Desde hace un par de meses uno de los principales temas de agenda es el de la corrupción. De hecho, en la última encuesta de satisfacción política y opinión pública de la Universidad de San Andrés (#ESPOP) que realizamos la segunda quincena de agosto, el 36% de los entrevistados consideró que la corrupción es uno de los principales problemas del país, junto con la inseguridad (65%) y la inflación (43%). Si bien la corrupción ocupa el tercer lugar de las preocupaciones de los argentinos, cuando consideramos solo la primera respuesta espontánea, la corrupción ocupa el segundo lugar de menciones. El tema de los “cuadernos de Centeno” contribuyó, desde luego, a que el tema escale en las preocupaciones de “la gente”. De todos modos, los entrevistados no lo asocian de manera unidireccional hacia alguna etiqueta partidaria en particular. Cuando les hicimos a los entrevistados la siguiente pregunta “¿Considerando cada uno de los principales problemas que tiene el país, para vos el gobierno de Mauricio Macri se desempeña peor, igual o mejor que el gobierno anterior? En relación con el tema específico de la corrupción, un 36% dijo “mejor”, un 30% respondió “peor”, mientras que el resto consideró que se desempeña igual. La percepción de la opinión pública respecto de la corrupción no parece ser patrimonio de una orilla exclusiva de la grieta.
Conocimiento del tema y sesgo de confirmación. Los dos últimos affaires vinculados al tema tuvieron diferente nivel de penetración en la población. Un 64% ha escuchado o leído noticias vinculadas con el caso de los “falsos aportantes” en la última campaña electoral de la provincia de Buenos Aires, mientras que el 93% escuchó o leyó alguna noticia en relación al caso de “los cuadernos de la corrupción”. Este último caso, como es evidente, se transformó en el tema de discusión y debate de las últimas semanas. Más allá del caso jurídico en cuestión, el impacto de la cuestión “cuadernos” en la imagen de la principal implicada, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, es un interrogante permanente en las mesas de debate, y en las reflexiones y especulaciones públicas.
En términos generales, ambas “noticias” tuvieron un impacto sobre la opinión pública en forma agregada. Un 53% consideró que el tema cuadernos afectó la opinión que tenía respecto de CFK, mientras que un 44% indicó que el tema aportantes afectó la opinión que tenía de María Eugenia Vidal. El impacto parece mayor sobre la ex presidenta, y desde luego la escala del asunto es probablemente incomparable. No obstante, también parece más sólida la imagen de la ex presidenta, ya que el 35% dijo que no impactó sobre la imagen que tenía de ella (para bien o para mal) mientras que el 27% dijo que no impactó sobre la imagen que tenía de la actual gobernadora de la provincia de Buenos Aires. Es importante destacar este punto: el alcance y el tamaño de la causa “cuadernos” parece ser considerablemente mayor que el de la causa “aportantes truchos”, lo que parece también guardar proporción con el nivel de conocimiento de ambas noticias y con el impacto que han tenido sobre la opinión de la población, respectivamente.
No obstante, queda claro que la imagen de la ex presidenta está más definida en la población (la aman o la odian) y es más estable (está más blindada a las noticias), pese a todo, en comparación con la de la actual gobernadora. De hecho, esta última presenta una proporción mayor de respuestas indefinidas, del tipo no sabe/no contesta. Cuando segmentamos el efecto de ambas noticias sobre la imagen de ambas dirigentes políticas según la orientación política de los entrevistados, podemos confirmar una buena proporción de lo que en sociología de la comunicación y en los estudios de opinión pública se denomina “sesgo de confirmación”. Esto es, en pocas palabras, que las personas no buscan información para tener una opinión, sino que tienen una opinión previa y buscan información que la confirme. En caso de que esta información no corresponda a la opinión previa, algunos directamente descartan la información.
Esto se puede, en parte, corroborar. Mientras el 71% de los que hemos definido como “oficialistas duros” (consideran que el rumbo del Gobierno es el correcto) dijeron que las noticias sobre los “cuadernos” afectó la opinión que tenían de CFK, sólo un 16% dijo que las noticias sobre los aportantes modificaron la opinión que tenían sobre María Eugenia Vidal. El fenómeno inverso se puede observar con los “opositores duros” (consideran que el Gobierno va en la dirección equivocada): un 31% dijo que las noticias sobre los “cuadernos” afectaron la opinión que tenían sobre CFK, mientras que el 64% de estos dijo que las noticias sobre los aportantes afectó la opinión que tenían sobre la gobernadora.
Operación, verdad, dudas y desconfianza. Mientras el tema de los “aportantes truchos” desapareció de la agenda de discusión pública, el tema de los “cuadernos” ocupa el centro de la atención en estas semanas. Sobre este último, el 50% de los entrevistados manifestó que se trata de una “causa que permitirá conocer la verdad sobre la corrupción en la obra pública”, mientras que un 20% señaló que “es un caso armado para distraer a la gente de los verdaderos problemas del país”, así como un 22% manifestó que “tenía sus dudas”. También aquí se encuentran “sesgos de confirmación”: entre los opositores duros el 54% consideró que era un caso armado, un 26% “tiene sus dudas” y tan solo un 16% espera conocer la verdad sobre la corrupción; mientras que, en contraste, el 74% de los “oficialistas duros” espera conocer la verdad.
El papel de los arrepentidos también es objeto de controversia en la opinión pública: un 35% tiene algo o mucha confianza en las declaraciones de los arrepentidos, mientras que el 48% tiene algo o mucha desconfianza. Sobre este particular las opiniones también parecen condicionales a la orientación política de las personas, pero a diferencia de las opiniones sobre la causa en sí que claramente dependen de la orientación política, la opinión sobre los arrepentidos también varía según sexo, edad y nivel socioeconómico: los hombres, los sectores socioeconómicamente más altos y las personas de mayor edad tienden a tener mayor confianza sobre la declaración de los arrepentidos, junto a los oficialistas. A la inversa: las mujeres, los más pobres, los más jóvenes y los opositores desconfían más.
En síntesis. La gente considera a la corrupción como uno de los principales problemas del país, después de la inseguridad y la inflación. En las últimas semanas, la preocupación sobre “la corrupción” cobró impulso de la mano del caso de “los cuadernos”. Al respecto, lo que podemos observar es que el impacto es diferencial dependiendo de la orientación política de los ciudadanos. Desde luego, ello no significa que las preferencias permanezcan inmutables. Lo que sí parece confirmarse es que en el corto plazo la interpretación de las noticias está mediada por las preferencias de un lado y del otro. Chocolate por la noticia, decíamos en mi infancia. n
*Politólogo, director de la Encuesta de Satisfacción y Opinión Pública – Universidad de San Andrés @dgreynoso