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Desafíos

Fortalecer la cadena frutihortícola de la República Argentina

Cómo articular el Estado y el sector frutihortícola para que ganen todos.

Frutas y verduras
La inflación golpea con fuerza el rubro de los alimentos. | Super Campo

La pandemia demostró la gran capacidad del sector frutihortícola del país para abastecer en tiempo y forma a la sociedad. Desde el primer confinamiento fueron catalogados como personal esencial y cumplieron su función, aunque no fue ni es reconocido como corresponde.

Productores, trabajadores, operadores, verduleros aportaron y se organizaron para que en mayor o menor medida los productos llegaran al consumidor. En muchos casos, venciendo obstáculos muy importantes  en los sistemas logísticos.

Simultáneamente, las tradicionales variaciones de precios causadas por su estacionalidad, por factores climáticos y por  expectativas de los productores se reforzaron y generaron equivocados diagnósticos que llevaron a propuestas erróneas de políticas públicas. Enmarcadas en nuestra enfermedad  de “estatismo sin Estado”.

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En general, la oferta fue rígida con problemas logísticos de abastecimiento agravados por los aumentos del combustible (80% de  la producción recorre más de 50kms; 40% más de 200)  frente a una demanda creciente por cambios en los hábitos de consumo al estar la familia confinada en las casas y sustituir salidas, comidas afuera, etc por una alimentación saludable de frutas y hortalizas.

La pandemia demostró la gran capacidad del sector frutihortícola del país para abastecer en tiempo y forma a la sociedad

Simultáneamente y, al igual que en otros sectores, aparecieron nuevos actores y/o se reciclaron los existentes  y se comenzaron a utilizar diversas plataformas tales como: páginas webs, whatsapps, redes sociales en general, etc. para promocionar sus productos, para iniciarse en el e-commerce e incorporar servicios de logística.

De hecho, ello fue ratificado en una de las ponencias que el portavoz del sector privado presentó en la Conferencia Regional de la FAO realizada en Quito en marzo reciente: “Mejoramiento de las capacidades de mercadeo, comercialización y promoción del comercio. Habilitar la innovación, la tecnología y la creatividad en todos los eslabones de la producción primaria y del procesamiento de valor agregado. La utilización de tecnologías modernas como inteligencia artificial, big data, blockchain y otros instrumentos como los mercados a futuro, mejoran las habilidades de comercialización, reducen la intermediación y generan el contacto directo entre el productor y el consumidor”

Nuestro mercado es relativamente  competitivo en las 2 puntas de la cadena; más de 300 mil productores frutihortícolas en el país, cerca de 5 mil operadores mayoristas y los consumidores. En el medio tenemos cientos de miles de verdulerías , 45  mercados concentradores a lo largo y ancho del país  con variada composición. Mercado central (Gob Nacional, PBA y CABA), y otros privados, cooperativos, provinciales, municipales y mixtos.

Este suscinto panorama nos habilita a preguntarnos si esos cambios en uno de los sectores más tradicionales de la economía podrán consolidarse a futuro. Y más importante aún, si ¿el Estado deberá involucrarse para acelerarlos?

Una intervención inteligente del Estado debiera estar orientada a:

  • Incentivar el consumo de frutas y hortalizas, ya que en Argentina se consume solo un tercio de lo sugerido para prevenir el sobrepeso y enfermedades crónicas no transmisibles. Con el agravante de que está injustamente distribuido: el quinto  quintil consume un 200% más que el primer quintil
  • Fomentar el consumo saludable en los colegios y favorecer al sector a través de compras públicas inteligentes
  • Promover la asociatividad de los productores y operadores
  • Modernizar la legislación laboral que permita la regularización de numerosos trabajadores

Verduleria, frutas y verduras

Todos los antecedentes citados permiten vislumbrar  que es posible desarrollar un proyecto de fortalecimiento de la cadena frutihortícola con beneficio para el productor pequeño y mediano, la agricultura familiar, los operadores y los consumidores. Y que contribuya a una mayor transparencia y formalización y a una promoción de la producción local otorgando identidad.

El Banco Interamericano de Desarrollo postula la digitalización de las cadenas de valor a través de la adopción de tecnologías de procesos o de plataformas compartidas para facilitar la venta por internet.

Esta mayor  digitalización del sector frutihortícola  permitiría lograr  una mayor eficiencia en la dinámica de la cadena lo que se traduciría en mayor transparencia en los precios, aumentaría la competitividad y facilitaría el acceso a los consumidores .

Se debería utilizar el Correo Argentino ya que  su  estructura territorial y  capacidad instalada es un  instrumento  fundamental para desarrollar  la  logística para llegar al   consumidor.

La filosofía subyacente debe de ser la asociación pública con todos los integrantes de la cadena.

Tenemos una oportunidad histórica, dada la pandemia, de generar cambios importantes

En su propia formulación deberán participar  sus integrantes y todos los organismos del Estado involucrados en la producción, comercialización y la innovación. Y sería deseable comenzar con una prueba piloto en una provincia con producción frutihortícola relativamente importante que tenga una ciudad mediana con cinturón ve.

Existen antecedentes internacionales valiosos  en ese sentido, tanto estatales como privados  y también con seguridad organismos multilaterales como el BID que pueden estar interesados en brindar asistencia técnica en un principio y luego contribuir a su financiamiento.

Tenemos una oportunidad histórica, dada la pandemia, de generar cambios importantes, estructurales en la organización de un sector  que necesita modernizarse. Con beneficios para los consumidores, para las pymes agropecuarias, favoreciendo el consumo saludable principalmente de los sectores de menores ingresos y generando identidad con la producción local.

*Economista.