Accidente nuclear nivel 7. Tanto la explosión del reactor en Chernobyl (ex Unión Soviética, hoy Ucrania) hace 29 años como la de Fukushima Daiichi (en la costa de Japón) hace apenas cuatro, alcanzaron el máximo nivel de radiactividad. Pero esto no detuvo, en el mundo ni en la Argentina, la construcción de centrales que utilizan el uranio para generar energía nuclear y abastecer de electricidad a numerosas poblaciones. Atucha I y II y Embalse, en Argentina, son dos ejemplos de ello. Y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ya anunció que para el segundo semestre de este año se iniciará la construcción de Atucha III mientras el gobierno avanza en la concreción de acuerdos sectoriales con China para la construcción de otras dos centrales nucleares.
“En Chernobyl hubo envejecimiento de la central, que era parte de la Unión Soviética, con una combinación de fallas humanas y en los sistemas, con sobrecalentamiento en la burbuja. En Fukushima fue más inusual, porque hubo un accidente natural importante, un terremoto: todo sucedió en ese complejo cercano al mar, que sufrió un tsunami”, explica el doctor en Física Osvaldo Civitarese, investigador superior del Conicet y profesor titular con dedicación exclusiva en el Instituto de Física de la Universidad Nacional de La Plata. “Se puede diseñar un martillo, pero si lo uso mal me puedo romper un dedo, y si lo uso bien, puedo clavar un clavo. El tema es seguir los protocolos”, ejemplifica Civitarese.
La necesidad de una matriz. Según datos de la Secretaría de Energía de la Nación, la matriz energética está compuesta en más de 80% de hidrocarburos, y tanto la energía nuclear como otras más limpias (hidroeléctrica, eólica, solar) ocupan porcentajes menores. Francia, por ejemplo, tiene 80% de la matriz energética basada en la energía nuclear.
La pregunta que persiste es si hoy las centrales nucleares son seguras y si la producción de esta energía, más allá de su costo, es un factor de contaminación.
“La energía nuclear juega el papel de una proveedora de la tecnología de base en la matriz energética. Hay diversos factores conceptuales a tener en cuenta. En la matriz energética hay que abastecer al consumo de base y también los picos de consumo”, explica Civitarese. Para ello, es clave disponer de distintos tipos de energía. “Lo segundo es adonde va a parar la energía que se produce. Las centrales nucleares se tratan de ubicar en la periferia de sectores poblados, como en Atucha o Córdoba en nuestro país. El tercer elemento es qué cantidad de personal requiere la central, cómo se lo prepara y cómo se lo entrena. El cuarto elemento es cómo se inserta el ciclo nuclear en el contexto científico del país”, detalla Civitarese.
“En el caso argentino, durante mucho tiempo la Argentina tuvo como meta desarrollar el ciclo desde la prospección de los materiales nucleares (uranio), tratamiento, fabricación del combustible, diseño y construcción de plantas, y modernización del material adecuado. Lo que está desacoplado es quién transmite la energía y quién la vende, que puede ser público o privado”, aclara el académico. Se trata de tener opciones que permitan que no haya desabastecimiento energético. “Puede haber una sequía que afecte al sector hidroeléctrico y que el proveedor nuclear sea el alternativo, manteniéndose siempre en estado de stand by”, ejemplifica Civitarese.
Más allá de los acuerdos políticos realizados por el gobierno de Fernández de Kirchner con sus pares chinos y rusos, por centrales que recién se finalizarían no en el gobierno siguiente sino en el próximo, la agenda nuclear excede esta coyuntura.
“Es una energía competitiva a nivel mundial, somos líderes en América Latina vendiendo reactores a otros países”, detalla Emilio Apud, ingeniero, consultor privado y actualmente consultor en temas energéticos de Mauricio Macri, quien fue secretario de Energía en 2001 y forma parte del grupo de ex secretarios de Energía que plantean el establecimiento de políticas públicas para el sector energético sin distinción de partidos políticos. “No se puede apostar todo a Vaca Muerta”. “En la Argentina, la energía eólica no existe, también hay mucho por hacer en energía solar con tecnología para que pueda hacerse”.
Lo nuclear y los residuos. El grupo de ex secretarios presentó a todos los candidatos a presidente una propuesta de políticas públicas a la que, excepto Daniel Scioli, todos adhirieron. Y esta propuesta incluye un punto referido a la energía nuclear. “Por ley especial del Congreso, se determinarán los objetivos del Plan de Construcción de Centrales Nucleares en base a las necesidades energéticas proyectadas y a criterios técnicos, económicos y ambientales”, dice.
“Esto no tiene nada que ver con los acuerdos con China y Rusia, a los que nos oponemos porque no obedecen a ninguna de estas condiciones. Uno es con agua pesada y el otro con uranio enriquecido. El acuerdo ya se firmó y ahora va a venir el contrato, con otra central de la que no sabemos la factibilidad financiera ni la tecnología”, alerta Apud.
Uno de los factores que no tienen resolución aún es el contaminante. Martín Prieto, director ejecutivo de Greenpeace Andino, que incluye a Argentina, Chile y Colombia, alerta: “No sirve para uso de gran porte, es una energía contaminante y sucia”. Prieto, que llama a la Patagonia el “Kuwait de la Argentina”, propone aprovechar el viento para la generación energética, que son renovables y limpios.