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Ni una menor menos

Femicidios: 48,2% de las víctimas son niñas y adolescentes

En la Argentina, según los registros, es la franja más vulnerable de un fenómeno violento. Los padres figuran como agresores en los primeros años, y las parejas después de los 16.

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Crimenes. Las menores sufren maltratos que empiezan con golpes y terminan con armas de fuego. El 31% de los casos son denunciados en la provincia de Buenos Aires. | Marta Toledo
De los 290 femicidios registrados en 2016, el 48,2% fueron niñas y adolescentes. Sus asesinos tienen entre 31 y 50 años (40%) y el lugar más frecuente son viviendas (54%). Según las cifras, hay 1.796 denuncias por violencia infantil y representan el 32%. Los datos surgen del Observatorio de Femicidios Adriana Zambrano y del Consejo Nacional de la Mujer.
Las movilizaciones sociales iniciadas en los años 90 después el asesinato de María Soledad Morales, Jimena Hernández y Nahir Mustafá generan cada vez más acciones para que las tragedias no caigan en la oscura boca del olvido. Educación, cumplimiento de la ley y registros unificados son los principales reclamos de las mujeres entrevistadas por PERFIL para analizar los números de la infancia embargada. Visibilizar historias para vivir.

La Casa del Encuentro presentó el informe 2016 del Observatorio de Femicidios Adriana Marisel Zambrano, con cifras demoledoras. “Cada 30 horas, un femicidio”. De los 290 asesinatos ocurridos ese año, 140 fueron niñas y adolescentes (48,2%). Hubo 38 menores de 18 años asesinadas, 2 bebés de 0 a 1 año y 102 adolescentes. En el 40,7% de las muertes, el asesino había sido denunciado, tenía algún vínculo con la víctima o integraba “fuerzas de seguridad”. El 10,7%, con indicios de abuso sexual, y el 7,2% era aún más vulnerable: embarazada o en un sistema de trata.
Los agresores de 31 a 50 años llegan al 40%; adolescentes y jóvenes de 19 a 30 años, al 25%; y mayores de 51 a 65, el 12,4%.
Los lugares del crimen son “viviendas” (54%), de víctimas (26%), victimarios (4,8%) o viviendas compartidas (22,7%). El porcentaje restante fue en espacios abiertos: descampado, vía pública, río, zanjón o basural.

Las tres provincias con mayor registro de asesinatos son: Buenos Aires (90 mujeres o 31%, con 10% en La Matanza); Córdoba (10%) y Santa Fe (28,9%). En CABA, 13.
Las formas de matar fueron: puñaladas, disparos, golpes, o con hacha o machete; lo cual representa 80 casos (27,5%), 72 (24,8%), 37 (12,7%) y 6 (2%) respectivamente.
En los últimos ocho años, los 2.384 femicidios dejaron a 1.859 menores de edad (63%) sin madre.   
El Consejo Nacional de la Mujer también presentó el informe “Violencia contra las mujeres, niñas, niños y adolescentes”, a partir de denuncias telefónicas realizadas a la línea de emergencias 144. Según el registro, hay 1.796 llamados por agresión infantil que representan un 32%, donde víctimas mayores de 13 años informaron el 12% de los casos, mientras que el 65% fueron familiares y el 23% vecinos.
En la franja de adolescentes, el 22,4% tiene entre 14 y 25 años. “Una vez más observamos que las niñas y adolescentes están en una situación de ‘alta vulnerabilidad’”, señala el texto, y especifica que “padres” y “parejas” son los más denunciados. “En los primeros años de edad, son víctimas tanto del padre como de la madre, y en los adolescentes el agresor es la pareja o la ex pareja”. Los datos desagregados por edad y vínculo muestran que de 7 a 9 años, el 50% denuncia al padrastro, y de 0 a 3 años, a la madre (50%). El padre es el principal agresor de 10 a 12 años (37%), y el novio o ex ocupa el 47% después de los 16 años.

Niñ@s. Separaciones, soledades y medicalización alteran a niños. “La mayor cifra de consultas es por divorcios conflictivos en los que los chicos quedan en medio de una batalla campal y sufren pérdidas afectivas externas-internas. Medicar no resuelve el problema. Las formas destructivas entre sus padres los agota y llega un punto en que temen amar a uno más que al otro por lealtad a esas imágenes. Entonces el niño va de un lado a otro con largas jornadas, soledad, preocupado, sin saber qué hacer. Hasta que va aprendiendo a juntarlas, pero en el camino también aprendió a callar y ‘desoír-se’. Si siguen un tratamiento pueden trabajarlo. Si son niños, con juegos y charlas en el consultorio. Y si son adultos, también”, sostiene Mónica Mais, psiquiatra.

Otra conducta. Formas de agresión y de pedir ayuda. El bullying es una de ellas. El sitio web de la Asociación Civil Libres de Bullying lo define como “un comportamiento prolongado de insulto verbal, rechazo social, intimidación psicológica y agresión física de un niño hacia otro, que se convierte en blanco de reiterados ataques”. “Es una tendencia en aumento, pero no hay cifras oficiales ni investigaciones serias. Por suerte, cuando hablo del tema la gente se reconoce en el problema. En todas las formas violentas piden ayuda porque algo los hace sufrir y buscan expresarse”, afirma María Zysman, directora de la asociación.

¿Víctima provocadora? Prejuicios, etiquetas rápidas y síntomas. “Veo malestar en chicos y docentes, pero no todo lo que duele es bullying. Decir que un niño es atacado porque hizo algo mal es lo mismo que creer que una mujer es golpeada porque se vistió así. Se debe trabajar con las ideas justificadoras de ataques, incluso la bibliografía habla de ‘víctima provocadora’. Catalogar no resuelve. Los chicos son síntomas de algo complejo”, sostiene.

Más femicidios. La Asociación Mujeres de la Matria en Latinoamérica (MuMaLa) presentó un registro nacional de femicidios con más datos. “En 2016 hubo 46 muertes infantiles. Los datos no están centralizados y no hay un mapa de violencia en Argentina para pensar políticas unificadas”, dijo Raquel Vivanco, su presidenta.

Roles. En el trasfondo de las estadísticas, crecen los reclamos. “Las cifras de la Corte Suprema coinciden con La Casa del Encuentro. Son números rigurosos en un piso de difusión periodística”, afirmó María Elena Naddeo, directora nacional de Infancia, Adolescencia y Género de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. “España reconoció su problema de femicidios como ‘muy alto’ con 75 casos, y aplicó medidas. Argentina los triplica. El Estado debe cumplir con las leyes vigentes. Debe cumplir con patrocinios gratuitos especializados para acompañar psicológica y jurídicamente a las mujeres. La denuncia es un solo paso y muchas las retiran cuando deben volver al hogar donde las violentan. Ese es el eje del debate en los reclamos de presupuesto. Se votó crear un Centro de la Mujer en cada comuna, y quieren privatizar. Los servicios no se pueden tercerizar a empresas. Ese deber es del Estado. El rol de la Defensoría es controlar acciones. Y eso hacemos”, aclaró.  

Tendencia mediática a reforzar prejuicios. El Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) analizó el discurso en cuatro diarios (Clarín, Página/12, La Nación y Crónica). En los resultados de las “mujeres mediatizadas”, el 21% tiene de 12 a 19 años. “No figuran como protagonistas del hecho ni son priorizadas en la ‘opinión experta’. Las fuentes ‘mujeres’ son un 14% y no abunda el enfoque en DDHH y género”, resumió Paula Rey. En cambio, “la revista Noticias publicó una nota sobre violencia en las manifestaciones de mujeres. Alguien dijo que la violencia había aumentado por las movilizaciones femeninas. Y fue una mujer”, admitió.

$ 67 millones menos. Hubo reducción de fondos y desmentida oficial, no formal. El Poder Ejecutivo achicó el presupuesto del Consejo de la Mujer, aprobado por el Congreso. “El presidente Macri lo desmintió, pero no hay otra decisión administrativa”, dijo Rey. “Eso limita las políticas; pedimos la nulidad y su publicación en el Boletín Oficial”, concluyó. n