ELOBSERVADOR
de la subestimacion a marcar una epoca

El día que Ernestina tomó el control de Clarín

Cómo hizo la señora de Noble para cortar la influencia del desarrollista Rogelio Frigerio y asumir la dirección del diario. Así comenzaba la “era Magnetto”.

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Escritorio. La figura de Roberto Noble, siempre presente. Al comienzo, la viuda era subvalorada por los colaboradores de su marido. | cedoc

Un coro estable de noblistas, frigeristas y periodistas profesionales subestimaba a la señora de Noble. Algunas espadas de su marido solían contar lo mal que pronunciaba el apellido Hemingway como si tuviera relevancia para manejar un diario y aun para dictar un curso de literatura norteamericana del siglo XX. Los frigeristas que concedían poderes desconocidos a su líder pensaron que el Tapir la había convertido al desarrollismo. Los periodistas profesionales comentaban maliciosamente sus lagunas en historia universal y los más narcisistas se sentían heridos porque no registraba sus costuritas o les repetía “encantada de conocerlo” cada vez que los cruzaba en actos de la empresa.

Algunos de sus caprichos gotearon a la Cuadra: el veto a un médico con el que hizo un tratamiento fallido, la presunción de que el horóscopo de la revista dominical era siempre optimista con su signo del zodíaco, el veto a Oscar Camilión. Si a Noble se le festejaba su poligamia, la vida amorosa de la directora fue estigmatizada por frigeristas, profesionales y espadas de su marido.

La calle Córdoba le diagnosticó una tendencia al aislamiento y a la soledad. Desde la pelea feroz por el reparto de la herencia de Noble, que terminó con el diario para ella y con el resto de la fortuna para la hija del fundador, se desentendió de la vida de Lupita y perdió ese reducido espacio familiar (...)

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Volver a ser Noble

A fines de la década de 1970, la directora dedicó tiempo a la crianza de sus hijos, con quienes compartió largos viajes. Pasaban temporadas en su departamento neoyorquino de la Quinta Avenida y la Calle 82, en el Upper East Side. Para que perfeccionaran su inglés, los anotó en el curso intensivo de una escuela a la que asistían los hijos de los reyes de Arabia Saudita. Fascinada por la directora de la escuela, una hongkonesa de unos 40 años, le ofreció mudarse a Buenos Aires y convertirse en institutriz a cambio de un sueldo equiparable a un secretario de redacción. En el primer viaje, le puso un chofer a su disposición; organizó comidas en el Hotel Alvear, viajes a Mar del Plata y a Bariloche; más adelante le compraría un departamento.

Un frondi-frigerista le sugirió, a través de Magnetto, que contratara una institutriz americana o inglesa, pero ella prefirió una oriental porque, opinaba, así evitaría que los niños se encariñaran. Ante el periodista de Clarín que oficiaba de chaperón, la profesora de inglés se sinceró: sospechó que al poco tiempo pasaría a comer en la cocina y decidió regresar a Nueva York. El inglés quedó.

Marcela y Felipe dibujaron en una cartulina “Happy Birthday Daddy” y la depositaron en la bóveda Herrera-Noble del cementerio de Recoleta. Ernestina había mudado allí los restos de Noble: antes descansaban en la bóveda de mármol que Roberto llamaba “La tumba del Faraón”.

Ante la siempre traumática tarea de consignar un origen, la directora había elegido para sus hijos el del fundador de Clarín. En una visita a la Recoleta, Lupita se encontró con la cartulina. Así lo hizo saber en una presentación judicial de 1994 donde demandó a la directora por privación del derecho a la identidad: la acusaba de haberle quitado la herencia, de haberse apropiado del cadáver de su padre, de haberla borrado de la cobertura de eventos públicos ligados al diario, de no darle ningún espacio en las páginas de Clarín y de usar a piacere la marca Roberto Noble.

En enero de 1979, Noble recuperó su lugar estelar en Clarín durante las evocaciones por los diez años de su muerte. El diario pretendió universalizar el reconocimiento. “Todos los sectores evocaron a Noble”, tituló en tapa el viernes 13. Se consignaron las adhesiones del cardenal Raúl Primatesta, de las Fuerzas Armadas, del ministro del Interior Harguindeguy y de otros. Videla mandó un mensaje en el que definió a Noble como un hombre público.

Misas, ofrendas florales en Recoleta, un minuto de silencio en el diario y la colocación de un nuevo busto en la redacción consumaron la beatificación. En la Comisión de Homenaje militaban personalidades diversas, como el director de cine Fernando Ayala, el intelectual comunista Héctor P. Agosti, el cardenal Antonio Caggiano, los actores Jorge Porcel y Soledad Silveyra, el profesor Natalio Botana, el general Juan Enrique Guglialmelli, y los dirigentes políticos Vicente Solano Lima y Rogelio Frigerio. “Luchó contra la dependencia”, dijo Eduardo Busso, presidente de la Comisión de Homenaje y cuñado de Noble. Por su condición de ministro de la Libertadora no entraba en el mapeo de los aliados de Frigerio.

Clarín entregó a Luis Sciutto el primer premio en el Concurso sobre la vida y el  pensamiento del doctor Noble. En junio de 1979 se publicó Roberto Noble, un gran argentino, continuación de su inicial Boceto para una biografía: un hombre excepcional y una obra excepcional (1961). En diciembre de 1978, Clarín y la Fundación Noble habían publicado Vida, obra y doctrina de Roberto Noble, de Luis Alberto Murray, que todavía trabajaba en el diario. Ambos libros omiten la existencia de la hija de Noble, un dato relevante por tratarse de biografías. Sciutto y Murray cortejan a la directora por haber garantizado la continuidad de Clarín, “Opera Summa del fundador” en palabras de Sciutto, y soslayan la participación de Frigerio. Sciutto ensalza el trabajo de Magnetto, Aranda y Pagliaro: “Han hecho de Clarín lo que Roberto Noble soñó: una empresa primera en todo” .

El frigerismo había empezado a disputar, muy sutilmente, la canonización del director y fundador. Frigerio protestó ante Guillermo Ariza por una nota en la que Noble ocupaba un lugar exagerado. “Lo que usted escribió confunde: nosotros le pasamos las ideas”, le recordó. Cuando el 10 de octubre de 1977 murió José Fioravanti, el jefe de Información General Mario Diament utilizó como ilustración el busto de Noble que presidía la redacción (pudo haber usado los monumentos de Roque Sáenz Peña, Nicolás Avellaneda o Simón Bolívar), pero le pidieron cambiarla antes de entrar al taller. Eran las pequeños acciones directas del frigerismo para demorar la beatificación de Noble.

La directora empezó a molestarse por la sobrepresencia del MID en sus páginas y por la idea, cada vez más extendida en los círculos del poder, del diario como instrumento de Frigerio. La viuda de Noble asumió mayor protagonismo y restituyó a su esposo en el lugar de ideólogo del matutino. Reclutaría entre frigeristas en crisis existencial y periodistas ambiciosos los cuadros para desplazar al frigerismo.

Anfitriona para el gran acto del 35º aniversario del diario, las fotos de Clarín la mostraban tomada de la mano con el nuncio apostólico Pío Laghi y en animada conversación con el ex presidente Lanusse. Asistieron el intendente Cacciatore; los secretarios generales de las tres armas de las Fuerzas Armadas vestidos de civil, general Reynaldo Bignone, almirante Jorge Casas, brigadier Basilio  Lami Dozo; el almirante retirado Emilio Massera (en la foto con su amigo Horacio Rioja). Políticos y sindicalistas retornaron a las páginas del diario, como Deolindo Bittel y Jorge Triaca; también los que nunca se fueron, como Frondizi y Frigerio. Por el crecimiento de Deportes y de Espectáculos, el diario destinó dos páginas de la cobertura a celebridades como Pinky, el Conejo Tarantini, Mirtha Legrand, Juan Carlos Calabró y Osvaldo Pugliese.

El diario también dio publicidad al encuentro de la directora con Harguindeguy, el mismo día que el ministro conversó con Peralta Ramos y Laiño de La Razón y Héctor García y Ricardo Gangeme de Crónica. En la foto, la señora de Noble movía las manos, como señalándole algo importante a un contemplativo Harguindeguy.

En abril de 1980, la directora firmó tres editoriales con una volanta común: “A propósito del diálogo”. Ponderó la actitud de promover el diálogo y reclamó renovación a los impacientes partidos políticos. No faltó la cita de Noble ni el elogio al fin de la subversión. Cerró con una idea de Nación que se parecía a ella: “Pensada en grande, como madre fuerte y cariñosa que protege y asegura el porvenir de sus hijos”.