Es infrecuente por demás que el mercado editorial argentino apueste por un libro compuesto principalmente por fotografías, no sólo por tratarse de un grupo de lectores más reducido, sino también por los mayores costos –sobre todo en la calidad del papel– y en el consecuente aumento del precio. El libro de arte, como se lo suele denominar, es escaso en la industria editorial argentina –no así en la internacional, donde tiene su propio mercado, como lo demuestra la alemana Taschen–, y en ese sentido ya de por sí resulta un motivo de festejo que Editorial Planeta se haya jugado a publicar Manal, en vivo en Red House, registro fotográfico de la reunión de la mítica banda de rock.
Surgido en 1967 y disuelto sólo cuatro años más tarde, el grupo compuesto por Alejandro Medina (bajo, voz y teclados), Claudio Gabis (armónica, guitarra, piano y órgano) y Javier Martínez (batería y voz) tuvo tiempo para dejar una huella indeleble en la historia del rock nacional, con temas memorables como Jugo de tomate frío. El trío volvió a reunirse en 1980 sólo para hacer una serie de conciertos en Buenos Aires y el interior del país, y editar el disco Reunión. Tuvieron que pasar 34 años para que, el 1 de octubre de 2014, se produjera uno de los reencuentros más esperados. Este se dio en el escenario de Red House (el club de rock y blues de la productora La Roca), una presentación privada, sin localidades a la venta y sólo para festejar la inauguración del local de Jorge “Corcho” Rodríguez.
Como dice el mismo Rodríguez en el prólogo del libro, “Reunir y grabar a Manal no hubiese sido suficiente si no plasmábamos toda la intimidad del encuentro en un libro. Pero no cualquier libro, sino este libro, que fue realizado con el mayor cariño y respeto que todos nosotros sentimos por tres artistas gigantes que han dejado su impronta marcada en varias generaciones a través de cincuenta años. En un mundo digital, tecnológico y fugaz, este libro perdurará en el tiempo con la nobleza de la tinta y el papel, transmitiendo a futuras generaciones lo ocurrido en los ensayos y la grabación durante siete días en Red House. La mirada respetuosa de Néstor Díaz, fotógrafo, diseñador, músico y amigo mío por más de treinta años, supo registrar todos los momentos sin interrumpir la intimidad ni el clima que se vivió y, sobre todo, sin perder su admiración por quienes, al igual que a mí y a muchos más, nos han mostrado el camino de la ética creativa y el compromiso con nuestra libertad de pensamiento”.
El show exclusivo tuvo un repertorio compuesto por Informe de un día, para que desfilaran clásicos como No pibe, Avenida Rivadavia, Para ser un hombre más, Avellaneda Blues y Una casa con diez pinos. Cuando llegó el turno de Doña Laura, tuvieron un invitado de lujo: Chizzo Nápoli (La Renga). El final fue, como no podía ser de otra manera, con Jugo de tomate frío. Porque la tierra que da la vida da un tiempo para decidir.