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Feminismo disidente

Roxana Kreimer: "El patriarcado no existe más"

Así tituló su séptimo libro la filósofa, que a través de su exitoso canal de Youtube y sus redes se convirtió en una referente de la disidencia dentro del feminismo en el mundo hispanoparlante.

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La filósofa advierte sobre las inconsistencias del feminismo hegemónico. | Cedoc

Licenciada en Filosofía y Doctora en Ciencias Sociales, Roxana Kreimer acaba de publicar “El Patriarcado no existe más”, su séptimo libro. A través de su exitoso canal de Youtube y sus redes se convirtió en una referente de la disidencia dentro del feminismo en el mundo hispanoparlante.

—¿Podría resumir brevemente la idea “El patriarcado no existe más” que da título a tu libro?

—El libro muestra a partir de numerosos estudios científicos que en Occidente las mujeres no padecen una opresión sistemática por parte de los hombres. No es que no haya sexismo o desventajas puntuales, sino que son padecidos tanto por mujeres como por hombres. En un estudio realizado por Stoet y Geary en 2019 en base a datos de 134 naciones que representan a 6.800 millones de personas, se observó que los hombres tenían más desventajas que las mujeres en 91 países, mientras que las mujeres tenían más desventajas que los hombres en 43. El índice que manejan se centra en tres factores: oportunidades educativas, esperanza de vida sana y satisfacción total con la vida. El estudio encontró que los países desarrollados son los que tienen mayor igualdad de género, con una ligera ventaja para las mujeres. En los países menos desarrollados, las mujeres suelen estar peor que los hombres, en buena medida por no acceder a una buena educación. Si bien no es el primer libro que analiza esta cuestión, de los publicados hasta ahora es el que recorre un espectro temático más amplio. Comienza con una explicación de las predisposiciones biológicas diversas de hombres y mujeres, algo que el feminismo hegemónico niega, y desarrolla temas como el de la brecha salarial, el acceso a cargos jerárquicos, las profesiones que en promedio más eligen hombres y mujeres y los cupos, entre muchos otros.

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—¿Me da un ejemplo de los datos errados del feminismo hegemónico que cuestiona?

—Sostiene que hay una brecha salarial que se explica porque las mujeres cobran menos por el mismo trabajo. No hay ninguna evidencia de que esa disparidad exista a nivel sistemático. La brecha es una diferencia de sueldos sin control de variables: se divide el total de ingresos laborales femeninos por cantidad de mujeres, y se hace lo mismo con los hombres. Luego se los compara, sin tener en cuenta horas trabajadas (las mujeres en promedio consagran menos horas al mercado laboral, según el informe del propio Ministerio de Trabajo de 2017), tipo de empleo (hombres y mujeres eligen en promedio trabajos diferentes, que no necesariamente se pagan igual), edad en que las mujeres se convierten en madres -momento en el que las que pertenecen a los grupos económicos más favorecidos disminuyen la cantidad de horas que trabajan fuera de su hogar-, entre otras variables.

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—Otro tema importante de la agenda del feminismo es el que plantea que las mujeres encuentran trabas para acceder a los cargos directivos...

—Tampoco hay evidencia de que esto ocurra a nivel sistemático. En los oficios en los que las mujeres están sobrerrepresentadas, ocupan la mayor parte de los cargos directivos. Es el caso de la carrera de Traductorado público de la UBA, el de las instituciones docentes o de psicología, el de los negocios de venta de indumentaria o de plantas, el de los jardines de infantes o el de la Defensoría de menores del Ministerio Público Fiscal. Hay otras razones: una importante es que la mayor parte de las mujeres son madres y ocupar un cargo directivo a menudo implica consagrar muchas horas a trabajar fuera de casa, lejos de los hijos pequeños. Cuando tienen oportunidad de trabajar a tiempo parcial, la mayoría lo prefiere. Otra razón importante es que el feminismo hegemónico ignora que en todas las especies en las que la hembra invierte más tiempo y energía en la reproducción, ellas son más selectivas (entre humanos para acceder a una relación sexual), los machos compiten por el acceso a las hembras, que suelen preferir a los que tienen estatus y/o acceso a recursos.  Este rechazo de una perspectiva evolucionista hace que se juzgue como sexismo que en promedio hombres y mujeres tengan numerosos intereses diferentes y, por tanto, a menudo elijan profesiones distintas. Biología y cultura interactúan, pero ignorar la biología es como dedicarse a la física e ignorar algo tan básico como la noción de partículas.

—De un tiempo a esta parte, se pasó de hablar de "feminismo" a "feminismos", pero el que vos representa nunca está incluido en esa pluralidad. ¿Por qué cree que sucede?

—Porque a nuestro país todo llega tarde y porque el feminismo hegemónico carece de voluntad para revisar la evidencia empírica en la que está basado. En su tesis del 2006 la socióloga española Ana León-Mejía caracterizó al feminismo disidente como el que destaca que muchos estudios de género carecen de rigor científico y tienen deficiencias de calidad que se trasladan a los departamentos de estudios de la mujer de las universidades, cuyos contenidos están limitados por la censura de la corrección política, cultivan el victimismo y han creado un estado de alerta y crispación extendiendo los conceptos de acoso y agresión sexual más allá de lo razonable.

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—Otra cuestión sobre la que usted tiene una visión a contramano de la mayoría de las referentes feministas es la legislación argentina y el sesgo patriarcal en beneficio de los varones que proclama el feminismo institucional...

—Con la sanción de la ley sobre el aborto, no es posible señalar una sola ley argentina que perjudique a las mujeres en relación a los varones, mientras que ellos se jubilan cinco años más tarde pese a morir en promedio siete años antes, padecen toda suerte de trabas legales cuando sus ex esposas obstruyen el vínculo con sus hijos, rara vez ganan los juicios de tenencia, el último párrafo del artículo 80 de nuestro código penal impide la aplicación de atenuantes como la emoción violenta cuando un hombre que asesinó a una mujer previamente había realizado actos de violencia física contra ella, pero permite esos atenuantes si la que ejerció previamente la violencia física y luego asesinó a un hombre es una mujer. El inciso 11 del mismo artículo pena con prisión perpetua el asesinato de una mujer, es la conocida ley de femicidio-, pero como homicidio simple (de acuerdo al artículo 79) si la que mata es ella en idénticas condiciones. Diversas abogadas feministas quieren que se legisle como legítima defensa el asesinato de un hombre dormido, si él anteriormente fue violento con ella. Pero nuestra legislación criteriosamente considera legítima defensa solo la que tiene lugar en el momento de la agresión.

—¿Cuándo y cómo empezó su interés por el feminismo?  

—Cuando la comunidad escéptica comenzó a evidenciar que el feminismo estaba "flojo" de datos. Luego descubrí que la filósofa Christina Hoff Sommers había mostrado en su libro “¿Quién se robó el feminismo?” que diversos estudios de género carecían de rigor científico, y lo que terminó de decidirme a investigar el tema es que dos renombradas feministas que yo conocía, Diana Maffía primero, y Dora Barrancos más tarde, entre muchas otras que busqué contactar tiempo después, no se mostraron interesadas a dialogar sobre estos temas cuando se los propuse.

"La tarea del filósofo es la de zumbar en el oído de sus contemporáneos. Si ladran, es señal de que voy por el buen camino".

—¿Por qué está ahora discutiendo cada vez con mayor potencia algunos discursos liberales, neoliberales y libertarios? Las feministas mediáticas o las que ocupan cargos dentro de dependencias gubernamentales no suelen debatir con usted. ¿Qué pasa con los libertarios? ¿La enfrentan?

—Cuando terminé el libro, en mi canal de Youtube comencé a examinar la inconsistencia de los datos que manejan los conservadores y los libertarios de derecha. De parte de muchos de ellos recibí toda suerte de agresiones y trece videos de respuesta a uno en el que caracterizaba el liberalismo. Agradezco de todos modos que vean mis videos, algo que en general no logro con las feministas, que directamente me cancelan. La tarea del filósofo es la de zumbar en el oído de sus contemporáneos. Si ladran, es señal de que voy por el buen camino.