El problema de los desechos plásticos es un fenómeno global con causas múltiples y, ante todo, un desafío para la acción de todos los actores involucrados. Los plásticos no pertenecen al ambiente y no deberían terminar en ecosistemas marinos o terrestres. Según datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) se calcula que 8 millones de toneladas de residuos de plástico llegan a los mares anualmente, lo que equivale a rodear la Tierra de plástico cuatro veces en un solo año.
En América Latina se generan diariamente 17 mil toneladas de residuos plásticos, de las cuales el 30% aún se dispone en basureros a cielo abierto, afectando a más de 40 millones de personas. Una de las principales causas de la existencia de plásticos en el ambiente se debe a la insuficiente e ineficiente gestión de los residuos sólidos urbanos (RSU). Solo en Argentina hay 5 mil basurales a cielo abierto que constituyen el modo oficial en que los gobiernos locales eliminan su basura. Adicionalmente, Argentina carece de políticas públicas como las leyes que abordan la Responsabilidad Extendida del Productor además de que existen preocupantes vacíos educativos que atraviesan a toda la población.
Una economía circular para el plástico. La Economía Circular revoluciona cómo diseñamos, producimos y consumimos bienes, servicios e infraestructura, eliminando residuos y contaminación desde el diseño; manteniendo productos y materiales en uso el mayor tiempo posible, y regenerando sistemas naturales que fueron degradados por la actividad humana basada en la economía lineal (extracción, producción, uso y descarte).
La Red del Pacto del Plástico de la Fundación Ellen MacArthur propone las siguientes acciones para avanzar en la agenda de economía circular para el plástico de cara a 2050, considerando que el reciclaje es crucial pero no puede ser la única solución a esta problemática:
Revisar los envases de plástico a través del rediseño y la innovación;
Incentivar la reutilización;
Asegurarse de que todos los envases de plástico sean reutilizables, reciclables o compostables;
Aumentar la reutilización, recolección y reciclaje o compostaje de los envases de plástico;
Aumentar el contenido reciclado en los envases de plástico.
En Argentina y en el mundo se realiza el tradicional reciclado mecánico como principal modelo de revalorización de los plásticos. La industria recicladora plástica de nuestro país procesa 268 mil toneladas por año con tendencia en aumento, lo que representa 5,4 veces más que en 2003. Y se están desarrollando nuevas tecnologías de reciclado avanzando para complementar al reciclado mecánico ante la necesidad de alcanzar los objetivos de sostenibilidad y circularidad.
El reciclado avanzado. El reciclado avanzado es un conjunto de tecnologías de recuperación y revalorización de residuos plásticos que por su composición presentan limitaciones para ser reciclados por vía mecánica y, por lo tanto, actualmente en Argentina se envían a rellenos sanitarios perjudicando al ambiente.
Las tecnologías de reciclado avanzado son la pirólisis, la gasificación, la disolución, la despolimerización química o enzimática, entre otras. Es importante señalar que, durante la conversión, la materia no se pierde ni se combustiona, evitando que se liberen gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global.
El reciclado avanzado genera materias primas petroquímicas que son utilizadas para producir nuevos polímeros vírgenes, cumpliendo con todas las propiedades físicas y de aptitud para envases en contacto con alimentos, dando una nueva vida a los plásticos posindustriales y posconsumo.
Empresas líderes del sector petroquímico como ExxonMobil, Dow, Basf, TotalFina y Sabic ya poseen o participan de consorcios con plantas de reciclado avanzado en funcionamiento en los Estados Unidos y en la Unión Europea. En Argentina, desde el año 2021 el sector petroquímico, junto con organizaciones representativas del sector –como el Instituto Petroquímico Argentino y Ecoplas–, instituciones de investigación y desarrollo del ámbito público como Plapiqui, y la participación activa de diversos actores del ecosistema emprendedor, han dado inicio al primer consorcio con el fin de desarrollar estas nuevas tecnologías en el país. El objetivo es impulsar la cooperación público-privada para el desarrollo de políticas públicas que incentiven la escala industrial del reciclado avanzado, necesario para la transición hacia la economía circular de los plásticos.
* Directora de la Diplomatura en Innovación para la Economía Circular e investigadora del Centro de Estudios para la Sustentabilidad e Innovación Social (Cesis) - Universidad Austral.
** Investigador del Cesis y director ejecutivo del Instituto Petroquímico Argentino (IPA).
*** Investigadora del Cesis, Plapiqui y Universidad Nacional del Sur.
