Un debate recurrente en la educación global es la crisis generalizada del sistema, acelerada con el avance de las nuevas tecnologías. Una situación que genera desde altos índices de deserción escolar hasta el aburrimiento de los alumnos en las aulas y de los mismos docentes… Kaya Henderson, ex ministra de Educación de la ciudad de Washington DC, activista y miembro de la organización internacional Teach For All, vino a Buenos Aires a contar su propia experiencia por el mundo con el fin de intentar mejorar este escenario. Ella estuvo reunida en Buenos Aires con un grupo de ministros de Córdoba, Salta, Tucumán en el marco de una reunión del grupo de trabajo de educación del G20.
La educadora plantea un cambio sistémico, porque entiende que el sistema educativo actual está obsoleto, que basa en los resultados que obtuvo cuando fue viceministra y luego ministra de Educación de Washington DC, entre 2007 y 2016: el distrito se convirtió en el sistema de escuelas urbanas que más mejoró en el país por los índices de aprobación y graduación, satisfacción de la población estudiantil y retención docente.
—¿Qué cambios propone para el sistema educativo medio?
—Lo que estuve hablando con los ministros de distintas provincias en estos días fue que para generar un impacto y un verdadero cambio hay que tener un impacto en la comunidad y reclutar líderes para que puedan llevar adelante esto. En la educación, es donde aparecen todos los problemas de la sociedad –de la economía, de la salud, de las relaciones familiares, laborales– y las escuelas supuestamente tienen que tener la capacidad de poder lidiar con todo esto… pero si vamos a preparar realmente líderes y ciudadanos que salgan listos para enfrentar el mundo debemos hacer un trabajo de coordinación comunitaria. Es decir, que en vez de capacitar gente que baje con un discurso, que la misma comunidad sea la que plantea sus necesidades y ayude en la formación de estos chicos.
—¿Cómo se pueden aplicar esos cambios?
—Los gobiernos deben trabajar más mancomunados con cámaras empresarias, otras áreas de gobierno, y ONGS. Este problema no tiene que ser pensado de manera individualista, sino que todos tenemos que apropiarnos de lo que pasa y buscarle una solución. Esto quiere decir que todos tienen que estar comprometidos también.
—¿Cómo se logra que diferentes actores actúen de manera colaborativa?
—Los problemas de los chicos no empiezan con la educación. Se tiene una idea errónea como que tiene que resolverlo todo y no es así. Pero trabajando juntos y compartiendo recursos se pueden mejorar los escenarios. Para eso hay que hacer una búsqueda en la comunidad de cuáles pueden ser los actores que se sumen a esta propuesta, que se comprometan y ver cómo podrían llegar a ayudar. Por ejemplo esta reunión del G20, en la que veinte países piensan de manera conjunta cómo resolver los problemas es una muestra de lo colaborativo.
—¿Cuáles serían los beneficios de estos cambios?
—Ahora no estamos atendiendo las necesidades de los más jóvenes, quizás solo se piensa en que puedan tener un futuro exitoso, pero hay problemas más cercanos a su realidad que no se están viendo. Por ejemplo, en Argentina hay problemas de deserción y hay muchos chicos que van a la escuela, y después en su casa tienen que hacerse cargo de tareas del hogar o hermanos menores. Depende de la escuela, cuáles son los temas más inmediatos a tratar y una vez que se atienden, se puede ver cómo enfrentarlos desde distintos puntos de vista. Además, las soluciones deben ser pensadas de manera compleja, como son esos problemas.
¿Qué es Teach for All?
Kaya Henderson es miembro y líder en la organización independiente internacional Teach for All que funciona en distintos países del mundo. En Argentina, “convoca a líderes profesionales para que se formen y enseñen a niños y jóvenes de comunidades en contextos de vulnerabilidad socioeconómica, y luego, con esa experiencia de base, continúen trabajando junto a otros líderes, desde dentro y fuera del sistema educativo”. Comenzaron su trabajo en 2009 y hoy lo desarrollan en Buenos Aires, Córdoba, Salta y Jujuy de manera asociada a más de 150 comunidades educativas logrando impactar en el aprendizaje de más de 20 mil estudiantes. En la red, participan cuarenta asociaciones independientes de todo el mundo, con la visión compartida de aumentar las posibilidades educativas en sus países.