El centro porteño agoniza. ¿Es posible salvarlo? Sí, no solo es posible: es imprescindible y urgente. No hay que esperar a que vaya a ocurrir espontáneamente luego de la pandemia. Hay que actuar ya mismo. Si algo define al área central de Buenos Aires es su accesibilidad. Sin embargo, como producto de las restricciones a los desplazamientos, perdió vida y actividad.
El área central es inseparable de su inserción en el sistema metropolitano
En efecto, el área central está definida en gran medida por las terminales ferroviarias hacia el norte, sur y oeste, por el emplazamiento del puerto y por las redes de subterrános y colectivos –hoy reestructuradas en los corredores de las Avenidas 9 de Julio y Leandro Alem / Paseo Colón.
Por otra parte, se afirmó un proceso contradictorio de desarrollo de infraestructura que indujo un mayor acceso vehicular, con fuerte impacto ambiental, y de restricción parcial de accesos en un sector en nombre de la peatonalización. Además, la conflictividad generada por tensiones sociales acumuladas, con epicentro en la Plaza de Mayo, generó también su impacto en la accesibilidad.
En Buenos Aires, el objetivo de descongestionar al centro fue planteado como fundamento para la mudanza de una serie de sedes de gobierno y la generación de incentivos fiscales favorables en otras zonas. Por otra parte, hay una competencia de las propias ofertas de inmuebles terciarios y de vivienda en nuevos desarrollos, como el que se desarrolla en el antiguo predio del Tiro Federal. No será tan fácil acceder para quienes viven en el sur, en el oeste del área metropolitana, con las consecuencias que eso tiene en términos ambientales, sociales y de género.
Un característica es que mientras que al Obelisco o a la Plaza de Mayo llega la mejor oferta de transporte público, la que permite acceder a las nuevas sedes o a los nuevos desarrollos tiende a inducir en mayor medida el uso del auto particular. Claramente, no se puede separar la visión del territorio de la visión de la movilidad.
El área central, punto de mayor accesibilidad metropolitana
Por supuesto, un aumento de la residencia sería un factor positivo. Pero, esperar que pueda ser la función dominante traería implícita una subutilización de la accesibilidad del centro. La especialización que permite un punto de máxima accesibilidad metropolitana no se desplaza tan fácilmente. Wall Street o sus equivalentes en otras metrópolis siguen teniendo una lógica de máxima accesibilidad.
Las perspectivas de la ciudad post pandemia
El patrimonio, el capital invertido y la capacidad de acceso al centro por transporte público tienen un valor único. La calidad del espacio de las calles y avenidas, su relación con el sistema de arbolado y espacios verdes son también condiciones para inducir una movilidad más activa, con trayectos de viajes crecientes a pie y en bicicleta. Y la posibilidad de compartir viajes en distintos horarios puede permitir también un uso más inteligente del automóvil. Una forma de ocupación de los espacios de trabajo, con horarios más flexibles, tenderá a cambiar la congestión en las horas de punta.
Pero, para poner en valor los puntos positivos, las políticas deben ser consistentes. La asignación de recursos también. Sobre esa base, la diversidad de oportunidades que presenta el centro es un factor de dinamismo, más allá de la profunda crisis económica actual.
*Arquitecto Urbanista. Director del Instituto Ciudad en Movimiento.