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Ficción y realidad

Cómo trabajan los CSI en Argentina

Un análisis sobre las profundas diferencias entre el trabajo real de los peritos que investigan un crimen, y lo que vemos en las series, que semana a semana nos apasionan.

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CSI en Argentina. | cedoc

Sentimos intriga y fascinación cada vez que comienza un nuevo episodio de nuestra serie policial favorita, o cuando escuchamos los relatos de testigos en una docuserie criminal.

Los casos forenses llaman la atención, ya sea por curiosidad o por aberración, y se los suele asociar con otros países, aunque resulta interesante saber que en Argentina existe una carrera universitaria que permite formar investigadores en dicha materia, la licenciatura en Criminalística. 

Pero ¿qué es exactamente la criminalística? Se trata de un conjunto de ciencias aplicadas a investigaciones de delitos, accidentes o hechos potencialmente delictivos. Es decir, que a un criminalista no solo le interesa analizar un crimen sino también aquellos hechos en los que no queda claro si se trata de uno o no.

Una aclaración necesaria antes de continuar: criminalística no es lo mismo que criminología. Aunque no es extraño que se utilicen como sinónimos, se trata de dos disciplinas distintas.

Una manera simple y directa de explicarlo sería diciendo que a la criminalística le interesan los elementos relacionados con un hecho delictivo (o no delictivo, como mencionamos antes), incluyendo, pero no limitándose a la escena del crimen, los indicios o evidencias e incluso víctima y victimario. Así que, se enfoca en los elementos materiales que se usan para llevar a cabo un hecho y en los que se modifican o crean a partir de él. En cuanto a la criminología, estudia el delito y a sus participantes, pero con la intensión de determinar las causas que llevaron a su comisión y posibles formas de prevención.

Hecha la aclaración, sigamos con el trabajo que hacen los peritos y los errores más comunes que se ven hoy en las series y películas.

Lejos están los investigadores de la vida real de procesar una escena del crimen usando un traje de diseñador y pisoteando con sus zapatos las evidencias. La protección lo es todo, por lo que se debe usar un traje de bioseguridad blanco, cubrecalzados, gafas de seguridad, barbijo y cofia para la cabeza. Pero no olvidemos los guantes. Existen de varios tipos, lo importante es tenerlos.

Ni hablar de la delimitación de perímetros, la famosa cinta amarilla con la leyenda “Crime scene do not cross” que vemos en la pantalla chica suele ser en la realidad una cinta común y corriente siempre y cuando permita establecer el área de trabajo de los peritos.

Luego de esta separación y de la protección de la escena, se realiza una inspección ocular a partir de la cual se obtiene un panorama general o global de lo acontecido. Debe hacerse de forma metódica y ajustándose a las condiciones del espacio de trabajo para dar lugar a la fijación de la escena, o sea el registro de lo observado, mediante un croquis a mano alzada que se elevará a un plano a escala, fotografía, videofilmación y descripción escrita. En fotografía forense se realiza una toma general, una particular y otra en detalle de lo que se está observando, se debe incluir un testigo métrico para conocer, cuando se vea la foto, las dimensiones de cada objeto.

La fijación es uno de los pasos más importantes de la labor pericial porque permite capturar las condiciones en las que se encontraba cada cosa antes de peritarla.

Posteriormente, un coordinador utiliza su criterio para permitir el ingreso a los peritos y que estos puedan procesar cada indicio según su especialidad. Por lo tanto, su orden de entrada se adapta al contexto. En este punto se procede a colocar los famosos marcadores de evidencias con letras y números que vemos en las ficciones para establecer las ubicaciones, se fijan los elementos de interés, se recolectan según su naturaleza (jamás con las manos desnudas) y se almacenan. 

Este último paso nos lleva a hablar sobre la estrella de las series policiales: “la bolsita de plástico”. La fórmula es sencilla: material biológico + bolsita de plástico = destrucción de la evidencia. Cuando se guarda, por ejemplo, un hisopo con sangre en un contenedor de ese tipo no circula el oxígeno, se favorece la humedad y, como consecuencia, el crecimiento bacteriano, que culmina con la degradación irremediable de la evidencia. Pero, entonces, ¿dónde se debe guardar este tipo de indicio? Lo ideal es un sobre de papel madera, de los marrones, para lograr el flujo de oxígeno que buscamos y para que no incida la luz directamente, otro factor que puede perjudicarlo. Cada sobre, caja o frasco que se use para almacenar un indicio debe estar debidamente rotulado para saber de qué se trata. Esto es particularmente importante en casos que hace muchos años están sin resolver, los denominados “cold cases”, en los que se debería poder recurrir a la evidencia en cualquier momento para poder continuar o terminar una investigación. Las tareas periciales quedan finalmente plasmadas en un acta escrita.

Debemos otorgar una mención honorífica a la técnica de identificación de sustancias como la cocaína llevándose a la boca una pizca y determinando lo que es por su sabor. El sentido común es valioso, así que no, jamás debemos llevarnos algo presente en la escena del crimen a la boca, y menos aún si no sabemos lo que es.

Así es como se inicia el camino de los indicios que en algún momento se presentarán como pruebas en un juicio. Para asegurarse, entonces, de que lo que se muestra ante un juez es lo mismo que se peritó en los laboratorios y anteriormente se había recolectado en la escena, existe la cadena de custodia, que es un registro de los indicios y de quienes los manipularon a través del tiempo.

Siguiendo con la ficción, las pruebas de ADN parecen ser siempre el mejor recurso, el más confiable y hasta el que nos dice quién es el culpable. En la realidad, hacer un análisis genético supone cumplir una serie de requisitos en cuanto al buen estado de la muestra, su óptima conservación y lo que buscamos. 

En las series vemos cómo se toma una muestra de ADN de debajo de las uñas de una víctima, por ejemplo, en un caso de abuso sexual y homicidio (lo cual tiene sentido por si realizó maniobras defensivas) pero, en ocasiones, también de cualquier elemento presente en la escena y la pregunta sería: si se encuentra ADN mezclado de distintas personas y en variada cantidad y calidad, ¿es conveniente hacer una pericia? No es práctico, se utilizarían demasiados recursos y terminaría siendo muy costoso, sin mencionar el largo tiempo utilizado, pero es posible. 

Por lo tanto, el criterio de elegir qué elementos llevarse de la escena del crimen es una de las tareas más críticas que enfrenta un perito, ya que debe establecerse una relación con el hecho que justifique recolectarlo para remitirlo al laboratorio.

Otra escena clásica que suele verse en las ficciones se da en el contexto de que los detectives van al domicilio de un sospechoso para hacerle unas preguntas y en un momento de distracción uno de ellos toma una muestra de saliva del vaso o taza que tenía sobre la mesa o, quizá, pide ir al baño y aprovecha la oportunidad para llevarse pelos tomados de un cepillo. Si llevamos esta práctica a la realidad, encontramos dos grandes errores. Claramente, está mal suponer que el material biológico recolectado pertenece solo al sospechoso y no a otras personas, pero lo más grave es que se está obteniendo evidencia ilegalmente y sobre esto existe una doctrina en Derecho, llamada “El fruto del árbol envenenado”, que indica que la prueba presentada en el juicio pierde validez si se obtuvo de forma ilegítima.

No podemos negar que el contenido de entretenimiento criminal o policial nos atrapa y despierta todo nuestro poder investigativo. Disfrutamos haciendo nuestras propias hipótesis, analizamos los hechos como si trabajáramos en el caso y nos llevamos una gran satisfacción o frustración cuando tomamos conocimiento de lo que en realidad ocurrió.

Sigamos manteniendo siempre vivo ese instinto curioso y analítico, es algo que nos aleja de la vida diaria y nos hace bien para ejercitar nuestras habilidades investigativas.

*Licenciado en Criminalística.