OPINIóN
Ecuanimidad

Más allá del ultrafeminismo

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Colaboración. La lucha de las mujeres no es contra el hombre. | cedoc

No me cuesta nada ver las partes de un todo, es fácil y cómodo. Esta visión partidaria es personal, sensible, pero también reduccionista. Podemos entender a una mujer que sufre por agresiones, discriminación, abusos o rechazos. O tal vez entendemos a nuestros hijos, ya sean varones o mujeres, y sufrimos con y por ellos.

Sobre todo, los hombres en estas épocas se sienten desvalorizados por los movimientos sociales feministas. Me entristece y siento impotencia ante los abusos y femicidios mundiales y firmemente creo que esto debe cambiar en forma urgente.

Ha costado mucho que las mujeres lograran un espacio en la política y en la sociedad, y estamos tal vez en el primer paso hacia una valorización merecida e igualitaria.

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Encontramos mucho material que destaca lo maravillosas que son las mujeres, el sexo femenino se destaca por sobre el masculino en estas exposiciones. Se alude a la capacidad de dar vida, de luchar contra una sociedad, aun patriarcal.

Estos escritos o programas logran revalorizar en la historia la actuación de ellas y sus difíciles posiciones en el mundo. Han sido brujas, prostitutas, santas, vírgenes, violadas, madres, maestras, sacerdotisas, reinas, princesas y hadas, entre muchas cosas más.

También encontramos hombres que han sido brujos, prostitutos, santos, vírgenes, violados, padres, maestros, sacerdotes, reyes, príncipes y elfos. Los hemos visto llorar de amor, sufrir por un hijo, esconder los abusos por vergüenza.

Hay mujeres y hombres maravillosos, han existido siempre, han sufrido y peleado por los derechos humanos, han criado a sus hijos y participado de hechos y realizaciones asombrosas. No segreguemos más. No dividamos.

Las divisiones no sirven para la supervivencia de las especies. Me encanta ver el todo y obviar las partes. Mirando el bosque nos damos cuenta de la vegetación que hace falta, la que es contaminante, la que es depredadora. Miremos el mundo en su totalidad, no segreguemos más. Busquemos la unión y no la división.

He conocido mujeres y hombres extraordinarios, y hombres y mujeres dañinos.

No debemos olvidar que los cromosomas XY y XX ya son caducos, pues encontramos mujeres con altos niveles de testosterona y hombres con altos niveles de estrógenos.

Cito a continuación un ejemplo muy conocido: “En la World University Games en Japón, en 1985, la vallista española María José Martínez fue acusada de ser un hombre que se hacía pasar por mujer para competir en la categoría femenina. Le hicieron un examen cromosómico y se descubrió que tenía cromosomas XY –o sea, los de un hombre–, aunque tenía senos, ovarios y vagina. El equipo olímpico español la expulsó, le retiraron todos sus títulos, su novio la dejó y le quitaron su beca de deportes. Tres años después volvió a competir cuando probó que su cuerpo no usaba la testosterona que producía”. Es solamente un ejemplo de miles y miles de casos en diferentes partes del mundo. En mi libro Amantes seriales explico los variados casos de mentes masculinas en cuerpos femeninos y mentes femeninas en cuerpos masculinos. Algo que antes parecería increíble hoy es investigado, comprobado y explicado por varios científicos en el mundo.

Hablar de mujeres sobrenaturales y separarlas de la especie humana para colocarlas en un pedestal hormonal ya no es inteligente.

Buscar las diferencias queriendo encontrar la igualdad no es lúcido. Hay que buscar la ecuanimidad (que sería lo justo), dado que igualdad no sería tampoco justo.

Debemos pararnos en las similitudes y no en las desigualdades, en las capacidades y en los méritos.

Sabio sería destacar lo mejor de cada uno en la integración ecuánime mundial.

 

*Escritora uruguaya residente en Argentina. Autora de Amantes seriales, entre otros.