Descubrí la deep web el verano pasado. Un amigo encontró en internet posteos, páginas y blogs hablando sobre el tema y nos apasionamos. Descubrimos un mundo prohibido, con la peor calaña del ser humano. Como no teníamos la seguridad suficiente para proteger nuestras máquinas, ni la noción exacta de hasta qué punto el FBI podía venir a buscarnos, empezamos a investigar distintos métodos de seguridad para entrar de forma anónima. Descubrimos TOR, el programa que te permite acceder a las wikis onion y entrar a la deep web. Continué investigando sobre el material filtrado que se encontraba en la web normal: comencé a entrar en foros, recopilar relatos de bloogers, grupos secretos de Facebook y fui informándome. Esas semanas, aprendí que en la web tradicional existía algo llamado 4chan, donde se podía encontrar cualquier tipo de imágenes que no se encuentran en Google, como pornografía de todas las categorías. Me enteré que existían páginas de canibalismo, necrofilia y automutilación. En ese momento, me sucedieron dos cosas horribles: una de ellas fue entrar a una página con supuesto contenido de oscurantismo. Me apareció un cartel en inglés que decía “usted acaba de realizar una búsqueda con contenido de pedofilia. Tenemos su IP (y estaban mostrando mi IP exacta). Nosotros trabajamos con ONG en contra de la pedofilia”. Se me paró el corazón. Pensé en mi vieja, en mi viejo, cómo explicarles la cagada que me había mandado.
Me pasé todo el día investigando si lo que había hecho era algo realmente malo, si de verdad tenían mi IP e iban a investigarme o buscarme, cuando en realidad no quise buscar pedofilia. Habían posteado un link falso. Bueno, esa misma tarde descubrí lo que es un troll: personas irónicas que hacen bromas falsas en internet. El link que habían posteado era una típica broma falsa de internet para asustar a los novatos. Me sentí aliviado, pero me preguntaba ¿cómo puede ser que el cartel mostró mi IP? Muy sencillo, obtener la IP es una estupidez, una pavada, no existe seguridad en internet. Pero era una broma. La segunda cosa desagradable fue con un video que me pasaron llamado Daisy destruction, un video más que terrible. No pude resistir verlo completo y lo saqué en seguida. Una pareja negra violaba a una bebé en una habitación, en una cama. Los tres desnudos. No puedo explicar con palabras lo que vi porque cerré los ojos y me quedé escuchando el audio. Fue peor. Un bebé pidiendo clemencia en un inglés clarísimo. Se me hizo un nudo en la garganta. Es más, ahora mismo se me hizo un nudo al escribir esto. Era de tarde, salí a la calle a caminar un poco a despejar la mente. Antes de salir a la calle agarré un libro de Nietzsche y leí una cita que decía: “Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti”