El gobierno de Mauricio Macri acaba de pasar a una nueva fase. Superó airoso las elecciones de medio término y cumpliendo ya la mitad de su mandato, envió una serie de iniciativas legislativas que auguran insatisfacción y descontento en una porción de la población. Solo no puede pasar esas iniciativas en el Congreso, de modo que comprometió a los gobernadores en un pacto, que en principio, parece tener el apoyo de la ciudadanía.
El gobierno nacional necesita de los gobernadores para el éxito legislativo y político de sus iniciativas, los gobernadores necesitan evaluar cuidadosamente los efectos que en el corto y mediano plazo producen sus movimientos nacionales en sus territorios provinciales. No todos están en las mismas condiciones para negociar, no todos tienen una imagen que cuidar y alimentar.
Aprobación y satisfacción. Las elecciones de agosto y octubre dieron como saldo un gobierno nacional fortalecido electoral y legislativamente. Tal y como lo indica nuestra Encuesta de Satisfacción y Opinión Pública #Espop que realizamos mensualmente en la Universidad de San Andrés, el Presidente salió fortalecido representado en un 64% de aprobación, entre ambas elecciones, y con un 62% de aprobación en la actualidad.
Estos niveles de aprobación son similares a la luna de miel de enero-marzo de 2016, a pocos días de haber asumido la Presidencia. Luego de dos años, muy por debajo de esos valores con niveles cercanos al 45%, en la segunda mitad de este año recuperó el apoyo de “la gente.
Del mismo modo que en 2016, esa fortaleza se erosiona tanto por acción u omisión como por eventos que entran en la agenda, provocados por propios o extraños. Así la satisfacción con la marcha general de las cosas alcanzaba el 53% a fines de octubre y a fines de noviembre cae ostensiblemente 8 puntos, registrando un 45% similar a los porcentajes de satisfacción general promedio de 2016.
Estas aparentes contradicciones son muy precisas: después de las elecciones la satisfacción con la marcha general de las cosas cayó, aunque al mismo tiempo se mantenga de manera probablemente transitoria la aprobación del Gobierno.
La luna de miel pasa rápido: por citar solo un ejemplo, la tragedia del submarino ARA San Juan desplomó la evaluación de la gestión en defensa de 36% a 27% de satisfacción.
Iniciativas. Inmediatamente después de las elecciones de medio término, a fin del mes de octubre, el gobierno nacional fortalecido decidió impulsar una serie de medidas e iniciativas.
Por un lado, dos acciones muy decisivas: la introducción de una tarifa para el fútbol, que cuenta con un 58% de acuerdo, y una ronda de acuerdos y pactos con los gobernadores, respecto de la cual el 51% se manifiesta de acuerdo o muy de acuerdo.
Por otro lado, el proyecto de reforma laboral (40%), el cambio en la fórmula de movilidad jubilatoria (25%), así como los aumentos de servicios públicos (22%) y combustibles (15%) parecen tener muy poco respaldo en la opinión pública, por no decir un fuerte rechazo.
El núcleo central de las iniciativas políticas que el Gobierno está decidido a promover, es claro, no tienen el acuerdo de la población, pero el pacto con los gobernadores que en cierta forma hace posible avanzar con estas iniciativas parece que sí. Uno se sorprende. Habrá que estudiar con cuidado cómo evoluciona esta tensión entre las opiniones y preferencias del electorado.
Gobernadores. A propósito del rol que los gobernadores están desempeñando en la coyuntura actual, en vistas que de este grupo de actores suelen surgir los líderes políticos con proyección hacia la Presidencia, en esta ola de la #Espop analizamos el posicionamiento de éstos de cara a la opinión pública nacional. Consideramos dos indicadores: por un lado el nivel de conocimiento, por el otro el valor neto de las opiniones positivas.
El nivel de conocimiento surge del porcentaje de personas que tienen alguna opinión positiva o negativa sobre ellos, mientras que la opinión positiva neta la calculamos como la proporción de opiniones positivas sobre el total de conocimiento.
Si cruzamos ambos indicadores, como se puede ver en la gráfica tenemos un mapa de posicionamiento de los gobernadores.
Los mismos pueden ser ordenados, grosso modo, en cuatro grupos: los conocidos y con buena imagen; los poco conocidos con buena imagen; los poco conocidos con mala imagen; y finalmente los conocidos con imagen negativa.
Como resulta evidente, los mejores posicionados son los del primer grupo. Allí se encuentran, según los resultados de la encuesta de satisfacción política y opinión pública #Espop de la Universidad de San Andrés, María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Juan M. Urtubey, Juan Schiaretti y Alberto Rodríguez Saá. No hay un patrón claro. Dos pertenecen al partido principal de la coalición de gobierno, mientras que los otros tres pertenecen al principal partido de la oposición, aunque con diferente grado de acercamiento al Gobierno. Todos ellos tienen un alto nivel de conocimiento en la opinión pública y gozan de una mayor proporción de opiniones positivas que negativas.
El segundo grupo está compuesto por seis gobernadores: Alfredo Cornejo y Gerardo Morales, ambos pertenecientes a la UCR; Sergio Uñac y Gustavo Bordet, ambos del PJ; Miguel Lifschitz, del Partido Socialista, y Omar Gutiérrez del Movimiento Popular Neuquino. Estos comparten el hecho de ser relativamente poco conocidos a nivel nacional (menos del 50% tiene opinión sobre ellos) y una mayor proporción de opiniones positivas que negativas. Morales y Lifschitz podrían en cualquier momento pasar a integrar el primer grupo, ya que ambos son conocidos por más del 40% de los entrevistados.
En el tercer grupo se ubican los pocos conocidos, pero con imagen negativa como se puede ver en el gráfico. Aquí se encuentran la mayoría de los gobernadores de las provincias más pequeñas. De ellos, los más conocidos con José Manzur y Gildo Insfrán, ambos con un nivel de conocimiento superior al 40% (aunque inferior al 50%) y con una imagen positiva neta por debajo del 25%, lo que implica una imagen negativa neta superior al 75%. Es una incógnita si el aumento del nivel de conocimiento de los gobernadores de este grupo podría mejorar su imagen o empeorarla, en todo caso hay que ir caso por caso. De hecho, el único caso con un nivel de conocimiento alto e imagen negativa neta alta es el de Alicia Kirchner, con un nivel de conocimiento del 74% y tan solo 7% de imagen neta positiva.
Perspectivas. Del posicionamiento de los gobernadores resulta claro lo obvio: por ahora, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires y el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, parecen surgir como los potenciales herederos políticos del Presidente y, en el horizonte, no parece emerger un liderazgo radical que pudiera contrabalancear el poder acumulado del PRO al interior de Cambiemos. Quizás el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo es el mejor posicionado, pero la imposibilidad de reelegirse en 2019 lo condena a una potencial invisibilidad. Ajeno al mapa de gobernadores, solo el jefe de Gabinete, Marcos Peña, podría ser incluido en la lista de los herederos con un posicionamiento similar en términos de imagen y conocimiento. De todas formas, para la coalición de gobierno aún no es el momento de pensar en la sucesión. El Presidente goza de una imagen favorable y tiene un período más. No obstante, ya sea 2023 la coyuntura crítica real, no hay tiempo que perder en la carrera de posiciones.
Del lado de la oposición, del peronismo más específicamente, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti es hoy por hoy el mejor posicionado. No obstante, no parece ser, al menos por el momento, el tipo de liderazgo que pueda articular al archipiélago de dirigentes y agrupaciones peronistas. Los gobernadores de Salta y de San Luis también enfrentan el mismo dilema, aunque el primero más cerca de Cambiemos y el segundo más cerca en la actualidad de la ex presidenta. La mayoría de los gobernadores en la actualidad o bien no gozan del respaldo de la opinión pública o bien no son conocidos lo suficiente más allá de las fronteras de sus territorios. Quizás los noveles gobernadores de San Juan, Sergio Uñac, y de Entre Rios, Gustavo Bordet, se preparen para saltar a la liza nacional, expresando al mismo tiempo un aire de renovación política y generacional, con una opinión pública muy favorable en el caso del primero y una incógnita en el caso del segundo.
El posicionamiento de cada actor depende en parte de las decisiones que toman o dejan de tomar. Pero enfrentan paradojas. La tensión existente en la opinión pública entre estar de acuerdo con el pacto fiscal con los gobernadores y el de-sacuerdo con las medidas objeto de ese pacto es una de ellas. Además, un Poder Judicial que no goza del favor de la opinión pública (72% de opiniones negativas) dirimirá también en algunos casos el prestigio de algunos y el desprestigio de otros actores políticos. El papel del Poder Judicial debe ser objeto de otro escrutinio en profundidad, pero no puede ser soslayado, ya que de la satisfacción o insatisfacción de los ciudadanos y del prestigio que gocen los diferentes actores políticos están hechos los posibles escenarios futuros.