, durante años, Joe Lewis abusó de su acceso a las juntas corporativas y proporcionó repetidamente información privilegiada a sus parejas románticas, sus asistentes personales, sus amigos y sus pilotos. Esas personas luego negociaron con esa información privilegiada, y ganaron millones de dólares en el mercado de valores, porque, gracias a Lewis, esas apuestas eran seguras. Nada de esto era necesario. Joe Lewis es un hombre rico, pero usó información privilegiada como una forma de compensar a sus empleados o para colmar de regalos a sus amigos y amantes. Esa es la corrupción corporativa clásica: es hacer trampa y va en contra de la ley que se aplica, sin importar quién seas”.
Lewis está acusado de 13 cargos de fraude de valores, cada uno de los cuales conlleva una sentencia máxima de 20 años de prisión; otros tres cargos más de fraude de valores, con sentencias máximas de veinticinco años de prisión; y tres cargos de conspiración, con una sentencia máxima de cinco años de prisión.